Cultura

FOTOS | La brujería se muestra sin retar a los santos ni a la noche

La oscuridad es de temer cuando no se sabe lo que oculta. Y en Venezuela, la brujería la practican muchos, pero pocos la toleran. El miedo a lo desconocido a veces es más grande que el respeto a las creencias que prosperan a poca luz.

Publicidad
Fotografías: Andrea Hernández

Solo los iniciados y unos pocos curiosos saben que los rotulados de muchos autobuses que recorren las carreteras del país no son los nombres de los hijos de sus conductores, sino los nombres de sus santos. Oshún, Ogún y Yemayá protegen a sus hijos desde las ventanas traseras de los vehículos y de vez en cuando, los acompaña un «en tu honor» o un «tu envidia me fortalece».

Es viernes, día en el que se celebra la ceremonia Mano de Orula de la religión de Ifá, una de las que llaman “brujería”. El babalawo Luis Veloz abre la puerta de un taller mecánico y guía a un grupo de personas por unas escaleras. Parece que el sitio estuviese en remodelación, pero a la vez no. Simplemente lo dejaron así, sin acabados y con los materiales de construcción todavía recostados en las paredes. En el último piso, los recibe un altar de santos, velas y cajas.

002_ManoDeOrula_Santeria

Obetumaco

Veloz –llamado Obetumaco por sus ahijados– asegura que “brujería” es la palabra que se le asignó a varios cultos que lidian con los muertos, los espíritus y los santos. También afirma que muchos piensan que el espiritismo, el Palo Mayombe y la santería son lo mismo. La ignorancia envuelve estas creencias en un manto grueso, lamenta. El piar de unas aves que no se ven por ningún lado se intercala con las palabras del sacerdote.

Si se habla de una de esas religiones es necesario hablar de las demás. Veloz explica que para ser babalawo o sacerdote de Ifá (el dios de su religión) se debe pasar primero por el espiritismo y tratar con los espíritus; luego se debe intimar con los muertos del Palo Mayombe; y, por último, con los santos en la santería. 

002_ManoDeOrula_Santeria

A partir de ese punto, si el santo lo permite, solo los hombres pueden pasar a ser sacerdotes de Ifá, que, según Veloz y sus acólitos, es la religión más antigua del mundo y proviene de la cuna de la humanidad: África.

Los esclavos provenientes del oeste del continente madre, específicamente la tribu de los yoruba, importaron la Regla de Osha-Ifá. Es esa deidad a la que se le ha organizado un pequeño altar en el último piso del taller mecánico.

Mano de Orula

Es el primer día de la Mano de Orula. Dura tres y termina siempre el domingo. Un grupo de seis personas espera en silencio mientras los babalawos terminan los preparativos del ritual. Se escucha piar a un pollo.

Esa ceremonia es una de las que más practican y sirve para determinar cuál orisha (o energía de la naturaleza) es el ángel de la guarda de cada uno. También les revelan una parte de su destino, les dan consejos y recomendaciones. Durante la parte más importante de ese rito se les fija hasta qué escalafón de la religión pueden llegar.

004_ManoDeOrula_Santeria

Enyersson Páez, de 23 años, cuenta que él fue en la búsqueda de más sabiduría. Se inició a los 13 en esa religión y no la suelta porque cree con fervor en sus poderes. Los ha visto en acción: hace cuatro años, su mamá casi fallece de un paro respiratorio y él prometió una fiesta a Eleguá si se salvaba. Cuando la dio por muerta, el médico que la trataba salió de la habitación para contradecirlo: la señora vivía. Mes y medio después celebró una fiesta tan buena que ni los tamboreros se querían ir.

Aunque no todo es fiesta y rumba “esta es una religión muy bella”, dice Eli de Mendoza, de 48 años. La religión de Ifá se trata del balance y de seguir las reglas. Ella fue iniciada hace 25 años y nunca se ha decepcionado. Le pidió una casa a Oshún y este se la dio. Asistió a la ceremonia para acompañar a su ahijada o protegida, Yulimar Bracamonte, de 38, quien pide conocimiento y protección a Ifá.

Los difuntos le ordenaron a Alejandro Prato (43) que se hiciera la Mano de Orula. Practica el Palo Mayombe desde hace 12 años y tiene dos rayaduras –o dos muertos que lo guían. Coincide con Veloz en que existe un sincretismo inevitable entre sus religiones. Es el más veterano entre los que recibirán los santos, pero necesita ayuda para moverse en el pequeño espacio de la habitación porque hace tiempo que perdió la vista.

005_ManoDeOrula_Santeria

Entre la moda y la lógica

En un mareo de cantos africanos, azotes (limpiezas) con gallinas, palomas y pollos, unos «arrodíllate» o «cierra los ojos» y escupitajos de anís, cuatro personas recibieron la Mano de Orula en la platabanda iluminada de un taller mecánico.

Cada vez que los babalawos se encerraban para preparar el camino entre el mundo de los vivos y de Ifá, los asistentes se reunían a hablar sobre las cuatro religiones que se fusionan. La más “puteada”, decían, es la santería. Yenny, una madre joven de tres niños, lamenta que muchos se hacen santo para demostrar que están protegidos. “Para mí esto no es una moda, sino un estilo de vida”, afirma.

006_ManoDeOrula_Santeria

De Mendoza coincide con Yenny, pero insiste en la importancia de las reglas y de oír los consejos. “Si te dicen que no te pares en las esquinas, tienes que evitarlas”, dice. Muchos se toman las recomendaciones a la ligera y terminan mal, sentencia pelando los ojos.

Cuando termina la ceremonia del día, Veloz baja por las escaleras y comenta con disgusto que la santería pasó a ser una moda. “Se hacen un santo porque creen que se van a hacer millonarios y muchas veces lo logran, pero porque estafaron y robaron”, señala.

Como en cualquier otra creencia, esta depende de quién la practica. Muchos babalawos han embaucado a sus devotos y eso contribuye que crezca el rechazo hacia esa religión. Aparte de que las personas no saben nada del espiritismo, el Palo Mayombe y la santería, hay muchos estafadores que contribuyen a acrecentar su mala fama.

Veloz cierra con prisa la puerta del taller y urge a todos a que se metan en sus vehículos y salgan de ahí rápido. Durante la ceremonia, que duró cinco horas, asaltaron a un muchacho en la esquina de enfrente. Por más que se hayan encomendado hace minutos, no hay que retar a los santos. Ni a la noche. “Al final, esta es una religión que se fundamenta en el sentido común”, comenta Obetumaco, ya en la seguridad de su carro.

007_ManoDeOrula_Santeria 004_ManoDeOrula_Santeria 009_ManoDeOrula_Santeria 010_ManoDeOrula_Santeria 011_ManoDeOrula_Santeria 012_ManoDeOrula_Santeria 013_ManoDeOrula_Santeria

Publicidad
Publicidad