Opinión
Conforme se prenden las alarmas en los mercados financieros debido a que las reservas en dólares del BCV se agotan aceleradamente y aumentan las probabilidades de que Venezuela no pueda pagar la deuda externa, el gobierno apura el paso liquidando a precio de gallina flaca un conjunto de activos de la nación para hacerse con unos dólares e incorporarlos a esa maquinaria de tragar divisas que es el control de cambio. Ciertamente, la mayoría de quienes tienen bonos venezolanos están asumiendo que el gobierno se está quedando sin fondos en moneda extranjera y que los compromisos de pago, pronto a vencerse, no podrán ser honrados con lo que se entraría en una situación de incumplimiento de pago, con todo lo que ello implica. Así, urgido de caja, recientemente el gobierno de Maduro hipotecó buena parte de las reservas de oro del BCV, negoció con el Fondo Monetario Internacional una porción importante de sus haberes en esa institución y ahora anda desesperadamente buscando dos préstamos con China y Rusia para alimentar las arcas deficitarias de PDVSA, empresa ésta a quien ni a US$ 200 el barril de petróleo le es suficiente para cuadrar sus cuentas.
21 jun 2015
13:30 PM