Opinión

Historias de gasolina

¿Que es culpa de Trump? ¡Échennos un cuento de vaqueros! En Venezuela, en un momento dado de la antigua Pdvsa, había tres refinerías que producían gasolina. Ahora las colas son de kilómetros y desde la madrugada

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historias de gasolina

El interior de Venezuela lleva por lo menos tres años sufriendo de una terrible escasez de gasolina. Pero a Caracas la tenían “aguantada”, por el miedo cerval del régimen a que se repita un hecho como el Caracazo, que provocaron ellos mismos (Chávez dixit). Cuando analistas que saben de petróleo anunciaban que la gasolina que teníamos en reserva duraría solo hasta abril, casi nadie les creyó.

El problema real de la gasolina en Caracas comenzó el pasado 10 de abril, cuando se “descubrió” una bomba de gasolina clandestina que tenía un sujeto en su casa de Los Naranjos. La nota de Aporrea refiere que tenía 3 mil litros almacenados, lo que necesita un tanque de cierta importancia para ser una bomba casera e improvisada. Lo anunció Néstor Reverol por su cuenta de Instagram. Me imagino que no le quedó más remedio, pues el descubrimiento lo hizo el Cicpc.

Yo me pregunto, ¿quién, si no es alguien muy cercano al régimen madurista, puede tener 3 mil litros de gasolina en su casa? Además, con todos los riesgos que implica tener no uno, sino dos surtidores subrepticios con sus respectivos tanques en una casa de familia. Ha podido volar parte de la urbanización. ¿Seguirá preso el individuo, o lo sacaron tras bastidores, le dieron dos palmaditas en la espalda y le dijeron “No lo vuelvas a hacer”?…

A medida que han transcurrido los días y se ha agravado la crisis, de parte del régimen han abundado los cuentos de camino. El más rocambolesco, por lo estúpido del argumento, fue el de Mario Silva en VTV: “Andan con el tema de gasolina. ¿Qué falta gasolina? No, señores. ¿Para qué vamos a tener abiertas las bombas? Como pusimos las bombas por turno, la pregunta es: ¿por qué tenemos que abrir todas las bombas si estamos en cuarentena?”. Silva como que no ha visto las cosechas lanzadas a orillas de la carretera, o en plazas del interior, para que la gente se las lleve antes de que se pierdan. Para él, el transporte solo es para salir a pasear, por lo visto.

¿Que no falta gasolina? ¿Que es culpa de Trump? ¡Échennos un cuento de vaqueros! En Venezuela, en un momento dado de la antigua Pdvsa, había tres refinerías que producían gasolina. Ahora las colas son de kilómetros y desde la madrugada, donde se repite la historia de motorizados que llegan a asaltar, muchas veces disparando. Lo insólito es que la mayoría de la gente no se mueve. Así será la urgencia de llenar sus tanques, que prefieren calarse el asalto y encomendarse a todos los santos para no ser ellos los heridos, los muertos, o los robados, en el mejor de los casos.

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Un amigo médico, que trabaja en un hospital público (de esos héroes anónimos que siguen dando lo mejor de sí), le tocaba poner gasolina en la bomba de la Avenida Blandín en La Castellana. El servicio, según habían anunciado, era solo para médicos y personal de salud. Llegó a la cola a las 4 de la mañana y le tocó el número 35. A las 10 de la mañana, 6 horas después, le dijeron que se había acabado la gasolina. Por delante de él pasó un sinnúmero de vehículos oficiales y del cuerpo diplomático (a estos últimos no los critico, porque qué pena que en un país petrolero no haya gasolina). Pero que un médico no pueda poner gasolina, cuando todos los días está arriesgando su vida por salvar otras, es indignante.

En Táchira vuelven a amanecer en colas para gasolina. Foto: Rosalinda Hernández
Foto: Rosalinda Hernández

Otro día, una amiga que vive en el sureste de Caracas me contó que por su casa pasó un motorizado, bachaquero, que parlante en mano ofrecía gasolina a dólar el litro. ¿Quién será el demente que le compra esa gasolina sin saber de dónde viene y con qué aditivo probablemente la han rendido? Pero si la está vendiendo, es porque tiene clientes.

Pero ahora hay bachaqueros más careros. Cobran la gasolina a $3 y hasta más el litro. En ninguna parte el galón de gasolina cuesta $12.

Una amiga mía cuyo hijo tiene cáncer y debe porque sí llevarlo a las quimioterapias con todas las previsiones del mundo, se quedó varada en una cola, cuando le cerraron la bomba dos carros delante del suyo. Por supuesto, antes habían pasado, sin tener que esperar como los demás, carros sin placas, camionetas Hilux blancas, que todos sabemos que son de afectos al régimen. Y menciono el caso de ella porque la quiero mucho y me toca de cerca. Pero hay miles como ella, con emergencias y urgencias que resolver, y el régimen impávido. Ni hablar de quienes dependen del transporte público.

Para no mencionar los rumores de los enormes depósitos de gasolina que tienen en sus casas los jerarcas del madurismo.

Y es que, en situaciones de guerra, de violencia, de emergencia como la que estamos viviendo en Venezuela, las restricciones lo que ocasionan es la apertura de un mercado negro, nocivo, injusto, vil, como todos los mercados negros, porque juegan con la necesidad de la gente.

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En Venezuela saltamos de tener la gasolina más barata del mundo -a un precio absolutamente irreal-, a tener la más cara de todas, a otro precio absolutamente irreal, esta vez por lo caro… En Hong Kong la gasolina cuesta $2,13 el litro. Es el segundo país donde la gasolina es más cara después de Venezuela. Y Hong Kong es una isla de 1100 kilómetros cuadrados con uno de los PIB más altos del mundo, 41.029 euros por persona, y la menor deuda per cápita del mundo, lo que indica que tienen muy buen nivel de vida y la pueden pagar.

El hecho es que, si hay escasez de gasolina, por una parte, pero por la otra hay bachaquerismo, algunos se están forrando con el negocio. Adivina, adivinador, quiénes. Una pista: son quienes tienen a su cargo el manejo de la gasolina que está llegando y de asegurar sus reservas estratégicas… ¿las estarán asegurando?…

Nos va a costar adaptarnos a la realidad de tener un país del primer mundo cuando Maduro se vaya. Ha sido demasiado duro, demasiado injusto, demasiado triste lo que hemos pasado.

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