Opinión

"Ayudemos al profe" y la sensibilidad del futbolista

"Ayudemos Al Profe" es una iniciativa promovida por futbolistas y técnicos profesionales para ayudar a los estrategas de categorías menores, que se quedaron sin trabajo

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Soy el primer impresionado. La frivolidad de nuestro mundo actual y la preponderancia de lo material por encima de lo espiritual parece ser la condena de quienes intentamos (sobre) vivir en el planeta tierra.

“Viven en una burbuja” solemos decir de los futbolistas y de los técnicos en Venezuela. Y es medianamente cierto: sus sueldos y salarios están por encima del promedio de cualquier profesional criollo (en cualquier parte del mundo ocurre eso). Sin embargo, un sueldo por encima del promedio, en una economía como la venezolana, no es sinónimo de máximas comodidades.

El poder adquisitivo del venezolano promedio está muy lejos de ser útil para satisfacer las necesidades básicas, algo que sí pueden hacer casi todos los que hacen vida en los planteles de fútbol. No obstante, se ha desarrollado un concepto errado relacionado a la poca sensibilidad que el futbolista tiene con respecto a su entorno.

Una generalización apunta a que el profesional del balompié en Venezuela vive en una realidad paralela, que no sufre por las necesidades económicas o de otra índole. Esto es relativo. No pueden escapar, por ejemplo, de la crisis eléctrica o de los problemas de comunicaciones, que en teoría podrían solucionar con su bolsillo.

En mi caso, la falsedad de esa generalización, la he comprobado en medio de esta
pandemia. La COVID-19 ha puesto el mundo patas arriba, por lo negativo, pero
también ha cambiado muchas cosas, de manera positiva. Aunque la sensibilidad parece no haber tocado a muchos, la solidaridad, el cuidado común y el respeto por el otro han sido banderas enarboladas para evitar la propagación del contagio. Que algunos no lo cumplan no quiere decir que es el comportamiento de la mayoría.

Me detengo en el tema de la solidaridad y lo que antes describía acerca de cómo el futbolista convivía con su entorno. La suspensión de toda actividad federada del fútbol menor por parte de la FVF tuvo como consecuencia que muchos cuerpos técnicos de las categorías formativas se quedaran en casa, sin recibir un solo dólar o bolívar, porque el trabajo e ingresos dependen del día a día. Miles de academias o escuelitas han cerrado sus puertas, sin esperanzas cercanas de que en 2020 pueda reactivarse la actividad. De allí que muchos técnicos -los “profes» en el argot de la actividad- no tengan cómo resolver sus sustento diario.

Luis Colmenares y Diego Cristaldo, dos enamorados del fútbol, se acordaron de ellos y se sentaron a impulsar una iniciativa llamada «Ayudemos Al Profe«, que espera atender esa necesidad, involucrando a los futbolistas y técnicos profesionales. La meta es crear una red de apoyo, que distribuya alimentos y lo más necesario a los «profes» que lo necesiten.

Esta iniciativa subraya el tema de esta columna: la sensibilidad del futbolista. Y no solo se trata de prestar la imagen para solicitar la colaboración de otros; son futbolistas de talla internacional, que se han acordado de quienes, cuando chamos, les brindaron esa sabiduría y conocimiento necesario para ser lo que hoy son.

Algo que creo que nadie sabe, pero es necesario divulgar: ¿Sabía usted que un futbolista que juega en una de las ligas más importantes de Europa reunió dinero de todo su plantel para brindar apoyo económico a ésta iniciativa? ¿Tenía conocimiento de que un futbolista se encarga de pagar el host de la plataforma web de «Ayudemos al Profe»? ¿Sabía que ellos mismos han hecho contactos con técnicos de la talla de Gerardo “Tata” Martino o Reinaldo Rueda, para  que brinden sus conocimientos en foros interactivos para los técnicos que hoy están sin trabajar? No doy nombres porque no fui autorizado.

Buena parte de los recursos recolectados provienen de futbolistas que juegan en el exterior. Otros, del balompié local, han brindado apoyo económico y de contactos para promover la iniciativa, que se ha extendido hasta otros deportes. Todos coinciden: “Los profes fueron parte fundamental en mi formación, no solo como futbolista sino como ciudadano”. Son muchos, muchos, los que se han dedicado a colaborar y promover este proyecto, sin más interés que ayudar.

Ya no son actividades institucionales filantrópicas. Son iniciativas propias, como la del ghanés Adjin Livingstone, que hace mercado y sale en su carro a la calle a entregarles bolsas de comida a las personas en condiciones de calle y doy su nombre porque lo vi haciéndolo. ¿Cuántos más estarán haciendo y ayudando?

Nos hemos equivocado generalizando sobre la sensibilidad del gremio. Afortunadamente, por iniciativas como «Ayudemos al Profe», vale la pena creer en el futbolista.

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