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La cotorra margariteña: el ave en extinción que Provita busca rescatar

La ONG ambientalista Provita ha logrado, en progresiva labor de concientizacion y participacion de la comunidad de la Península de Macanao, al norte de Nueva Esparta, aislar la acción depredadora de los nidos y la captura de las crías del ave que es símbolo de esa región insular. Por Ubaldo Urrieta

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Proteger el planeta, resguardar el ambiente, conservar la vida. Estas son las bases fundamentales de Provita. En un mundo en el que las alarmas están disparadas en cuanto al tema ambiental, hay respuestas que demuestran que el desarrollo del ser humano es compatible con la conservación de la naturaleza. Así lo indica la visión de Provita, asociación civil fundada en 1987 que enfoca su misión en «combatir la pérdida de la biodiversidad de Venezuela».

Dos años después de su fundación, Provita arrancó el programa de conservación de la cotorra margariteña, como una actividad que evidencia cómo los humanos sí pueden evitar y confrontar la depredación.

Urgente salvación de la especie

José Manuel Briceño, biólogo y subdirector de Provita en el estado Nueva Esparta, relata que ya para 1989 se agudizaba el proceso de extinción de esta especie en la entidad y que ya había avanzado en las islas cercanas de Aruba, Curazao y Bonaire.

La investigación, mediante metodología internacional de avistamiento y registro, arrojó al menos 600 cotorras en condición silvestre en el bosque seco de la Península de Macanao de Margarita, su hábitat natural.

«La extinción de la especie ha sido objeto de la extracción, el saqueo de los nidos por cazadores furtivos que tomaban los pichones para hacerlos aves prisioneras en jaulas y para venderlos», dijo.

El dirigente conservacionista precisó además que la extracción de arena para la industria de la construcción llegó a afectar el área de reproducción de la especie. Es una actividad económica que debe estar regulada con permisos y límites territoriales, controlada por el Ministerio de Ecosocialismo que tiene esa responsabilidad.

El sector conservacionista ha logrado acuerdos con empresas areneras a fin de que contribuyan y participen en la restauración y que la actividad económica no perjudique el bosque seco ni todo este ambiente natural de la cotorra, donde además habitan otras especies como el conejo, el venado, el mapurite, el cunaguaro y el gato salvaje.

«Este planteamiento forma parte de nuestra propuesta de restauración de la Península de Macanao»,acotó el subdirector de Provita.

Gobernanza y comunidad

Briceño indicó que el 13 de agosto de 1990 se emitió el decreto de la Gobernación del estado que estableció que la cotorra margariteña es el ave símbolo de esta región insular.

«Históricamente hemos activado la labor de conservación en alianzas institucionales, pero básicamente sustentados en el trabajo de las comunidades. Hemos estado claros desde el principio que debe ser permanente la coordinación de la actividad conservacionista con las instituciones, desde el ministerio correspondiente y las autoridades regionales, incluyendo organismos de seguridad», dijo.

Sin embargo, desde Provita señalan que es necesaria una presencia más activa, sobre todo en los meses de la reproducción de la cotorra de marzo a septiembre.

«Con todo ese trabajo, ya para 2010 había un avance importante y logramos el registro de una población aproximada de 1.500 ejemplares en vida silvestre en Macanao», señaló.

Cuidar nidos y pichones

Este mes se está cumpliendo la primera etapa del ciclo de reproducción anual de la cotorra margariteña, ya que el período de incubación es de 26 días. Luego sigue el nacimiento y alimentación de los pichones que se calcula en 59 días, según lo indica el biólogo.

Para esta ocasión y para que esos pichones se conviertan en «volantones», es decir que alcen vuelos y no sean saqueados, Provita instaló un sistema de «cámaras trampa» para que una brigada de ecoguardianes monitoreen el área de la Reserva de Fauna Silvestre Macanao, recientemente decretada.

El subdirector de Provita señaló que esas cámaras están ubicadas en diferentes zonas con el fin de hacer seguimiento a la fauna local, así como al comportamiento humano en el bosque seco.

«Con el trabajo de los ecoguardianes se ha logrado que el saqueo haya disminuido sensiblemente. Hoy podemos asegurar que hay más de 2.000 ejemplares en área de la Reserva en vida silvestre de la cotorra margariteña, y aspiramos a superar la cifra de volantones alcanzada en 2021 de 200 ejemplares».

Para el biólogo este es el satisfactorio resultado de un trabajo sostenido y muestra que el conservacionismo puede ser exitoso.

Formación y organización de ecoguardianes

Formar al personal para ser los guardianes ambientales es una tarea que ha asumido Provita con prioridad. «Todo comenzó con el trabajo de campo por parte de los biólogos ambientalistas, con equipos de asistentes o baqueanos de la comunidad, habituados a recorridos en el bosque seco. Esa experiencia les relacionó con el hábitat de la cotorra», aseguran desde Provita.

El siguiente pasó fue la captación de jóvenes, en su mayoría de las poblaciones de San Francisco y Boca de Río, para la formación de ecoguardianes integrados a la actividad conservacionista. «Adicionalmente la actividad torna  hacia una alternativa de trabajo remunerado, financiado por Provita a partir de aportes internacionales y con un entrenamiento sobre el proceso de reproducción de la especie», señala Briceño.

Los que se logra al involucrar a la comunidad es que se conviertan en multiplicadores del mensaje conservacionista en la comunidad

«El objetivo de nuestra campaña es que se entienda que la cotorra es un ser vivo margariteño y que su hábitat es el bosque seco. Todos los nidos son custodiados por el  equipo de Provita y se encuentran dentro del área de la Reserva de Fauna Silvestre Macanao que también requiere protección, esto lo extendemos al sector público y privado, a los gobiernos nacional y locales, a la empresa privada», señala.

Para Provita es importante incentivar la activa participación de estos sectores para vincular la protección de la especie a una actividad formativa desde el punto de vista turístico en Nueva Esparta.

«Proteger espacios como el  bosque seco es fundamental porque puede es atractivo para actividades de senderismo y de contemplación de la cotorra y de otras especies de la zona. Sería un proyecto de la alcaldía local en el contexto del turismo de bajo impacto», señala.

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