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Israel solo financiará películas que se identifiquen como "israelíes"

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Israel solo financiará películas que se identifiquen como «producción israelí», después de la polémica que suscitó una directora de la minoría árabe que el año pasado tipificó una de sus producciones como «palestina» en el festival de Venecia.El diario Haaretz informa hoy de que para evitar casos similares en el futuro, una de las dos principales fundaciones artísticas del país ha puesto como condición en el contrato de financiación la firma de una declaración personal por el director.

«Yo, director de (nombre de la película), me considero creador israelí de una creación israelí. Prometo que me presentaré, me registraré y me identificaré como tal en cualquier foro y en cualquier medio en el cual se haga referencia a la película, a sus creadores y a sus productores», dice el suplemento insertado en el contrato de la Fundación Yehoshua Rabinovich para las Artes.
Esta organización pública es una de las dos fundaciones que más presupuestos dedican al cine local y con ello quiere evitar casos como el de la directora árabe-israelí Suha Arraf, que obtuvo una millonaria subvención de tres organismos locales para la película «Villa Touma», que luego presentó como filme palestino.

Arraf, que se autoidentifica como una artista palestina, consideró que su película es «palestina» porque trata con caracteres y escenografía palestina, lo que no convenció a los tres organismos israelíes que la habían financiado.

La polémica del pasado verano hizo que la directora cambiase finalmente el origen de su filme a «sin nacionalidad», pero condujo en Israel a una revisión de los requisitos para acceder a financiación.

Giora Einy, director de la Fundación Rabinovich, justificó la decisión en que la legislación de su país estipula la financiación únicamente de «creadores israelíes».

«No estamos autorizados a ayudar sin que haya israelíes involucrados (en el proyecto) y siempre deben tener la nacionalidad israelí», explicó al recordar que la otra fundación más importante del cine local debió absorber la pérdida de 1,4 millones de shékels (unos 350.000 dólares) cuando el Estado le exigió la devolución del dinero que había concedido a Arraf.

Según el diario, tras sufrir esa penalización, también la Fundación Israelí de Cine introdujo cambios en sus estatutos y contratos para poder acceder a sus ayudas.

La nueva normativa ya ha sido criticada por algunos productores, que la ven como una politización del cine.

«Es triste que el mundo del cine se sienta celoso de la legislación nacionalista de los tiempos que corren, y que haya inventado una normativa propia nacionalista y oscura», consideró el productor Nadav Lapid, autor de dos conocidas películas locales.

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