Internacionales

Horror en el "hangar número 3" de centro de inmigrantes bombardeado en Libia

"Todo a mi alrededor era una masacre". Desde su cama del hospital de Trípoli, Al Mahdi asegura que escapó "de milagro" a la muerte, al día siguiente del bombardeo aéreo contra este hangar donde estaba detenido junto a otros 120 migrantes.

Publicidad
Fotografía: AFP

«Había cadáveres, sangre y pedazos de carne por todos lados», describe el miércoles este marroquí de 26 años que resultó herido.

Al Mahdi Hafyan explica que un pedazo metálico del techo la atravesó el muslo derecho.

«Hemos tenido suerte. Estábamos al fondo del hangar», añade a su lado un compatriota que salió ileso. «No es la mía», dice a propósito de la sangre que mancha su camiseta.

Después del horror que vivieron, los dos hombres, llegados juntos a Libia para intentar atravesar el Mediterráneo hacia Europa, están preocupados por cómo salir del hospital para que no les vuelvan a detener.

– «Puertas cerradas» –

«Queremos salir de aquí [del hospital], si no van a detenernos de nuevo. Queremos volver a nuestra casa», insiste Al Mahdi Hafyan, que afirma que fue retenido tres meses en el centro para migrantes de Tajura, cerca de la capital Trípoli.

Fuera, en el pasillo, el personal médico parece desbordado.

«Aquí es solo para las personas bombardeadas por Haftar. Los otros [pacientes] están del otro lado», precisa un médico a pacientes libios que bloquean el paso en el pasillo.

El doctor se refiere al mariscal Jalifa Haftar, cuyas fuerzas están acusadas por sus rivales del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), con sede en Trípoli, de haber bombardeado el centro de migrantes. acción que ese grupo desmiente.

Según la ONU, al menos 44 migrantes murieron y un centenar resultó herido en este centro donde había unas 600 personas, la mayoría africanas.

Este vasto complejo penitenciario cuenta con varios edificios, cinco de ellos hangares donde estaban hacinados los migrantes que dormían cuando ocurrió el primer ataque contra un edificio cercano.

«Tuvimos miedo. Queríamos salir pero las puertas estaban cerradas», relata Abdelaziz Hussein.

«Un cuarto de hora después, un segundo bombardeo golpeó el hangar nº3. Yo estaba en el nº5. En ese momento [los guardias] nos abrieron las puertas», cuenta este sudanés de unos cuarenta años.

En el edificio nº3, la explosión dejó un cráter de tres metros de diámetro y un metro de profundidad. Alrededor se mezclan pedazos de chatarra, esquirlas, ropas, zapatos, colchones y mantas manchadas de sangre.

Los supervivientes, visiblemente conmocionados horas después del bombardeo, ahora prefieren permanecer en el exterior de los hangares a pesar del sol abrasador.

Tras la tragedia, las autoridades no evacuaron el centro de Tajura y el miércoles aún había cientos de migrantes.

– «Constantemente en peligro» –

Según el refugiado sudanés Abdelaziz, el centro ya había sido el blanco de ataques aéreos en mayo, en los que resultaron heridos algunos migrantes.

«Estamos constantemente en peligro», dice, y afirma que perdió a nueve amigos en el ataque del martes por la noche: sudaneses de la región en guerra de Darfur, que habían llegado a Libia huyendo, como él, de la violencia en su país.

«Lo que vimos ayer por la noche es horrible. Cadáveres, cuerpos desmembrados, heridos sangrando. Había sangre por todas partes», detalla.

Abdelaziz culpa al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

«Si están muertos es por culpa de ACNUR, que no cesa de prometernos que nos sacarán de aquí», lanza. «Estoy registrado [como refugiado] por ACNUR. Estoy aquí desde hace tres años esperando que me encuentren un país» de acogida.

Radhouan Abdallah solo tiene 17 años. También es de Darfur. Tajura es su quinto centro de detención.

«Me detuvieron en Sabratha [oeste] el 26 de octubre de 2017. Desde entonces, me han trasferido de centro en centro», declara.

Su salvación, dice, es que ACNUR le encuentre un país de acogida. «Si salgo de aquí, no tengo a dónde ir […] Me podrían detener de nuevo, torturar o matar», concluye.

Publicidad
Publicidad