Venezuela

La anarquía como método

Colectivos y delincuentes chavistas se apoderaron de barrios enteros y se convirtieron en sus autoridades y cuerpos de seguridad, en legisladores y ejecutores de su propia ley.

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Foto: Enfrentamiento en Cota 905 / @RoryBranker

Parece una paradoja pero no lo es. La anarquía es un método de dominación de la incomprendida forma de poder del populismo totalitario. Antiguamente, la dictadura se asociaba a la mano dura, al mando férreo que garantizaba la seguridad y mantenía el control absoluto del país bajo su puño. Chávez y Castro descubrieron e implementaron un insospechado sistema de dominación para sociedades populosas y complejas como la venezolana. Disminuyendo el área de influencia y el poder del Estado se aumentaba, curiosamente, el poder del gobierno y del gobernante.

Chávez armó a los círculos bolivarianos, a los colectivos y las bandas delictivas y a cambio de su apoyo irrestricto les entregó el dominio de determinadas zonas del país. Colectivos y delincuentes chavistas se apoderaron de barrios enteros y se convirtieron en sus autoridades y cuerpos de seguridad, en legisladores y ejecutores de su propia ley. El resultado fue una extraña forma de dictadura selectiva dentro de un Estado fallido caracterizado por la pérdida del monopolio del uso legítimo de la fuerza y del control espacial del territorio.

Uno de los últimos casos emblemáticos ha sido el enfrentamiento entre Policaracas y las bandas delictivas de la Cota 905 el pasado 5 de junio en Caracas. Eventos similares en los que la policía ha tenido que retirarse tras el  acoso de grupos de delincuentes y colectivos chavistas han ocurrido en todas las ciudades del país. Algunos por asuntos banales, como el ocurrido en ciudad Caribia donde siete policías resultaron heridos luego de atrincherarse en la central de policía por haber llamado al orden a un grupo de malandros que mantenía una bulliciosa fiesta durante varios días.

Lo llamativo del caso de la Cota 905 no es que aún con el apoyo de la Policía Nacional Bolivariana y del Sebin, menores de edad armados de fusiles y granadas hayan amenazado con derribar el helicóptero de la policía, sino que a 20 funcionarios se le haya abierto un proceso sancionatorio por haber penetrado en las áreas que les son vedadas.

Lo que el gobierno ha eufemísticamente llamado zonas de paz son, en realidad, territorios al margen del control de Estado, conglomerados autónomos con su propia demarcación del espacio, sus propios códigos y leyes. Los delincuentes cobran peaje, imponen normas de comportamiento, estipulan quien puede transitar por determinadas zonas, regulan los negocios ilegales y el cobro de los subsidios del gobierno, y todo con un tinte político rojo. La fragmentación del Estado es un instrumento alternativo de control de la población. La gente dominada por el miedo se aísla en sus hogares.

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