Deportes

Greivis Vásquez: “Estar en la NBA es el trabajo de ensueño de cualquiera”

Luego de que bajara el telón de la temporada 2018-2019 de la NBA, entró en juego el draft y con él la ventana para que la generación de relevo se asomara: la Summer League de Las Vegas. En la Ciudad del Pecado, Venezuela contó con representación directa al ver a Greivis Vásquez formando parte del cuerpo técnico de los Pelicans de Nueva Orleans, en la que luce como su nueva etapa en la disciplina.

Publicidad
Fotografía: Prensa Greivis Vásquez

El criollo es un peregrino del baloncesto. En siete años en la principal liga del planeta, vistió seis diferentes uniformes. Esa dinámica de viajero le permitió sumar en tiempo récord la experiencia de diferentes sistemas, así como la filosofía de cada organización. Compartió con veteranos y creció junto a jóvenes promesas que siguen en pie dentro de la competición.

Esa misma inestabilidad se tradujo en madurez, la cual no quisieron dejar en Luisiana, donde le brindaron la oportunidad estar sobre el tabloncillo, pero ahora con una labor diferente a la que hasta hace unos años desarrollaba.

“El juego ha cambiado mucho. Hay equipos a los que les gusta lanzar 35 o 40 triples por juego y eso representa la mitad de tus tiros de campo en un partido. La NBA ha innovado y se ha hecho mucho más relevante”, analizó el caraqueño en entrevista con El Estímulo, donde a pesar de sus 32 años habló de la disciplina como quien tiene décadas fuera de ella. Pero no es para menos, el juego de roce que por tanto tiempo caracterizó a la NBA hoy fue sustituido por el triple como tiro que paga la entrada. La liga de los hombres de la pintura ahora es una que corre a favor del ritmo frenético y las constantes transiciones.

Una nueva oportunidad

La última vez que Greivis Vásquez se hizo sentir en el marcador fue el 29 de octubre de 2016. Aquel sábado, el base suplente de los Nets de Brooklyn sumó sus dos únicos puntos del encuentro en el primer cuarto frente a los Bucks de Milwaukee, a la postre ganadores con score de 110-108. Pero para el criollo lo menos importante fue lo que arrojó la pizarra.

En sus poco más de seis minutos de acción, el piloto sintió molestias en su tobillo derecho, una zona frágil de su cuerpo y que desde entonces lo apartó en plan de jugador. Con cuatro operaciones a cuestas, hoy su trayectoria en la principal liga de baloncesto del planeta parece estar atada al pretérito aunque no exista un divorcio oficial entre las partes.

Su regreso como jugador es una opción que cada día pierde más peso. Tras tantas intervenciones, a Vásquez aún se le ve incómodo al caminar, clara señal de que su maltrecho tobillo fue un rival más fuerte que cualquier otra superestrella con la que luchó en territorio norteamericano.

Pero vencer a un individuo que ha tenido que sacrificar tantas cosas es titánico. Y fue ahí cuando los Pelicans hicieron su jugada.

“No fue planificado. Primero me llamó San Antonio y me comprometí con ellos a trabajar durante la Summer League. Dos horas después, no sé cómo, me llamó Nueva Orleans y me ofreció algo mejor que todavía está en discusión”, contó.

En las Vegas compartió con Fred Vinson, quien actuó como coach de los alados en la instancia, alguien que precisamente ayudó al base como entrenador de desarrollo cuando este vio acción en Nueva Orleans con 25 años. En la Summer League, trabajó en la eficiencia del jugador. Al tratarse de novatos, los equipos tienen sus plantillas conformadas, por lo que estos incursionan poco a poco para hacer labores secundarias y ayudar a sumar en una franquicia establecida.

Esa fue una nueva responsabilidad en su carrera, una a la que no fue fácil adaptarse mientras aún en su cabeza está el deseo de ser jugador activo.

“Para mí fue una experiencia única. Todavía me pican las manos y quiero jugar, pero estar en la NBA (en cualquier ámbito) es el trabajo de ensueño de cualquiera”, dijo. “No fue nada fácil porque son dos roles totalmente diferentes. Tienes que separar el pensamiento del jugador y del entrenador, este último tiene que convencer a un tercero a hacer algo de la manera en que piensa que es la más conveniente (…) es mucho trabajo y tiene un gran mérito lo que hacen los entrenadores, sobre todo manejar las circunstancias del juego: cuándo pedir un timeout, cuándo desarrollar a un jugador en práctica. Son un conjunto de factores que influyen y para mí fue un muy buen aprendizaje”.

Con la atención puesta en Venezuela

En algunas semanas se celebrará el Mundial de Baloncesto, con China como sede de una cita a la cual asistirá Venezuela. Inquilinos en el grupo A, los dirigidos por el argentino Fernando Duró comparten zona con Costa de Marfil, Polonia y el combinado de casa.

Es casi seguro que en la plantilla no estará Vásquez, a quien su tobillo ancló fuera de la cancha. Pero eso no lo limita; todo lo contrario, desde un plano general las cosas se ven mejor, algo que lo ayudó a detallar situaciones antes imperceptibles para quien estaba a ras de cancha.

“Hacer lo que estoy haciendo ahorita me ha ayudado mucho a entender sobre organización y representación. Creo que el baloncesto en Venezuela no tiene la representación que merece; por ejemplo, estamos a un poco más de un mes del Mundial y no hay carteles ni fotos de la selección en las calles, no se promociona. No hay un plan B, C, ni D (…) pienso que eso va con la operatividad de quien maneja el baloncesto. Eso ha sido un panal de abejas que no ha ayudado, creo que debemos liderar nosotros, gente joven, fresca y preparada”, cuestionó. “Ellos son unos héroes porque fuimos a unas olimpiadas y vamos a un Mundial con el país como lo tenemos y mucha gente no conoce a estos jugadores”.

Sus denuncias no son nuevas. En varias oportunidades ha sido un vocero activo contras las irregularidades dentro de la Federación Venezolana de Baloncesto, organismo que algún día espera manejar.

“Tengo aspiraciones de eventualmente dirigirla por completo, llevar toda la operación. Me siento preparado, pero hay que hacer una limpieza importante que se debe hacer poco a poco. Pienso que a la generación de relevo hay que darle apoyo, hay desorganización, chismes de pasillo. Al final el deporte es un negocio, y si lo manejas de manera correcta, le puedes sacar provecho en beneficio del deporte, los jugadores y hasta los mismo dirigentes porque es un trabajo”, contó.

Para alcanzar esa meta aún deberá contar con un tiempo de experiencia en Estados Unidos, donde todo apunta a que esa pasantía como parte de la dirigencia de los Pelicans se convertirá en una pasantía importante para sus futuras aspiraciones. Paradójicamente, esa situación de ser un hombre de baloncesto internacional es la que ha alimentado a sus detractores, quienes han insistido que su ausencia en el territorio nacional debería limitarlo.

Pero mientras estaba a miles de kilómetros de su hogar, se encargaba de gestar su propia evolución en pro de ser un atleta cada día más completo.

“Yo le debo mucho a mi país, a mi parroquia, al baloncesto venezolano. La gente puede decir lo que sea, pero llegar al máximo nivel y volver a entrar con otra ocupación no lo hace todo el mundo”, concluyó.

Publicidad
Publicidad