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Fútbol VE: ¿y el nivel de los extranjeros?

Son pocos, poquísimos, escasos los que llegan a Venezuela a marcar real diferencia con respecto al resto de los jugadores locales

Fútbol VE: ¿Y el nivel de los extranjeros?
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Caracas se ve agobiado por el planteamiento de Boca Juniors en el choque de Copa Libertadores en el partido que marca el debut de ambos en la edición 2020 de la máxima competición de clubes de fútbol en Suramérica. Cristhian Flores bombea pelotazos largos buscando el pivoteo del 9 del rojo, el argentino Alexis Blanco, quien no puede ganar un solo salto a su renombrado marcador, el defensor central Carlos Izquierdoz. Fue la tónica de los noventa minutos: balón arriba, salto infructuoso ante la marca.

Domina Estudiantes de Mérida al aquilatado campeón de la Súper Liga argentina, el acomodado Racing Club de Avellaneda. Genera ocasiones, un mano a mano de 85% gol, pero lo dilapida el también sureño Alexis Messidoro, quien en su currículo exhibe nada menos que haber debutado en profesional con el que fuera rival de Caracas dos días antes, Boca.

Y así viene siendo con los futbolistas foráneos en los últimos tiempos. Son pocos, poquísimos, escasos los que llegan a Venezuela a marcar real diferencia con respecto al resto de los jugadores locales. Es el deber ser de quien llega de afuera a vestir la camiseta de un club de una tierra que no es la suya, es el que ocupa una de las cuatro plazas que la liga venezolana otorga por club para refuerzos cuyos pasaportes son de otro país.

Según la Real Academia Española, el verbo “reforzar” significa hacer más fuerte una cosa o darle más fuerza, además de añadir nuevas fuerzas a una cosa. Se supone que un jugador viene de afuera, con todo lo que implica, para darle más “fuerza” a ese equipo que lo contrata. ¿Dar más fuerza? Sí, elevar el nivel de juego con su aporte. Por algo en teoría debe percibir un mejor contrato salarial y condiciones adecuadas para que un extranjero pueda dedicarse exclusivamente a su trabajo, que es reforzar. Es el deber ser.

Aclaro algo: no soy xenófobo ni nada por el estilo. Nada que ver con eso. Soy de los que piensa que el mundo no debería tener fronteras porque todos tenemos las mismas necesidades y vivimos en el mismo planeta. Sin embargo, el futbolista extranjero debe marcar diferencias. En los campeonatos de Argentina, en Italia, en España o en las Islas Marshall es así, pero aquí pareciera que no.

Estudiantes de Mérida tiene cuatro extranjeros y todos son suplentes. Razón tiene Brignani por lo que mostró Messidoro ante Racing de tomar esa decisión. Los de Táchira no entran en el once por no estar en forma.
Metropolitanos tiene un argentino (Kratochvil) y un portugués (Francisco Rodrigues) que están jugando en la reserva porque no tienen nivel para estar en Primera. O como Takumi Maejima, el japonés que en 2019 llegó para “reforzar” al Libertador FC y que no fue titular (se quedó en el banco) en el amistoso que sostuvo la reserva de ese equipo contra los periodistas y personal técnico (entre los cuales estaba yo) de TLT.

¿Tiene esto alguna razón lógica? Ninguna. Luego no quieren que el aficionado y la prensa tengan sus reservas acerca del sentido que tiene que los equipos contraten futbolistas que no están al nivel de la liga a la que llegan.
Son contados los casos recientes de futbolistas de otros países que marcan diferencias. Gaby Torres, mundialista y campeón de Copa Sudamericana con Independiente del Valle es el mejor ejemplo. Adjin Livingstone, Federico Silvestre, Lucas Trejo, Dager Palacios, Ignacio González, Lucas Gómez, Víctor Aquino o Martín García son los únicos que se salvan de la quema en los últimos años. Los demás, y mire que han venido bastantes, pasan sin pena ni gloria por un fútbol como el venezolano que muchos subestiman y terminan por no adaptarse.

En un fútbol vendedor como se ha convertido el nacional es necesario sincerarse. Esas plazas que ocupan futbolistas extranjeros que ni siquiera son titulares pueden ser fácilmente ocupadas por jóvenes de las nuevas hornadas que piden paso y oportunidad para dejarse ver. Es difícil con la crisis económica y los limitados recursos poder ir al mercado foráneo y contratar buenos futbolistas a precio de saldo. Pero para contratar a cualquiera sin mejorar la media del nivel de juego del plantel, pues es preferible ahorrarse ese dinero e invertirlo en otras cosas.

Hacerle el favor al amigo agente que no tiene dónde colocar a un futbolista que no quiere nadie no es el mejor negocio, si es que ciertamente quieren ver el fútbol como negocio.

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