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Gobierno de Australia ordena revisar procedimientos frente a ataques terroristas

Tony Abbott indicó que el agresor poseía una licencia de armas, pese a que los servicios de inteligencia lo vigilaron en 2008 por las misivas ofensivas que remitió a los familiares de los soldados australianos muertos en Afganistán y en las que les exhortaba a pedir al Gobierno la retirada de suelo afgano.

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EFE

El Gobierno de Australia ordenó este miércoles revisar los procedimientos frente a ataques terroristas y pidió respuestas a los interrogantes planteados por el secuestro del lunes en una cafetería en Sídney, que acabó con las muertes del secuestrador y dos rehenes.

«Necesitamos saber particularmente cómo alguien con un historial de violencia tan largo, con un historial de desequilibrio mental tan largo se encontraba en libertad condicional después de su implicación en un delito particularmente horrendo», señaló el primer ministro australiano, el liberal Tony Abbott, en una rueda de prensa, retransmitida por el canal de televisión local ABC.

El gobernante se refería al secuestrador, Man Haron Monis, un pretendido clérigo musulmán originario de Irán, de ideas radicales y con varios procesos abiertos con la justicia de Australia, adonde llegó en 1996 y obtuvo el asilo político en 2001.

Abbott indicó que el agresor poseía una licencia de armas, pese a que los servicios de inteligencia lo vigilaron en 2008 por las misivas ofensivas que remitió a los familiares de los soldados australianos muertos en Afganistán y en las que les exhortaba a pedir al Gobierno la retirada de suelo afgano.

Además, se encontraba en libertad condicional por un proceso en el que ocupa el banquillo de los acusados como cómplice en la muerte de su exesposa.

Los juzgados de Sídney también esperaban su comparecencia en febrero de 2015 para una vista en relación con la acusación de abuso sexual presentada por una mujer en su contra, cuando trabajó entre 2000 y 2002 como curandero, guía espiritual y astrólogo, por citar algunas de las especialidades con las que se anunciaba en la prensa.

La Policía del estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney, no tiene su nombre en el Registro de Armas del territorio, pero el secuestrador declaró en 2011 que había obtenido uno, ya caducado, como vigilante de seguridad.

«Hay interrogantes que tienen que ser contestados, como cómo alguien con una historia de obsesión con el extremismo, delitos violentos e inestabilidad mental poseía una licencia de armas», insistió Abbott.

Man Haron Monis entró el lunes por la mañana en el local Lindt Chocolate Cafe, situado en la zona financiera Martin Place, y retuvo a 17 personas y colocó en el cristal de la entrada una bandera con un mensaje en árabe que decía: «No hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta».

Después de cerca de 17 horas, la Policía intervino y puso fin al secuestro, pero murieron el agresor y dos rehenes (una abogada y un trabajador) y resultaron heridas cuatro personas.

El procedimiento de revisión ordenado por el Gobierno contiene nueve puntos de referencia y deberá presentar un informe en enero.

El proceso, que abre la puerta a un endurecimiento de las leyes de control de armas, de seguridad y de inmigración, tendrá que explicar las circunstancias por las cuales se otorgó el asilo político y la residencia permanente al secuestrador.

El documento deberá esclarecer también los beneficios sociales que recibió, así como la información que se tenía sobre su pasado y sus actividades en Australia.

Abbott apuntó que el análisis tiene que «ser meticuloso, rápido», para poder «poner las lecciones en práctica tan pronto sea posible».

El primer ministro se hizo eco de «la exasperación del público australiano frente a lo que parece una persona que se ha aprovechado de nosotros durante tantos años».

El anuncio surge después de conocerse que las autoridades iraníes requirieron a Australia hace 14 años la repatriación del secuestrador para que respondiese a un supuesto fraude que cometió como gerente de una agencia de viajes, pero ambos países carecen en un tratado a este respecto.

La cadena ABC informó que las autoridades iraníes también hablaron con las australianas del estado psicológico del sujeto.

El secuestrador exigió el lunes que le llevaran la bandera del Estado Islámico (EI) y hablar por teléfono con Abbott, y forzó a los rehenes a grabar varios vídeos en los que transmitían sus demandas.

«No había forma de razonar con él, estaba tan molesto (…) él sabía que su mensaje no era difundido y estaba cada vez más furioso», comentó uno de los rehenes al diario Guardian Australia, que no lo identifica.

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