Venezuela

La granada se volvió el arma de moda del delincuente venezolano

Los episodios de violencia en los que aparece un explosivo como elemento principal se han vuelto cada vez más frecuentes y han acentuado la tensión especialmente en zonas de Aragua y la región central, controladas por delincuentes, mientras las autoridades intentan cuantificar armas robadas o extraviadas.

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El último episodio de violencia, en el que una banda armada utilizó granadas, contra dos subdelegaciones del Cicpc en Aragua, que solo causaron daños materiales, desató la tensión entre los delincuentes que pertenecen al “Tren de Aragua” y las autoridades de distintos cuerpos policiales.

La historia comenzó la noche del pasado 7 de mayo, cuando las subdelegaciones de Villa de Cura y Turmero fueron atacadas supuestamente por los integrantes de la banda de “Johan Petrica”, “Larry Changa” y “Manuel Chevrolet”. El primero de ellos supuestamente se encontraba escondido en la cárcel de Tocorón para que el Cicpc no lo aprehenda, protegido además por el pran del penal aragueño.

La respuesta del Cicpc el miércoles 13 de mayo  fue desatar un despliegue en el sector de San Vicente, Maracay, acompañados por la Policía de Aragua y la Guardia Nacional, donde en medio de un enfrentamiento lograron ultimar a dos de los delincuentes y otros 12 fueron aprehendidos.

En principio los uniformados detuvieron a más de 200 personas de la localidad, pero solo una docena de ellos estaban solicitados.

La respuesta de los delincuentes fue atacar una tercera sede del Cicpc. En esta oportunidad fue la sede de El Limón, en la ciudad de Maracay. La situación obligó a que toda la directiva de la policía científica se trasladara hasta el estado Aragua, para atender la contingencia.

¿Cuántas se han robado?

Lo ocurrido en Aragua obligó a todo el Cicpc a reforzar la seguridad en sus subdelegaciones, ante las amenazas hechas por las bandas delictivas de arremeter contra los funcionarios y las sedes policiales.
La comisaria Migdalia Díaz, directora de Investigaciones Contra el Terrorismo de la policía científica, envió un memorando a todas las subdelegaciones, bases de secuestros, Ejes de Homicidios y Ejes de Vehículos en todo el país, para que en las primeras 24 horas envíen a su despecho una relación de robos, hurtos y extravíos de armas largas y artefactos explosivos a personas naturales, oficinas gubernamentales, dependencias policiales y militares, desde marzo de 2011 hasta esta semana.

En el documento enviado a todo el país se solicita que también se incluya una relación de todas las armas largas y artefactos explosivos que han sido recuperados en operativos del Cicpc, durante el mismo período y la identificación de todas aquellas bandas delictivas de las que tengan conocimiento que poseen armas largas y granadas.

“Tener ahora una granada también es símbolo de prestigio dentro de las bandas delictivas. No es igual que te caigas a tiros con la policía, a que les lances una granada y no te puedan perseguir”, explicó el comisario Sergio González, ex funcionario del Cicpc.

Sin embargo, a los delincuentes no siempre les salen bien las cosas, pues no basta solo con tener la granadas, sino además hay que saber manipularla, para no correr con la suerte que corrieron los seis que fallecieron el pasado jueves en la población de San Mateo, también en el estado Aragua, cuando se les accionó el explosivo que pretendían lanzar a la policía, dentro del carro en el que pretendieron huir.

En este hecho perdieron la vida cinco hombres y una mujer que se desplazaban por el kilómetro 92 de la Autopista Regional del Centro, en un Ford Ka negro. Dos días antes de este episodio, el líder de esta banda, conocido como “Kilberth”, se suicidó para evitar que lo aprehendiera la policía, también con una granada.

“Los policías de los diferentes cuerpo no tienen municiones y muchas veces las tienen que comprar con su dinero, pero en cambio los delincuentes ahora tienen granadas. ¿Quién ha investigado de dónde salen y cómo van a parar a manos de las bandas criminales?”, destacó González.

Me da una granada, por favor

En lo que va de 2015, los medios de comunicación han reseñado por lo menos 20 episodios en los que los delincuentes han hecho uso de granadas para atacar a los policías o intentar huir. Sin embargo, más allá de la respectiva nota del Ministerio Público en la que se notifica que se inició la investigación, hasta los momentos ninguna autoridad se ha pronunciado al respecto.

“Es preocupante la cantidad de eventos y la frecuencia con la que están ocurriendo. Se supone que las armas de guerra son de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas Nacionales, pero ya vemos que las bandas no solo tienen fusiles de asalto, sino que ahora también tienen granadas”, advirtió el abogado y criminalista Luis Izquiel.

