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¿Es "Dune" el Santo Grial de la ciencia ficción?

Es uno de los proyectos de ciencia ficción más ambiciosos de la última década. También, uno con las mayores posibilidades de derrumbarse bajo el peso de su legendaria herencia. La historia de Frank Herbert es el núcleo medular de buena parte de las grandes épicas de ciencia ficción de los últimos cincuenta años. También, una saga monumental, considerada imposible de adaptar. ¿Pudo Denis Villeneuve vencer el reto? Sí y no 

"Dune"
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Una de las cosas más sorprendentes de la adaptación de “Dune”, dirigida por Denis Villeneuve, es su capacidad para extenderse en todas direcciones como una oleada colosal de información. Si en “Arrival” (2016) y en “Blade Runner 2049” (2017), la noción sobre lo extraordinario estaba en los grandes silencios y los pequeños detalles, en esta ocasión Villeneuve toma la acertada decisión de crear lo que tiene toda la ambición de ser una obra magna que englobe a la ciencia ficción como lenguaje.

Por supuesto, es una empresa osada e incompleta. “Dune” ha sido un éxito de taquilla, pero todavía no está del todo claro si habrá una segunda parte para completar la narración. Tampoco, si tal y como espera el director, la franquicia emule a la saga literaria y se convierta en un estándar para comprender la amplitud de la historia que narra.

Con todo, es evidente que Villeneuve tomó la decisión de seguir a pesar de la incertidumbre y contar lo mejor que pudo una historia que trasciende el hecho de un fenómeno de masas o una abultada boletería. Eso, en una época en la que el dinero es el principal factor para la producción del cine y más allá, el motivo por el cual se sostiene la creación de cualquier propuesta.

“Dune” llega en el pináculo más alto del género de superhéroes. Y de los remakes interminables, reboots y secuelas. Llega, además, con un lenguaje que no es sencillo para un público habituado a otro ritmo y a otro discurso en la ciencia ficción. Desde sus paisajes crepusculares y melancólicos, hasta la estética fría y lenta que desmenuza el bien y el mal en símbolos cambiantes, “Dune” es más experimental de lo que parece. Pero también es una pequeña obra de arte sobre el tiempo, la lucha por ideales difusos y la búsqueda de la identidad.

Además, es un film que retoma todos los lugares de un género que durante la última década se ha visto invadido y contaminado por tantos otros. Como la épica argumental y visual que es, conoce sus límites. Pero también, redimensiona el poder que la sostiene como un film disruptivo y doloroso en toda su rareza. Diez años atrás, Dune habría desconcertado. Quizás, a una década en el futuro provocará curiosidad. Ahora mismo, es un recorrido por un paisaje intermedio en que todos los símbolos de lo apoteósico de la ciencia ficción. Una epopeya que bien podría quedar inconclusa y conservar toda su grandeza.

El peso del actor

Un héroe que debe vencer dolorosas dificultades para alcanzar la redención. A Frank Herbert –autor de la novela Dune– esa premisa le supo a poco y decidió hacerla más disruptiva y extraña. De hecho, el Paul Atreides de Timothée Chalamet es un héroe que nació con la conciencia de que lo será. O mejor dicho, sabe que su futuro será extraordinario.

El director Denis Villeneuve tomó al joven héroe de Herbert y le separó por completo de otros tantos parecidos, para dotarle de una rara ambigüedad. La misma que en el libro le hace una especie de rareza en medio de un mundo de por sí peculiar. El guion, escrito por Villeneuve, Eric Roth y Jon Spaihts, reflexiona sobre la misión, el destino y el origen de Paul desde una óptica extraña. No se trata de sus capacidades (probadas y exigidas), sino de la forma como la película especula sobre su poder a futuro. Una mirada sustanciosa que abre la posibilidad (tal y como lo hizo en el libro) de que el personaje sea más que un hombre que encontrará la redención, incluso si no sabe que la necesita o trata de encontrarla.

"Dune"

Pero “Dune” también es una mirada al cosmos y sus posibles habitantes basada en la mitología clásica y los arquetipos sobre el valor y la esperanza. Un evidente subtexto político y de reflexión filosófica. No es la primera vez que temas semejantes se tocan en el cine y ese sea quizás el lastre que lleva a cuestas “Dune”, que llega con toda su cualidad de pionera cuando todos sus tópicos han sido desmenuzados uno a uno.

