Opinión

Experiencia Sidma: una competencia de baloncesto muy diferente

Experiencia Sidma es una competencia sobre arbitraje comercial, método alternativo de resolución de controversias, que pone a prueba el conocimiento de leyes de los futuros abogados de Venezuela. Aquí te contamos cómo fue su última edición

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La semana pasada en Venezuela se vivió una competencia sobre baloncesto muy diferente a la Súper Liga. Hubo alegría, tristeza, llanto, euforia, y hasta momentos dignos de fair play. La particularidad es que se enfrentaban futuros abogados en una disputa que simulaba un arbitraje comercial con un caso de derecho del deporte, llamada Experiencia Sidma.


Experiencia Sidma es una competencia sobre arbitraje comercial, método alternativo de resolución de controversias, organizada por el Centro Empresarial de Conciliación Arbitraje (CEDCA), aliado de Venamcham, que este año tuvo la oportunidad de presentar un caso de derecho del deporte realizado por el escritorio jurídico que representamos Carrero & Quintero, y cuya competencia estuvo patrocinada por los escritorios Baker McKeinze y Dentons.

El arbitraje comercial es un método de resolución de controversias alternativo al acudir a tribunales judiciales, generalmente más rápido, más económico y con jueces regularmente especializados, no solo en derecho, sino en las materias en discusión.

El caso hipotético a defender en la competencia versaba sobre el incumplimiento de un contrato entre un agente de baloncesto español que firmaba un contrato de representación con un jugador de baloncesto americano. Luego que el agente consiguiera varios contratos de trabajo y con patrocinadores, el atleta, en el caso hipotético, decidía no pagarle. Aunado a esto, el jugador también terminaba el contrato con el agente en virtud de que el mismo había perdido su licencia FIBA, ya que una institución muy parecida a la OFAC, pero de un país europeo inexistente, lo había sancionado.

En el anterior contexto, el agente decide demandar al jugador en una federación venezolana de baloncesto hipotética, que tenía una cláusula de arbitraje para apelar ante el Centro Empresarial de Conciliación Arbitraje (CEDCA). Así las cosas, los estudiantes de diferentes universidades debían responder las siguientes preguntas: ¿La apelación es válida? ¿Qué derecho se aplica? ¿Debe pagársele al agente por los contratos conseguidos? ¿La ruptura contractual fue válida? y, ¿se le debe aplicar al jugador la cláusula penal?

La Universidad de los Andes, Universidad Bicentenario de Aragua, la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Católica del Táchira, La Universidad Central de Venezuela, la Universidad Metropolitana, la Universidad Monte Ávila y la Universidad Rafael Urdaneta, conformaron trece equipos de estudiantes que combatieron con mucha valentía en esa competencia. Todos ellos fueron evaluados por los mejores abogados de Venezuela, que fungieron de árbitros.

Se presentaron encuentros inolvidables y finales adelantadas. Quizás uno de los duelos más interesantes fue cuando uno de los equipos de la Universidad Rafael Urdaneta enfrentó a la UCAB, que estaba conformada por un solo un integrante, ya que sus compañeros lo abandonaron. Este chico se defendió con un nivel legal altísimo contra el que sería, al final, campeón de la competencia. Los árbitros preguntaron por más de una hora y media a ambos bandos.

La representación de URU, UCV, UNIMET y UCAB demostraron un gran nivel en la competencia. Y el fair play se presentó cuando cada equipo reconoció el trabajo de su contrincante. El vencedor de la competencia, como comentamos, resultó ser la Universidad Rafael Urdaneta; el segundo lugar fue para la UCAB, que ganó el premio a mejor equipo en Audiencia. Los premios al mejor escrito de demandante se lo llevó la UNIMET y a mejor escrito de contestación fue para la UCV. El galardón a mejor orador fue para Giuseppe Mazzocca de URU, quien también se llevó el premio al Fair Play junto a Alejandro Ramírez por esa gran demostración de caballerosidad luego de la audiencia que mantuvieron.

Fue una experiencia inolvidable, los futuros abogados lucharon como atletas aficionados solo con el interés de mostrar sus conocimientos, entregando todo lo que tenían. Eso nos recordó a los juristas venezolanos, que a pesar de nuestra situación, que nos lleva a cuestionar la importancia del estudio de las leyes, realmente vale la pena luchar por unos muchachos que representan la esperanza de un futuro mejor, uno nuevo y diferente para Venezuela.

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