Opinión

Juan Domingo Tolisano: “Nos estamos jugando la gloria”

El mensaje a la afición del técnico del Táchira habla de creer: “Llegué a Táchira en un caos: en el apagón, sin luz, sin agua. Ese día mi mensaje es que había que creer en que podemos ganar”. Y en San Cristóbal creen que en la noche del sábado la gloria será levantar su novena estrella

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Táchira llegó a Caracas el miércoles para la gran final. Pocas veces en el fútbol venezolano el partido más importante del año se define con los dos equipos con mayor afición (y títulos) en el país. Al aurinegro le toca jugar un partido único para definir campeonato en el hogar de su más enconado rival. La afrenta es doblemente exigente. 

Y llegaron el miércoles porque Juan Domingo Tolisano, su técnico, quiere sacar al grupo del entorno que le presiona. “Nos vinimos porque aquí estamos más tranquilos y lejos de toda exposición”, dijo el joven estratega sancristobalense poniendo en el piso un mate, herencia clara de su ascendencia argentina.

Táchira tiene un técnico muy joven. Tolisano cumplió 36 años, pero con la piel curtida que deja haber disputado cinco finales en la que solo ganó una (Copa Venezuela con Mineros en 2017). Al que lo vea como un gafe, él le responde categóricamente: “Ha sido parte de mi carrera eso, pero he llegado a finales y nunca es fácil llegar a una final. Hemos repasado qué cosas debemos o no debemos hacer y qué cosas hicimos. No lo dejamos de lado”, explica al ser consultado si el peso de esos cuatro subcampeonatos son un tormento o un elemento de motivación.

En la última visita de Táchira a Caracas, la derrota 2-0 ante el mismo rival de la final en el mismo escenario, se acusó a Tolisano de tomar demasiadas previsiones. Eran otras las condiciones, una fase de grupos es muy distinta a una final a partido único y él lo sabe. Tiene que salir a ganar, sin ningún tipo de especulación. “Un año de trabajo se resuelve en un solo partido en el cual debemos salir a querer ganarlo sin temor. Vamos a salir a buscarlo”, responde sin titubear.

Sobre cómo visualiza un partido en el que ya se conocen lo suficiente y con formaciones cantadas de memoria, cree que no hay que desbocarse, más allá que la intención sea ir a ganar. “Ambos tenemos jugadores determinantes y lo importante es que anden bien, que el colectivo ande bien, tener paciencia para llevarlo de manera correcta, leer los momentos, que tengamos capacidad de respuesta en los momentos difíciles del partido”. No hay mucha novedad o algo que deje ver que variará para el crucial choque. 

En San Cristóbal no ocultan que el técnico que llegue se le exige ser campeón. Siempre. Lo pide la gente y la directiva lo ve igual. Aunque se pueda pedir más cabeza fría y menos pasión a los que toman decisiones, no se puede ir a contracorriente: es ganar o ganar siempre. Una presión ineludible. Desde que llegó en marzo de 2019, ha sido algo habitual en su vida. Además, ya había trabajado en las menores del club y como asistente técnico de Daniel Farías, por lo que la presión no es novedad para él. “Ganar te genera presión. Presión de los objetivos personales. La presión está en todo momento, estamos jugando por un título en la historia, pero desde el primer día hay presión porque eres candidato. La presión la manejamos con trabajo, entregamos el máximo y después esa presión hay que llevarla al punto que favorezca, que te lleve a ir a más. No caer en la ansiedad y desesperación del partido, la presión es algo natural”.

No cree que esa presión disminuya cuando por segundo año consecutivo le ha asegurado más de siete millones de dólares de ingresos al club al clasificarlo por dos veces a la fase de grupos de la Copa Libertadores de América: “Cuando llegamos entendimos que debíamos devolverle al club la competitividad, de devolverlo a la fase de grupos de Copa Libertadores. Era una necesidad, la clasificación a fase de grupos en dos años consecutivos. Hemos trabajado para lograr esto. Nos da tranquilidad pero ahora jugamos por la gloria”.

Hay una motivación especial para este partido. Desde que la campaña comenzó y Edgar Pérez Greco decidió jugar un año más, hay un compromiso de todo el grupo en retribuirle todo lo que el flaco le ha dado en más de 400 choques vestido de amarillo y negro al club. “Él es todo. Es nuestro guía, símbolo y capitán dentro y fuera de la cancha. Como grupo de trabajo nos debemos a él, a devolverle todo lo que ha dado a esta camiseta. Él es el gran artífice de lo que el grupo es hoy día a día”. Un mensaje descifrado en esas ganas que tiene el grupo en darle un título al club y al ídolo.

Más allá de las dos finales consecutivas alcanzadas, Tolisano desconoce si el banquillo atigrado en 2022 contará con su presencia: “No es una pregunta que yo pueda responder. Queremos terminar con el abrazo de emotividad y luego se verá. No hemos conversado de manera formal”, responde.

Su mensaje a la afición habla de creer: “Llegué a Táchira en un caos: en el apagón, sin luz, sin agua. Ese día mi mensaje es que había que creer en que podemos ganar. No dejen de creer”. 

Y en San Cristóbal creen que en la noche del sábado la gloria será levantar su novena estrella. Nada menos que eso.

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