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"Guerra sucia" calienta la campaña electoral en Bolivia

A menos de tres meses de las elecciones de Bolivia, el presidente Evo Morales y el opositor Carlos Mesa se disputan los votantes, en medio de denuncias de una "guerra sucia" que calientan la campaña

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FOTOGRAFÍA: AFP

Morales -en el poder desde 2006 y en busca de gobernar hasta 2025- lidera con 35% la intención de voto, seguido por Mesa, periodista e historiador de centro con 27%, según un sondeo de la firma Mercados y Muestras publicado el domingo, que sugiere que por primera vez en casi dos décadas será necesario un balotaje.

Detrás figuran el senador de derecha Oscar Ortiz con 11% y otros cinco candidatos opositores con alrededor del 2% o menos, cada uno.

Otro sondeo publicado días antes, de la encuestadora Ciesmori, dio 37% al mandatario izquierdista, 26% a Mesa y 9% a Ortiz.

Blanco de ataques por diestra y siniestra, Mesa se quejó ante la prensa por «la evidencia de una guerra sucia sistemática que no tiene límites».

El expresidente (2003-2005) aludía a una antigua denuncia, reflotada estos días, de que le pagaron más de 800.000 dólares para ser candidato vicepresidencial en 2002, como compañero del magnate minero Gonzalo «Goni» Sánchez de Lozada.

Goni asumió la presidencia en 2002, pero un año después fue depuesto por una revuelta popular por impulsar la venta de gas natural a través de puertos de Chile, histórico antagonista de Bolivia por el reclamo de una salida al mar, y fue sustituido por Mesa.

El vocero y yerno de Goni volvió a poner el tema en el tapete electoral, que el oficialismo y Ortiz se han ocupado de alimentar como asunto central del debate.

Esto llevó a Mesa a denunciar que «hay tres protagonistas que llevan adelante juntos la guerra sucia» en su contra: el «gonismo», Ortiz y el partido de Morales.

«Yo no voy a jugar esa guerra sucia», afirmó Mesa, pero Ortiz le replicó: «su problema no soy yo, su problema es su pasado».

Ortiz declaró además que el expresidente es «un candidato del pasado (que) no podrá vencer a este gobierno», en un intento por arrebatarle votantes.

A la par, la estatal Unidad de Investigación Financiera abrió el viernes una investigación sobre el dinero que habría recibido Mesa en depósitos bancarios al canal de televisión que en esa época tenía, para postular a la vicepresidencia en 2002.

El fantasma del balotaje

El analista Carlos Cordero dijo que Mesa es blanco de los ataques del oficialismo por el temor de que pueda seguir ganando apoyo y forzar a Morales a ir a una segunda vuelta electoral, en la que podría derrotarlo (con apoyo de los demás candidatos opositores).

«Oscar Ortiz es parte de esa (misma) guerra», aseguró Cordero.

El senador de derecha «está siendo estimulado por parte del gobierno para dañar la candidatura de Carlos Mesa, porque todas las encuestas ratifican que (…) va a haber segunda vuelta, y será con Mesa», explicó el analista.

Ortiz pretende desplazar a Carlos Mesa y convertirse él en principal rival de Morales, de cara a un eventual balotaje, mientras el mandatario se esmera en conseguir un triunfo decisivo en primera vuelta.

Balotaje no hay en Bolivia desde 2002. Morales llegó al poder en 2006 con el 53% de los votos y fue reelegido dos veces después con más del 60%. Por ello, las elecciones del próximo 20 de octubre serán las más reñidas en casi dos décadas.

Primer gobernante aymara de Bolivia, Morales busca un cuarto mandato consecutivo apoyado en el éxito económico de su gestión.

Aliado incondicional de Cuba y Venezuela, una derrota de Morales sería otro revés para la izquierda latinoamericana, desplazada del poder en varios países.

En los comicios de octubre será elegido el presidente para el periodo 2020-2025 y se renovará la totalidad del Congreso: 130 diputados y 36 senadores.

De acuerdo con la ley electoral, debe haber balotaje si el candidato ganador no logra el 50% más un voto o si teniendo el 40% obtiene una ventaja inferior al 10% sobre su inmediato seguidor.

De ser necesaria, la segunda vuelta se realizaría el 15 de diciembre.

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