
Cuando era chamo, había una serie de libros que me fascinaban llamada Elige tu Propia Aventura. Su particularidad es que la trama tomaba varias ramificaciones y me daba la posibilidad de escoger por donde quería que el personaje transitase. De esta manera, podía leer la misma historia varias veces y siempre llegaría a un final distinto.