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Jugadores de Medias Rojas cuentan con "cuartico" para desestresarse

Si piensa que los Medias Rojas están dormidos en el estadio, tal vez esté en lo cierto.

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Foto: AP/Steven Senne, Archivo

Una siestita cuando no hay nada que hacer puede ayudar a los peloteros de Boston a estar más alertas en la primera serie mundial con viajes de costa a costa en 20 años.

El Fenway Park cuenta desde el año pasado con un salón pegado al gimnasio del clubhouse que tiene camastros con cuatro colchones matrimoniales, en los que los jugadores pueden echarse un sueñito cuando no hay nada que hacer.

Steve Pearce lo hizo y después pegó un doble contra el astro de Houston Gerrit Cole y anotó la carrera del empate en el segundo juego de la serie por el banderín de la Liga Americana, que Boston terminó ganando.

“Me sentía fundido. Fui arriba y me hice una siesta. Ese día no fui a la práctica de bateo”, recordó. “No te resistas. Ve y duerme un poco, es lo mejor”.

El primer juego de la serie mundial contra los Dodgers del martes por la noche representa el inicio de la recta final de una carrera de resistencia de ocho meses y medio. Seis semanas de pretemporada seguidas de 162 juegos en 182 días y una postemporada que puede durar hasta cuatro semanas y media Hasta los más fuertes sienten el desgaste.

Ahora agréguele esto viajes de 4.200 kilómetros (2.600 millas) de costa a costa después del segundo y quinto juegos de la serie mundial.

Por ello no extraña que los Medias Rojas hayan abierto este nuevo espacio en el parque más viejo de las mayores.

“Camas cómodas, almohadas cómodas. Bien oscuro. Es un buen lugar si quieres tranquilidad”, expresó Brock Holt. “Te puedes relajar, desenchufarte, aislarte de lo que pasa en el clubhouse y descansar un poco”.

El relevista Joe Kelly va allí cada vez que se siente cansado.

“Es sorprendente. Me encanta”, manifestó. “Está frío. Oscuro. Buenas camas. Muy útil”.

Un estudio de la Universidad del Noroeste del 2017 indicó que el jet lag se hace sentir “sobre todo en los viajes hacia el este después de ir al oeste”.

“El impacto de estos viajes se refleja en la cantidad de jonrones permitidos”, añadió.

Los investigadores recomendaron que “un pítcher abridor que tiene que jugar cuando el equipo siente jet lag viaje unos días antes para adaptarse al cambio de hora”.

“A veces no estás en tu mejor forma. Te sientes fatigado”, dijo Pearce. “Necesitas cerrar tus ojos media hora. Ese salón que tenemos nos permite aislarnos de todo por un rato”.

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