Economía

La amenaza del desempleo

Los peligros de una transición política muy compleja llevan tiempo desanimando inversiones y nuevos emprendimientos formales, mientras otras actividades, dependientes de la reventa de productos, se organizan al amparo de controles de precios.

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Por: Ronald Balza Guanipa

Durante los últimos años el gobierno ha publicado cifras que, hasta cierto punto, sugieren que el desempleo no es un problema tan grave como la inflación o la escasez. La precariedad del empleo fue la principal preocupación de quienes, como Genny Zúñiga desde el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, examinaron los datos disponibles en tiempos de bonanza. Al agravarse la crisis, la fragilidad laboral se incrementa.
Es frecuente escuchar que la capacidad instalada de las empresas venezolanas augura una rápida recuperación de sus actividades de hacerse “lo que se debe hacer”, quedando los detalles de algunas medidas en el aire. Sin embargo, no todas las empresas tienen capacidad ociosa, ni son tecnológicamente capaces de enfrentar a productores de otros países con clara ventaja.
Los peligros de una transición política muy compleja llevan tiempo desanimando inversiones y nuevos emprendimientos formales, mientras otras actividades, dependientes de la reventa de productos, se organizan al amparo de controles de precios. La creciente diferencia entre los tipos de cambio oficiales, ante un paralelo que sólo refleja la inexistencia de un mercado de divisas, empeora las cosas para las empresas con deudas en el exterior y anula oportunidades de exportación.
Por otro lado, el incremento en el empleo público resultante de expropiaciones y de una creciente burocracia  atada a controles y a la prestación de servicios sociales mal diseñados, genera nuevos problemas, que una crisis fiscal hace muy difícil enfrentar. Cumplir con las masivas obligaciones salariales no presupuestadas por el gobierno contribuye a la inestabilidad monetaria del país, y no hacerlo al acelerado empobrecimiento de los empleados públicos.
Reducir la nómina del sector público no supondría incremento inmediato en el empleo privado. Más que por las debilidades de las empresas privadas existentes, por la destrucción de las capacidades productivas de algunos grupos de trabajadores. Igualmente, la eliminación de controles de precios acabaría con fuentes de ingresos de personas que durante mucho tiempo no han dedicado tiempo a su formación para el trabajo formal. El desempleo y sus consecuencias sobre la pobreza y la distribución son amenazas que no deben ser desestimadas.
La persistencia del desempleo en grupos sociales ha sido un tema estudiado desde hace décadas. En 1986, Olivier Blanchard y Larry Summers publicaron un artículo estudiando el fenómeno de la histéresis, entendida como la relación directa entre el incremento duradero del desempleo y cambios súbitos en el ambiente económico. En Venezuela conviene considerar prudentemente los efectos futuros de cambios súbitos, en presencia del severo y continuado deterioro de nuestra economía desde los años de la bonanza.
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