«Bebimos el agua que caía de las rocas», explicó Pornchai Khamluan, de 15 años, explicando que no tenían nada para comer. «Intentamos cavar, pensando que no podíamos esperar a las autoridades», pero no sirvió de nada, dijo por su parte Ekkapol Chantawong, el entrenador de 25 años, el único adulto del grupo.
Mientras, otro de los niños aseguró que fue un «milagro» haber sido encontrados después de pasar más de dos semanas atrapados en una cueva en Tailandia.
«Es un milagro», dijo en inglés Adul Sam-On, de 14 años, ante los periodistas, sobre el momento en que dos buzos británicos los encontraron a varios kilómetros en el interior de la gruta.
El personal médico les dio el alta un día antes de lo previsto, y las autoridades esperan que el hecho de que atiendan a los medios antes de regresar a sus casas satisfará el enorme interés que suscita su historia.
«El motivo por el que se celebrará una rueda de prensa esta noche es que los medios puedan hacerles preguntas y que, después de eso, puedan regresar a sus vidas normales sin que los medios de comunicación los molesten», dijo el portavoz del gobierno, Sunsern Kaewkumnerd, a la AFP.
Los expertos advierten, sin embargo, que los jugadores del equipo de los «Jabalíes Salvajes» y su entrenador podrían sufrir trastornos de larga duración a raíz de su experiencia en la cueva de Tham Luang, en el norte de Tailandia.
A pesar de que tanto ellos como su entrenador están en buenas condiciones físicas y mentales, los responsables sanitarios afirman que se les someterá a un seguimiento psicológico adicional para detectar posibles traumas persistentes.
La arriesgada operación de rescate de los «Jabalíes Salvajes» cautivó al mundo entero después de que quedaran atrapados en la cueva el 23 de junio, a raíz de una crecida de las aguas.
Después de pasar nueve días sin comida ni agua, buzos británicos los encontraron demacrados, varios kilómetros al interior de la gruta.
Los socorristas estudiaron la mejor forma de sacarlos de allí y optaron por una operación arriesgada que implicaba conducir a los niños a través de pasos inundados en camillas, mientras estaban levemente sedados para evitar que entraran en pánico.
Al cabo de la operación de tres días, el rescate terminó con éxito el 10 de julio.
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