Cultura

Jorge Palacios: sigo en este país al que quiero tanto

El actor hispano-venezolano, conocido popularmente por sus telenovelas y apariciones en televisión, ha desarrollado una carrera solida en el teatro. A sus 76 años, y a pesar de todos los problemas que presenta el país, no para de producir y generar nuevas historias, tanto para las tablas como para la pantalla chica.

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Jorge Palacios
Texto: Antonia González Fotografías: Andrea Hernández y archivo de Jorge Palacios

Cuando Jorge Palacios tenía 18 años de edad, decidió abandonar su promisoria carrera de Ingeniero de caminos, canales y vías en Palma de Mallorca (España) para dedicarse al escabroso y “peligroso” oficio del teatro. Su padre, un férreo coronel de la aviación española, no solo le retiró todo su apoyo económico por tan disparatada decisión, sino que dejó de hablarle.

Palacios recuerda los siguientes dos años como meses errantes pero decisivos en su vida personal y artística.

Cuando le dije a mi padre que dejaría la carrera de ingeniero para convertirme en actor profesional, mi padre, que era un coronel de aviación con una formación muy a las clásicas y con una moral muy restringida, consideró que yo cambiaba un brillante futuro por una triste, peligrosa e infamante carrera de actor y decidió romper conmigo, no apoyarme económicamente. Eso me convirtió durante dos años en un verdadero mendigo, mendigando en las calles de Barcelona y Madrid, dando clases de matemáticas, física y química para sobrevivir, a quienes querían ingresar en la Escuela de Ingenieros.

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Siendo estudiante de la Escuela de Cinematografía reafirmó una vocación cultivada por una adolescencia sensible y cercana a las tablas. El actor recuerda que más tarde, Adolfo Marsillach, un destacado director teatral español, le ofreció, siendo aún estudiante, un papel en la obra Las personas decentes me asustan, protagonizada por el famoso Jaime de Mora y Aragón, en la que interpretó “El galán cómico”. La obra tuvo tanto éxito que estuvo de gira por muchas ciudades españolas, incluyendo, por jugadas del destino, Palma de Mallorca. Al llegar a la ciudad, Palacios invitó a toda su familia a la función. El reencuentro con su padre fue inminente.

Culminada la función, mi padre se me acercó y me dijo: “Hijo mío me has demostrado dos cosas, primero que eres un hombre de voluntad férrea porque has demostrado que lo que te propones lo consigues, ¡Ya eres actor! Además, y esta es la segunda, eres un buen actor. De modo que soy el primero que te aplaude y el primero que a partir de este momento te apoyará en todo”, y así fue.

Esa determinación con la que Palacios desafió a su padre y enfrentó a un mundo desconocido sin la protección familiar, es la que caracteriza a un personaje que ha sido reconocido por los venezolanos como clave en el mundo de la televisión. Con al menos una cuarentena de telenovelas a cuesta y otras apariciones en el cine y en el teatro, Jorge Palacios es catalogado como un Primer Actor de la televisión criolla, mientras su rostro sigue presnete en su programa Entreversos, en el Canal I.

– Usted vivió su juventud durante el franquismo, ¿cómo lo recuerda?

En aquel tiempo uno era lo suficientemente tonto como para no saber de política y no entenderla.  Lo que sí te puedo decir de aquella España de la postguerra, es que yo vi cómo un país, donde había muchas dificultades en todos los órdenes, iba cada día, cada año, solucionando sus problemas. Fue un país que pasó de ser casi tercermundista a ser primermundista en lo años que transcurrieron desde mi nacimiento hasta que me vine a Venezuela.

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En ese sentido, el actor asegura que no lograr entender cómo Venezuela, con “todas sus riquezas”, no puede salir adelante ante la crisis que le arropa.

