El cortejo fúnebre con las cenizas del cantante y compositor, que murió en Santa Mónica (Estados Unidos) de un infarto a los 66 años, llegó a las 16.20 horas locales (21.20 GMT) al palacio, considerado el principal recinto cultural del país, en el Centro Histórico de la ciudad.
La Avenida Juárez, donde está Bellas Artes, la aledaña Alameda Central y varias calles próximas se llenaron de fanáticos del autor de «Amor eterno», ansiosos por pasar frente a los restos del artista, en el vestíbulo del palacio para darle su último adiós.
En Bellas Artes esperaron la urna con las cenizas el secretario (ministro) de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, y otras autoridades y personalidades del mundo del espectáculo.
También estaba una banda de mariachis con trajes de un tono azul eléctrico, escogido seguramente en memoria de un artista al que siempre le gustó combinar vistosos colores con las vestimentas tradicionales del charro mexicano.
Tras partir en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana desde Ciudad Juárez, la localidad en que se crió el cantante y escenario el pasado fin de semana de varios homenajes, los restos mortales del cantante llegaron a Ciudad de México cerca de las 14.15 horas locales (19.15 GMT).
Las cenizas fueron llevadas en un coche fúnebre flanqueado por una docena de vehículos y similar número de motocicletas por las calles de Ciudad de México, en un recorrido que fue más lento de lo esperado porque fue acompañado por muchas personas apostadas a la orilla de la vía.
A pocos kilómetros de alcanzar su destino, se desató una intensa lluvia en el Centro Histórico de Ciudad de México, una circunstancia destacada por los reporteros de radio y televisión que retransmitían los actos de homenaje.
«El cielo llora a Juan Gabriel» fue uno de los comentarios de los periodistas, en una tarde llena de emociones que se prolongarán hasta el martes para permitir que todos los ciudadanos que lo deseen se aproximen a homenajear al «Divo de Juárez».