De Interés

Irregularidad, la palabra de moda en el cine venezolano

Cifra de Continuidad: Número mínimo de boletos que debe vender una obra cinematográfica en una sala de exhibición, para lograr el promedio de dicha sala (número de boletos/número de funciones) en un lapso de cinco días a partir del primer día de exhibición, para continuar sus presentaciones al público.

Publicidad

The Hateful Eight

HATEFUL
Imagen: Cameo Marketing

El cine nacional ha sufrido grandes cambios desde la creación de la Ley de Cine en el año 2005, el impulso que le ha dado es innegable a través de ese ente rector mejor conocido como CNAC, desde ese momento la cantidad de films criollos que se proyecta en las salas de cine ha ido in crescendo.  En este 2015 a la fecha van 8, sí ocho, producciones nacionales estrenadas en 2015 y aún no termina el primer trimestre, este hecho solo es extraodinariamente positivo.

Sin embargo, como no todo son estrenos, observamos que la boletería de las 8 películas es bastante baja. Es muy fácil decir que al público venezolano no le gusta ir a ver cine venezolano, es una frase vacía, generalizadora y por demás cómoda, pero este argumento se cae al haberse establecido récord de taquilla por dos años consecutivos en 2013 y 2014 en cine nacional.

Entonces, ¿Cuál parece ser el problema de este año? ¿Será que la calidad de las ocho producciones no es buena? Esa podría ser una respuesta, simplista, pero válida. Hay producciones de diferentes géneros y facturas, podrían ser o no ser comerciales.

Ahora bien, volvemos con el número ocho, que no se me va de la cabeza y me da vueltas cual zumbido de mosquito. Voy al cine mínimo una vez por semana, acompañado a veces, solo otras tantas, a diferentes horas y en diferentes salas por supuesto, lo cual me lleva a preguntarme y preguntarles:

¿Cuántos afiches de esas ocho películas ha visto usted en cines?

¿Cuántos trailers de esas ocho producciones ha visto usted?

¿Cuántos carteles retroiluminados?

¿Cuántas vallas?

¿Cuántos Banners al abrir la web para comprar boletos?

Exacto…

Sin Gasolina para llegar al KM 72

Samuel Henríquez, director de Kilómetro 72, ha alzado la voz fuerte y claramente protestando por el maltrato recibido por parte de los exhibidores hacia su film. Uno podría pensar que Samuel es uno más de esa lista interminable de directores ególatras que le echan la culpa a otro por unos números no tan altos en taquilla, pero ese no es el caso. Ha realizado cartas e informes a los exhibidores y al CNAC, señalando irregularidades precisas.

Samuel1

Henríquez indica que “los problemas comenzaron desde la pauta de trailers, durante los dos meses que deben proyectarse, Cinex pasaba la pauta sólo con el número de veces proyectada (Cines Unidos lo exhibió más veces), pero no se informaba las salas ni el horario, y esto, por reglamento deben hacerlo”.

Y claro, es sumamente distinto proyectar los trailers siempre en una misma sala donde están exhibiendo por ejemplo, un documental venezolano, a pasarlo una vez en la sala donde se proyecta 50 Sombras de Grey. Un tema de alcance.

“En Maracay, estaba programada una firma de autógrafos y la sala estaba cerrada desde hacía dos semanas, no había proyección. Se pidió el Hyper Jumbo y lo negaron. En El Tolón donde fue la premier decidieron quitarla sin previo aviso antes de las 2 semanas. Más de la mitad de los pendones estaban en salas donde no estaban pasando la película”

Por Ley, una película venezolana debe permanecer dos semanas en una sala de cine antes de que la puedan retirar, cada sala (pantalla) debe proyectar anualmente 5 semanas de cine nacional. Si una película venezolana cumple con el 90% la cifra de continuidad no se puede retirar de la sala de cine.

Entonces, permitiéndome especular un poco, puede que sea allí donde radica el problema, no es ventajoso para el exhibidor mantener un film venezolano en una sala, porque suele tener menos boletería que uno de Hollywood, y a menor venta de boletos menor venta de caramelería, que es donde realmente está la utilidad del exhibidor.

Ergo, con la cantidad de films venezolanos que se están estrenando cada año, (unos 25 más o menos) y las 2 semanas reglamentarias que debe estar cada uno, convendría (para el exhibidor) matemáticamente sacarlos de circulación lo más pronto posible. Si no se muestran los avances y carteles, o se limita su alcance, el público no se entera, no asiste a las salas, no se cumple con la cifra de continuidad y pueden sacarse a las dos semanas para poner un film que llene la sala.

Lo anterior suena absolutamente lógico (sigo especulando y pensando, ojo) y fríamente es lo que yo haría. El único detalle es que este hecho atenta de todas las formas posibles contra la industria audiovisual nacional y contra la difusión, crecimiento y desarrollo de nuestro cine.

Memoria y Cuentos:

Samuel Henríquez señala que se siente burlado, él y todo el equipo que trabajó en el film pues es un esfuerzo en conjunto, además de que KM 72 es el último film que hiciera Gustavo Rodríguez antes de morir y señala que el cine nacional no puede ir en esa dirección.

Me quedo pensando en el asunto y caigo en cuenta que esto no es la primera vez que pasa, no es algo personal contra un director en particular, en los últimos dos años, casualmente desde que se elevó la cantidad de estrenos, las “irregularidades” han sido más frecuentes.

En 2013 que Luis Lamata al exhibir Bolívar el hombre de las dificultades, refiriéndose a Cines Unidos dijo: “Ha habido una cantidad de detalles importantes al momento de proyectar la película —como la proyección, horarios, condiciones de las salas, colocación de la publicidad— que se han descuidado. Y, al ser dejados de lado, terminan reduciendo la cantidad de espectadores.” Igual Lamata aclaró que Cines Unidos es el principal exhibidor de películas de cine venezolano.

Desde Enero de este año, Carlos Azpúrua viene denunciando maltrato hacia su filme Sabino Vive por parte de Cinex, inicialmente porque sólo se estaban proyectando 5 de los 50 trailers que les entregaron “hemos enviado emails en diversas oportunidades. Les hemos pedido de muy buena manera que cooperen con el desarrollo de la industria del cine venezolano y con esta película. Nos llama poderosamente la atención que el tráiler no está en casi ninguna pantalla de cine”, precisó.

Entonces queda solo reflexionar, ¿Es el cine venezolano en realidad un mal negocio para los exhibidores? ¿Son hechos aislados o hay un patrón repetitivo? ¿Fallas operativas? ¿Humanas? Estas preguntas no son de selección simple, no es posible dar una única respuesta correcta, sin embargo las irregularidades aparecen con más frecuencia, y si el río suena…

Publicidad
Publicidad