Se han entregado a los placeres de las ideologías políticas y han impuesto a como dé  lugar, formulas económicas fracasadas, que no sirven absolutamente para nada, excepto para arruinar a los países, y están dispuestos a seguir con el error, con la torpeza, con la creación de miseria. Honestamente no se entiende a la gente que gobierna este país, ¿o son brutos o son tontos o son malvados, o todo eso al mismo tiempo?

DE ESPAÑA A VENEZUELA

Palacios conoció en España a la actriz Bárbara Teyde de quien se enamoró perdidamente y con quien concibió a su primera hija, la ex miss Venezuela y ex miss universo Bárbara Palacios. En 1966 la familia emprendió un viaje a Venezuela para presentar a la pequeña Bárbara a su familia venezolana.

Sin embargo se llevó una sorpresa al encontrarse en el Hotel Tamanaco a su congénere Jaime de Mora y Aragón y al productor de cine y amigo suyo Espartaco Santoni, con los que remontó la exitosa pieza Las personas decentes me asustan, bajo la dirección de Alberto Paz y Mateo, en Caracas. Luego continuó sus incipientes pasos en el teatro venezolano en el seno de El Nuevo Grupo, pero éstas solo serían las primeras obras de una inmensurable lista que hoy día no para de crecer. Tras el actor de telenovelas tan recordadas como El bastardo o Cristal hay un imparable intérprete, un incansable productor teatral.

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A partir de ese momento (en los años sesenta) hacía teatro y televisión regularmente.  Me gustaba mucho el  ambiente, me pagaban muy bien con un equivalente en dólares muy importante, no teníamos control de cambio, teníamos una vida maravillosa, infinitamente mejor que lo que se vivía en aquel momento en España. Además el clima primaveral todo el año me enamoró, el mar muy cerca, mujeres hermosas, un país que podría ser el país ideal.

Bajo esa fascinación el actor se quedó definitivamente en Venezuela y decidió montar su propia compañía teatral que subió el telón con el montaje Acelgas con champagne en el Teatro Las Palmas.

Acelgas con champagne fue un exitazo, duró 6 meses en cartelera de martes a domingos, haciendo doble función los fines de semana, es decir 8 funciones semanales  y luego giró año y medio por toda Venezuela. Fue un verdadero descubrimiento para el público y para mí como director y productor.

– ¿Nunca quiso volver a España?

De viaje temporal sí. Pero mi país elegido es este. Como uno es lo que quiere ser, lo que yo quiero ser es un venezolano en todos los órdenes y seguir dando a este país al que quiero tanto.

Más tarde asumió otro reto. Compró, no sin dificultades y tardanzas en los pagos, un local en Centro Plaza que destinó como espacio teatral. Este, cuenta Palacios, contó con una muy movida cartelera y con obras de altura. Pero en 2002 una enfermedad cardíaca lo obligó a disminuir los violentos ritmos del trabajo de producción y gerencia teatral. Todas las exigencias de su compañía y su local se convirtieron en una silenciosa amenaza.

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Decidí hacer solo tv y teatro pero como invitado, ya no como  productor ni director, sino como actor invitado, lo cual me complace porque estoy dedicado hacer aquello que me gusta: teatro.

Y del teatro no  ha podido separarse. Ha actuado recientemente en obras teatrales como Un enemigo del pueblo de Hernrik Ibsen, Monna Lisa y El gigante de mármol, ambas de Luigi Sciamanna.

TODOS LOS SERES POSIBLES

Su voz transcurre lentamente; saborea cada una de las palabras que su lengua pronuncia. Pareciese que no hay palabra que este veterano emita, sin antes haberla escogido con la precisión de un cirujano. Se nota que, desde muy pequeño, la palabra fue el instrumento más eficaz para expresar y demostrar sus primeras habilidades histriónicas.

– ¿Qué extraña de esa época de 8 funciones semanales?

La vorágine, porque es apasionante, te mantiene con un sentido vital muy especial.  Llega un momento en donde uno no sabe exactamente donde está viviendo, si en la realidad  o en la vida fantástica y virtual de los personajes. Incluso, hay momentos en que creo que es más verdadera esa vida sobre el escenario que la vida que aparentemente llamamos real.

