Opinión

¿La curiosidad mató al gato?

Ricardo Adrianza desmitifica la curiosidad bien llevada y la revela como una característica con muchos beneficios neurológicos y de mayor desarrollo personal

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Foto de portada: Noelle Otto / Pexels

Cuando nos referimos a una persona curiosa, la relacionamos de inmediato con alguien que siente deseos de averiguar asuntos que no le conciernen o no deberían interesarle.

Y sí, la realidad es que esta definición está muy arraigada en muchos que van por la vida hurgando en asuntos ajenos – y lo que es peor – esparciendo el veneno de la crítica y convirtiendo al chisme en una de sus virtudes.

Afortunadamente, ese adjetivo no tiene un único significado. Yo prefiero definirlo como el deseo de saber y averiguar cosas, y no precisamente para utilizarlas como chismes, sí para tomarla como herramienta de aprendizaje. En otras palabras, inclinarse a aprender lo que no conoces.

curiosidad
Foto. Anna Shvets / Pexels

Para erradicar el significado negativo utilizado para los llamados “curiosos” y resaltar sus beneficios, quiero citar una frase que escuché hace unos meses en una de las tantas conferencias virtuales que hemos disfrutado en estos tiempos y que refería: “la curiosidad es una vacuna frente a la incertidumbre y el miedo”, lo que significa, –contundentemente – que es un paso hacia el crecimiento personal. De allí la importancia de ponerla en práctica.

Para refrendar sus beneficios, uno de los ejemplos más vistosos corresponde a una de las mentes mas brillantes que han existido, Albert Einstein.

Siendo muy joven, una brújula despertó su interés por la ciencia.

Esto ocurrió cuando estando enfermo, su padre le regaló una brújula y quedó fascinado porque la aguja siempre apuntaba al mismo lugar, lo que le hizo entender que había fuerzas que impulsaban a las cosas donde aparentemente no había nada. La historia posterior y la influencia de su aporte a la humanidad ponen en el tapete el poder de la curiosidad.

Formula Albert Einstein
Foto: Jeeshot / Pexels

De hecho, Einstein, en un ensayo que escribió en el año 1930, explica lo grandioso que es descubrir cosas nuevas cuando expresó:

La cosa más bella que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de toda verdad y ciencia. Aquel para quien esa emoción es ajena, aquel que ya no puede maravillarse y extasiarse ante el miedo, vale tanto como un muerto: sus ojos están cerrados

Esta frase reivindica el poder de la curiosidad y el postulado que mencioné al inicio de este artículo: ¡es una vacuna contra la incertidumbre y el miedo!

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Innumerables investigaciones abordan la influencia que tiene ser curioso y especifican la forma en que el cerebro se activa con la creatividad y los efectos positivos que tiene en la memoria de las personas.

Sus efectos positivos son muchos. Aquí enumero los más terrenales:

  1. Mejor aprendizaje: Un alto nivel de curiosidad influye en la capacidad de retención de un tema en específico. Eso te garantiza mejoras en el proceso de aprendizaje.
  2. Incrementa la motivación: Cuando se estimula la curiosidad, hay una mayor actividad en el circuito cerebral relacionado a la recompensa. Este circuito de recompensa depende de la dopamina, un mensajero químico que transmite mensajes entre las neuronas.
  3. Fortalece la memoria: Con la curiosidad hay una mayor actividad en el hipocampo, región del cerebro que es importante para la formación de nuevos recuerdos, así como el aumento de las interacciones entre el hipocampo y el circuito de recompensa.
Foto: Ksenia / Pexels

Como he resumido, ser curioso supone inmensas ventajas y no solo son buenas noticias para los pacientes con enfermedades neurológicas, sino son útiles para todos aquellos que queremos alejarlas.

Aunque luzca poco creíble, un inmenso paso para ser productivos y sumar a la salud mental es encontrar un estímulo o un tema que nos interese. Eso además contribuye a tu bienestar emocional, siendo que, como hemos escrito en otras oportunidades, abocarse a una actividad que te genere satisfacción incrementa tu nivel de felicidad.

El poder de la curiosidad es tan interesante que algunos consultores proponen incluir en su estructura organizativa un “director de preguntas fundamentales”. Luce un chiste, pero no lo es.

Generalmente, los que tenemos posiciones de liderazgo conocemos las respuestas, pero nos cuestionamos muy poco con relación a situaciones futuras que son claves para construir un plan estratégico. En este sentido, sería incuestionable el aporte de una persona cuya única labor sea plantear preguntas, y está claro que esa función debe ser ejercida por una persona curiosa.

Así que, si te consideras una persona curiosa – te inclinas a aprender lo que no conoces –no debes avergonzarte. Más bien, alégrate, porque esa característica bien utilizada te puede abrir muchas puertas y enrumbarte por el camino del éxito profesional.

curiosidad

Por último, si has escuchado la frase popular: la curiosidad mató al gato, después de lo aquí expuesto, es momento de que te olvides de ella y aproveches la forma en cómo la curiosidad mejora tus condiciones de vida en general. ¿Qué me dices?, ¿qué tan curioso eres?

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