Opinión

Ha llegado el momento de Noel

Tras una horrorosa presentación y un resultado generoso, Noel Sanvicente debe estar cuando menos contrariado; no recuerdo que durante su carreta como entrenador "Chita" haya tenido que enfrentar a un escenario como el actual, en el que más allá de ser el conductor, este no parece ser su equipo. ¿Qué hacer para cambiar eso?

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El tiempo parece no estar a favor de la rebelión que exige el entrenador, aunque sería de inconscientes soslayar la importancia de la concentración previa a la Copa América, ya que en ella Sanvicente volverá a ser entrenador y no seleccionador; será este un período de tiempo que ayudará a los futbolistas a acumular las horas de vuelo necesarias para comprender y contextualizar las ideas del director técnico, pero mientras tanto, el público, con toda razón, siente que hemos involucionado hasta regresar a tiempos que parecían ya superados.

Cuando Dante Panzeri expresó aquello de que el fútbol es un estado de ánimo se refirió, con total seguridad, a la complejidad de esta actividad, indomable al hombre, aunque muchos se crean con poderes especiales para identificar una linealidad que no posee. A ello -a la complejidad- hay que agregarle mucho de la teoría del caos: pequeñas o minúsculas variaciones pueden desencadenar en enormes cambios. Y así hay que aceptar esta actividad, como una serie de movimientos, conductas, preguntas y respuestas que no necesariamente cuentan con una explicación sencilla o identificable.

Cuando en Octubre de 2008 la Vinotinto de César Farías cayó goleada 0 a 4 por Brasil en San Cristobal, aquel equipo parecía una vulgar copia del Titanic, con goteras que anunciaban su rápido hundimiento. Incluso me atreví, en un programa de tv que conducía, a pedir la renuncia del entrenador como solución al mal momento de una selección que con Richard Páez nos había acostumbrado a competir. Pero inmediatamente vino una especie de golpe a la mesa por parte del entrenador oriental, y como consecuencia, aquella selección, con mayores o menores recursos futbolísticos, empezó a ser un equipo de autor, propiedad de su entrenador, y su victoria 3 a 1 ante Ecuador, en Puerto La Cruz, le dio oxígeno a un ciclo que parecía ahogarse. El resto de la historia es conocida y no hace falta repasarla.

Es por ello que en este momento, cuando el ciclo Sanvicente apenas empieza a recorrer los primeros pasos de su niñez, que el entrenador debe reflexionar y tomar decisiones importantes que ayuden a consolidar esa identidad que hoy la selección no posee. Puede que las resoluciones pasen por cambios en la forma de encarar los partidos, en el llamado de otros futbolistas o en la triste despedida de otros que dan la impresión de haber dejado atrás sus mejores tardes. Pero son decisiones impostergables, porque lo primero que debe hacer Noel es contar con jugadores con hambre y dispuestos a confiar en sus instrucciones.

Para competir en igualdad de condiciones uno debe primero saber quién es. La labor de Noel parece titánica pero sólo hay un camino para intentar llegar a la meta: convertirlo en un equipo de Sanvicente.

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