– ¿Por qué?

Porque es mucha más nutritiva, apasionante. Es mucho más breve pero mucho más sustanciosa. Está concentrada la vida en el escenario por grandes pensadores y autores. Hay oportunidades de vivir personajes que no son lo que uno es, que son creación de uno pero no forman parte de eso que llamamos vida real. Esa vida apasionante que se vive sobre un escenario es tan esplendida, tan interesante que a veces prefiero quedarme viviendo sobre un escenario que bajarme a esta situación, que a veces resulta nada confortante.

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– ¿Y qué queda de todos esos personajes?

Algo queda de cada personaje. Nosotros entregamos mucho de lo que somos a cada personaje que creamos, sin duda todos esos personajes enriquecen nuestro mundo interior, nuestro pensamiento, nuestro espíritu. Todos se quedan en nosotros, porque en definitiva el hombre nace y puede escoger ser cualquier cosa, cualquier hombre. Todos los hombres están dentro de uno, todas las posibilidades de ser están dentro de uno, incluso el bien y el mal, y uno escoge si alimentar a uno o al otro, se puede nutrir al hombre de bien o se puede alimentar a ese lobo enfermizo que todos tenemos por dentro, que elige el mal. Un actor realiza esa maravilla de ser todos los seres posibles en este planeta.

– Y después de haber actuado, dirigido y producido por tanto tiempo, ¿nunca se animó a escribir?

Algunas de las obras que he presentado han sido reversionadas por mí, hay una de ellas, Los diferentes, cuyo texto original era de un tal Samuel J. Jomphson, un autor desconocido norteamericano. Yo le busqué a esa comedia una versión venezolana, la reconstruí y le busqué un músico y compusimos todas la música que formó parte de la comedia musical –hace una pausa, piensa y agrega-. Tengo ideas y temas para llevar al teatro pero todavía no he encontrado el tiempo para sentarme a escribir y realizar mi sueño de ser dramaturgo también, que sería un capítulo fundamental y decisivo en mi vida como hombre de teatro.

Mientras continúa buscando el espacio propicio para la escritura, Palacios dedica parte de su tiempo a los programas Entreversos (Canal I) y Entre aplausos  (La Nueva Mágica 99.1 FM).

Entreversos es un programa dedicado a la poesía, donde el actor declama, ofrece homenajes a grandes poetas venezolanos y entrevista a escritores con el propósito de conversar sobre el quehacer poético. Desde el 2014 Palacios aceptó, sorprendido de que el empresario Wilmer Ruperti pensará en él para conducir un programa como éste, pues no recuerda haber expresado públicamente su amor por la poesía.

Acepté el reto sospechando que sería un fracaso rotundo, pero confiando que el fracaso pasaría rápido y la herida cicatrizaría rápidamente, pero para mí sorpresa fue un éxito. Se convirtió en un programa prácticamente de culto, de actualidad para el mundo poético venezolano –y esto lo afirma con total orgullo, especialmente cuando recuerda que en la calle lo saludan gritándole “Epa Entreversos»-.

A su vez, conduce todos los sábados a las 3:00 pm el programa Entre aplausos con su actual esposa, la periodista y también actriz, Patty Oliveros. Lo que los convoca a ambos detrás del micrófono es el acontecer teatral del país. Cada sábado los locutores entrevistan a directores, actores y productores, y dibujan el panorama teatral que está desarrollándose en la ciudad capital. El programa tan solo es un apéndice de lo que Palacios ha hecho toda la vida, seguir conectado al tomacorrientes escénico, desde todos los frentes. A sus 76 años de edad, el actor sigue teniendo sueños por cumplir. A los 76 años aun yace el terreno virgen de la dramaturgia, listo para el surgimiento de su propia voz como creador.

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