Internacionales

Fieros combates en el último reducto en Siria del Estado Islámico

Las fuerzas kurdo-árabes libraban  encarnizados combates contra los yihadistas del Estado Islámico que defendían su último reducto en Siria, en el segundo día de la batalla para terminar con el califato autoproclamado por esta organización ultrarradical.

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Foto: AFP

Tras un ascenso fulgurante en 2014 y la proclamación de un «califato» entre Irak y Siria, el grupo Estado Islámico fue perdiendo territorio, y esta última batalla marca el principio del fin territorial del grupo yihadista.

Rodeados desde hace semanas en su último bastión en la provincia oriental de Deir Ezzor, en Siria, los últimos combatientes del Estado Islámico se atrincheraron en túneles, en medio de un océano de minas, en la periferia este del pueblo de Baghuz, en la ribera oriental del Éufrates, no muy lejos de la frontera iraquí.

Las Fuerzas Democráticas Sirias, punta de lanza en la lucha anti-Estado Islámico en Siria, lideran esta última batalla para sellar el fin del califato de la organización yihadista, acusada de perpetrar crímenes contra la Humanidad y múltiples abusos.

«En estos momentos se están produciendo intensos combates», afirmó un responsable de las FDS, que pidió el anonimato. Estas fuerzas controlan la mayor parte de Baghuz.

«Nuestras fuerzas avanzan por dos ejes y progresaron cerca de un kilómetro» en una zona tampón que los separa del reducto yihadista, agregó.

Tres miembros de esa fuerza kurdo-árabe resultaron heridos, indicó otra fuente de las Fuerzas Democráticas Sirias.

El último bastión del Estado Islamico se resume a unas cuantas casas ubicadas al lado de un campamento informal.

¿’Sorpresas’?

«No podemos fijar un calendario para esta batalla, dos semanas, tres semanas o una semana, esto dependerá de las sorpresas que vayamos encontrando en el camino», afirmó Adnan Afrin, portavoz de las FDS.

«Quienes no se entreguen, su destino será la muerte», agregó.

En un video compartido este sábado por la alianza kurdo-árabe, unos hombres armados parecían elegir dónde vivir en un edificio abandonado.

En otro vídeo difundido la víspera, unos combatientes avanzaban por la oscuridad con el ruido de tanques y disparos de fondo.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos confirmó el sábado el avance de las fuerzas antiyihadistas sobre el terreno.

«Aún así, quedan todavía numerosos túneles y yihadistas armados con cinturones explosivos», según un comandante sobre el terreno, que afirmó esperar que se produzcan numerosos ataques suicidas.

«Para resistir, el Estado Islámico cuenta con sus francotiradores, bombas y minas», explicó.

Apoyadas por una coalición internacional antiyihadista dirigida por Estados Unidos, las Fuerzas Democráticas Sirias, implicadas desde septiembre en esta ofensiva contra el último reducto del Estado Islámica, tuvieron que suspender sus operaciones hace más de dos semanas para proteger a los civiles.

Miles de personas, sobre todo -mujeres y niños, abandonaron el lugar desde entonces. Desde diciembre, unas 53.000 personas, incluyendo más de 5.000 yihadistas, dejaron el sector, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

El jueves, un portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias, Mustafa Bali, afirmó que los civiles que seguían dentro no querían irse, según explicaron algunos civiles evacuados.

Si se descubrieran más civiles retenidos por el Estado Islámico, el asalto en curso podría interrumpirse.

Clandestinidad

La gran mayoría de los evacuados son transferidos al campo de desplazados de Al Hol, en la provincia de Hasaké, más al norte, donde viven hacinados en condiciones que las ONGs calificaron de difíciles.

La ONU advirtió: «Se necesitan urgentemente más tiendas, víveres, agua, equipos sanitarios y médicos».

Una pérdida del reducto de Baghuz conllevaría el fin territorial del califato del Estado Islámico, pero el grupo ya ha empezado a organizarse clandestinamente. Sus combatientes huyeron al desierto sirio, que se extiende desde el centro del país hasta la frontera iraquí y siguen perpetrando atentados mortales.

Según Adnan Afrin, el califato desaparecerá geográficamente con el fin de Baghuz, pero ideológicamente y con las células durmientes, esto no será el fin.

Además, sin un compromiso antiterrorista constante, al Estado Islámico le bastarían entre 6 y 12 meses para iniciar un resurgimiento, advirtió hace poco el ejército estadounidense.

La guerra en Siria, desencadenada el 15 de marzo de 2011 a raíz de unas manifestaciones prodemocracia, ha ido ganando complejidad a lo largo de los años con la implicación de varios actores y ha dejado más de 360.000 muertos y forzado a millones de personas a dejar sus hogares.

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