Hay algo levemente arcaico en la forma en que Villeneuve recrea lo asombroso para dar un lugar en medio de todo tipo de estratagemas acerca del poder y las trampas veladas que esconde. Por supuesto, Villeneuve sabe que esta es una obra de personaje y como tal, le brinda un peso considerable no solo a sus tránsitos interiores sino a su relevancia como algo más elaborado.

Si Paul es el símbolo de la esperanza, su padre el duque Leto Atreides I (Oscar Isaac), es una mirada oscura y pesarosa sobre el pasado y las consecuencias de los manejos políticos. Sin duda, Frank Herbert tenía la intención de brindar a su historia de un aire monumental: el llamado Duque Rojo tiene la capacidad de unir los hilos de un argumento que se extiende como una oleada de información compartimentada.

"Dune"

La actuación de Isaac sorprende al conjurar todos los elementos del personaje literario en un animus de profunda humanidad. La dureza de un hombre habituado al trato con los líderes que le superan en poder y a la vez, convertirse en líder sin desearlo o incluso esperarlo. El actor crea un personaje que basa su oscuridad y brillo interior en el contraste, la belleza y el temor que se anudan en su mirada hacia el futuro. ¿Sabe el Duque Leto que su casa está sentenciada? Puede que la trampa sea evidente y la traición inminente, pero el Leto de Isaac tiene una dignidad melancólica que sostiene un discurso silencioso sobre la verdadera esencia de lo poderoso.

Por otro lado, la Dama Jessica de Rebecca Ferguson, evade explicaciones sencillas. De hecho, la miembro de las temibles Bene Gesserit -suerte de brujas chamanes dentro de la mitología de Dune- es el centro de una serie de hilos argumentales que Villeneuve desarrolla a conciencia y pule a medida que el personaje debe contar poco a poco no solo su historia, sino también la de su familia. ¿Quién es esta mujer poderosa, implacable, inquietante y a la vez, capaz de ser un enigma inexplicable? Ferguson borda a la esposa y a la Bene Gesserit con una rigidez corporal que contrasta con sus rápidas maquinaciones intelectuales. Junto con el Duque Leto, es el centro de gravedad de un recorrido por hilos tan antiguos como invisibles. Para bien o mal, la pareja es el primer paso hacia un futuro en sombras. Para bien o para mal, ambos los saben. Para bien o para mal, la Dama Jessica y Leto van de la mano hacia la oscuridad.

Lo mejor de Villeneuve

La saga Dune del escritor Frank Herbert es quizás la inspiración más relevante para docenas de obras célebres de la ciencia ficción. Claro está, la obra de Herbert no es la única influencia en el vasto mundo del género en la actualidad. Pero sí se trata de la más elaborada y consistente. Desde series de ciencia ficción como Flash Gordon hasta las brillantes elucubraciones de Ridley Scott sobre la existencia y la connotación de lo efímero, la obra de Frank tiene una influencia directa en la forma de elaborar y analizar los hilos narrativos de un género cada vez más complejo y robusto.

Villeneuve toma el ejemplo y mezcla con éxito mitología clásica, el monomito Campbell y concepciones universales sobre el heroísmo, la corrupción del poder y la búsqueda de justicia, en un guion que podría derrumbarse con facilidad debido a su considerable cantidad de elementos, pero que basa su efectividad en un discurso condensado de ideas y planteamientos que se delinean de forma sofisticada.

Buena parte de la historia que llega a la pantalla es una reinvención directa del clásico del que procede. Pero también es una celebración a la ciencia ficción en estado puro. La búsqueda de respuestas entre lo humano y lo desconocido que se entretejen entre sí para crear algo más oscuro, retorcido y poderoso. Pero a la vez, la esperanza siempre está allí. Entre sueños (es una película cargada de referencias oníricas y presagios inquietantes), entre la consumación del destino, y en especial, de un largo trecho hacia un debate emocional. Con una huella perenne en toda la historia del cine incluso antes de su filmación, “Dune” de Denis Villeneuve es una celebración medular al asombro. Y es una película sincera que muestra sus secretos con elegancia.

¿Se trata del Santo Grial de la ciencia ficción? Es pronto para decirlo. Pero lo que sí es evidente, es que este gran universo en expansión es ya un triunfo visual, argumental y sensorial. Una aventura que podría terminar con su asombrosa escena final y aun así, pasar a la historia del cine.

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