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Merkel pide confianza en su política de refugiados, pese avance del populismo

La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó hoy que se siente corresponsable del avance del voto populista de derechas aupado en la crisis de los refugiados, pero defendió su gestión, cuestionada incluso internamente, y se propuso como tarea "convencer" a los ciudadanos de que el camino es el correcto.

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Foto: AP

Los comicios en el estado de Mecklemburgo-Antepomerania evidenciaron ayer que la derechista Alternativa para Alemania (AfD), que se situó como segunda fuerza en ese «Land» y superó por primera vez a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel en unas elecciones regionales, continúa comiendo terreno a las formaciones tradicionales, principalmente en el este del país.

A un año de las generales las encuestas siguen situando en cabeza a los cristianodemócratas y, a distancia, a los socialdemócratas, pero las elecciones del domingo fueron recibidas como un aldabonazo en Berlín, con la canciller en China, en la cumbre del G20.

Tras mantener una teleconferencia con la cúpula de su partido, que le garantizó su respaldo, Merkel asumió que la gestión de la crisis de los refugiados está detrás del varapalo electoral, pero aseguró que sigue pensando que las líneas maestras de su política han sido las «correctas».

Defendió así, por ejemplo, el polémico acuerdo suscrito entre la Unión Europea (UE) y Turquía para la devolución de refugiados, su objetivo de reducir el número de solicitantes de asilo tras recibir el año pasado a cerca de 1,1 millones, su apuesta por la integración y las iniciativas para impulsar la expulsión de quien no tenga derecho a permanecer en Alemania.

El partido debe «tomar nota de que muchas personas no tienen la confianza suficiente» en la efectividad de esas medidas y tiene que «trabajar intensamente para recuperar esa confianza» perdida, se limitó a indicar.

Sus palabras, en opinión de la líder de AfD, Frauke Petry, muestran la «ignorancia» y la «perpetua arrogancia» de las formaciones tradicionales, que creen que no han hecho nada mal y que simplemente no han sabido explicar su política a los ciudadanos.

Petry, exultante tras garantizarse la entrada en el noveno parlamento regional, interpretó el éxito de AfD como una derrota personal para Merkel y como «el principio del fin» de los cristianodemócratas, que hasta el momento habían evitado el surgimiento de formaciones a su derecha.

A su juicio, la crisis de los refugiados sólo fue «un tema más» con el que su formación logró puntuar a nivel regional, ya que lo que realmente preocupa a los ciudadanos son asuntos de justicia social, olvidados por la gran coalición que conforman los cristianodemócratas y los socialdemócratas.

En Mecklemburgo-Antepomerania se mantuvo como fuerza más votada el Partido Socialdemócrata (SPD) con el 30,6 %, aunque perdió cinco puntos respecto a los anteriores comicios, mientras que la AfD, en su primera incursión en ese «Land» se hizo con el 20,8 % de los sufragios y la CDU consiguió el 19 %

A pesar de esta sacudida regional, de la pérdida de popularidad y de las críticas en sus propias filas, principalmente desde sus socios bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU), nadie hace sombra por el momento a Merkel en su partido, que en diciembre celebrará un congreso para elegir una nueva dirección.

Merkel todavía no ha dicho si se presentará otra vez a la presidencia de la CDU y si aspira a ser candidata a la Cancillería para una cuarta legislatura en las generales de 2017.

Preguntada hoy al respecto, se limitó a repetir que lo anunciará en el momento oportuno.

La CSU, por su parte, también ha evitado hasta el momento decir si respaldará de nuevo a Merkel para las parlamentarias de 2017, algo que se ha entendido como un desafío porque los bávaros siempre han presentado un candidato común consensuado con la CDU.

La última encuesta de cara a las legislativas publicada este fin de semana por el popular diario «Bild» otorga a la CDU el 34 % de los votos, seguida a distancia del Partido Socialdemócrata (23 %) y de AfD (12%).

El siguiente examen parcial para las formaciones políticas alemanas será en dos semanas, con las elecciones en la ciudad-estado de Berlín, en la que los socialdemócratas parten con ventaja en los sondeos y se da por descontado que AfD logrará presencia parlamentaria.

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