Opinión

¡Esto también pasará!

Ricardo Adrianza nos recuerda que esa sencilla pero poderosa frase, "esto también pasará", ayuda a tomar conciencia de la transitoriedad de los acontecimientos, lo que disminuye el sentimiento de ansiedad

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Esta frase que luce tan sencilla, «esto también pasará», en la práctica tiene un significado muy potente. Más aun, en el justo momento por el cual atravesamos la inmensa mayoría de la población mundial.

Hoy en la quietud de mi hogar revisando lecturas olvidadas, me he tropezado con un antiguo relato sufí -muy propicio para el momento que vivimos- que pone de manifiesto el poder invisible que encierra esta sentencia que uso como título a este escrito.

Cuenta la leyenda que una vez un rey, cuya existencia oscilaba entre la felicidad y el abatimiento, hizo llamar a un sabio con el deseo de que éste le diera la fórmula para sumar equilibrio, serenidad y sabiduría a su vida.

El sabio, semanas después, entregó al rey un anillo de oro en el que se encontraba grabada la frase: esto también pasará y recomendó, que ante cualquier acontecimiento -bueno o malo- leyera la frase inscrita en el anillo. De esa forma: “estarás siempre en paz”, le dijo. Con ello, invitaba al rey a tomar conciencia de la transitoriedad de los acontecimientos, lo cual haría disminuir su identificación con las formas y el sentimiento de ansiedad.

Es así como este sencillo relato nos invita a la aceptación y nos recuerda que cuando aceptamos, existe una comunión entre la mente y el alma. Quedamos en mejor disposición para disfrutar las pequeñas cosas que se nos presentan a diario, mejor aún, el disfrute pleno de lo que hacemos y poseemos en el momento presente.

Imagínate evocar estas palabras en momentos de angustia. Imagina despertar cada día e incorporar en tu agenda este mantra. Sin pretender que veas esto último como un código religioso, recordar esta frase representaría un freno a la desesperación y nos alentaría a tomar control consciente del contexto, de nuestro día y del justo momento en el que nos encontramos.

Nos ayuda a pensar mejor y cuando esto sucede, tenemos mejores emociones. Nos ayuda a superar las angustias, y más importante aún, anclar la situación en un lugar que podamos controlar. Cuando lo hacemos, podremos reconocer el peor pronóstico posible, y en ese punto, descubrimos múltiples opciones y soluciones para enfrentar las sensaciones que nos deja esta calamidad.

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Muchos pensarán que estas palabras mutilan el disfrute propio de un momento de felicidad; sin embargo, tienen un propósito simple y profundo, que nos permite abordar con humildad la vida y entender que está llena de pasajes transitorios que se asoman en nuestro camino para dejarnos un aprendizaje.

La vida es una experiencia maravillosa. Está llena de altibajos: éxito y desilusiones, prosperidad y desgracia. Pero solo depende de nosotros ver cada experiencia con una visión amplia y evitar que en momentos de prosperidad nos empuje a la extravagancia, o que la desilusión nos empuje a la depresión. Con esa mirada muy firme en la mente, podemos aprender a moderar nuestras reacciones, con el consecuente beneficio en nuestro trajinar diario motivado por el confinamiento.

En definitiva, esta frase nos invita al desapego, a mirar nuestros problemas desde un lugar más elevado que nos da el poder de escapar de las trampas que episodios adversos como este nos presenta en el camino de la vida. Te invito a mirar este episodio como una oportunidad de reflexión, obligada pero necesaria, porque al final, como todo en la vida: ¡Esto también pasará!

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