Entre 82,5 y 83 millones de extranjeros visitaron Francia en 2016, según las primeras estimaciones oficiales del gobierno galo, frente a los 85 millones de turistas internacionales que viajaron al Hexágono en 2015, una caída de entre el 2,3 y 2,9%.
Según el titular de Exteriores, también encargado de Turismo, el 2016 fue un año particular, debido a los atentados, el tiempo adverso y la contestación social traducida en numerosas protestas y manifestaciones.
«El destino ‘Francia’ ha sufrido», admitió Ayrault, pero la frecuentación durante el año pasado garantiza que «Francia ocupa aún el puesto de primer destino turístico mundial», por delante de Estados Unidos y España, afirmó el ministro, de visita en Biarritz Y Bayona (suroeste).