Tanto Izquiel como el comisario Sergio González coinciden en que debe existir complicidad dentro de las FAN para sacar del parque de arma de los cuarteles este tipo de armamento, que en Venezuela son fabricadas por la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares.

“Desde hace tiempo estamos hablando del irrespeto hacia los cuerpos policiales, hacia las autoridades. Esto es una muestra más y otra consecuencia de tanta impunidad. Lo más lamentable es que muchas de estas bandas están plenamente identificadas, pero no existe la voluntad de hacer cumplir las leyes y sancionar a quienes cometen este tipo de crímenes contra los policías. Los policías están de manos atadas”, indicó González.

El ex funcionario del Cicpc plantea tres hipótesis para explicar la manera en que las bandas criminales obtienen las granadas con las completan sus arsenales. En principio, ratifica la posible complicidad de funcionarios de alto rango dentro de los cuarteles militares que negocian la salida de estos explosivos y que ocultan las faltas para que no salgan a la luz pública.

En segundo lugar menciona la apertura de los espacios militares que hubo a partir de la construcción de edificios de la Misión Vivienda dentro de los fuertes y bases en distintas zonas del país, pues dentro de estos complejos urbanísticos se han asentado también grupos delictivos, y finalmente sugiere la participación en estas mafias, de muchas de las personas que prestan el servicio militar, y que también tienen acceso a este tipo de explosivos.

De explosión en explosión

En el complejo urbanístico de Misión Vivienda Ciudad Betania II el pasado 27 de abril un grupo de delincuentes mató, con una granada, a un funcionario de la Guardia Nacional que respondía al nombre de Ensoni Mendoza. En este hecho murieron tres de los malandros.

Otro de los eventos en los que la explosión de una granada provocó cinco muertos ocurrió la tarde del 16 de febrero, en la Zona 6 del barrio José Félix Ribas de Petare, cuando en medio de un enfrentamiento con funcionarios de la policía científica los delincuentes detonaron el explosivo en el interior de una vivienda.

Seis días antes, en la avenida Rómulo Gallegos, un enfrentamiento entre delincuentes y funcionarios de Polisucre terminó con seis uniformados heridos y un vehículo incendiado por la explosión de otra granada.

Dos días después de este hecho, en la población de Yare, en el estado Miranda, un par de motorizados lanzaron una granada a funcionarios de la policía de Miranda que habían instalado un punto de control para verificar personas. Hirieron a uno de los uniformados.

En marzo un adolescente y otra persona fallecieron en el sector de Guaicoco del municipio Sucre, cuando el muchacho manipulaba el explosivo delante de un grupo de vecinos, y le estalló. Otras ocho personas resultaron heridas en el mismo hecho.

A principios de abril una mujer y un hombre resultaron heridos en la población de Santa Eulalia, en el municipio Independencia del estado miranda, cuando les estalló una granada que manipulaban dentro de una vivienda.

El 26 de abril otro grupo criminal atacó la sede de la comisaría de El Macaro, en el estado Aragua, en venganza por la detención de varios de sus miembros. Y estos son solo algunos de los episodios de violencia ocurridos en Venezuela este año, en los que el protagonismo del titular se lo llevó la detonación de una granada.

“Los policías luchan en desigualdad de condiciones. Ellos solo cuentan con pistolas calibre 9mm, mientras que los malandros cargan fusiles y ahora granadas. ¿Por qué no se hace una investigación a fondo, que determine de dónde salen estos explosivos? Porque pasa como en todos los casos que investigan en Venezuela: Nunca llegan al fondo del asunto”, dijo Luis Izquiel.

El famoso “Pata Seca”

El comisario Sergio González recordó que a finales de los 90, la única banda delictiva que se ufanaba de tener en su poder elementos tan peligrosos como una granada, era el grupo de Carlos Eduardo Vásquez Velásquez, mejor conocido como “Pata Seca”, que fue un popular delincuente que se dedicaba a cometer robos en entidades bancarias y en quintas y que en varias ocasiones repelió la acción de la antigua Policía Técnica Judicial mediante el uso de explosivos.

“Lo hizo en Vista Alegre una vez y también en San Bernardino, pero en esa época era la única banda que tenía ese tipo de armas en su poder. Ahora las tiene cualquiera y nadie investiga de dónde salen”, recordó el comisario González.

Lo cierto es que con lo ocurrido en Aragua, quedó en evidencia, una vez más, que hay bandas delictivas en Venezuela con más poder que el Cicpc, que se vio sometido por la acción de un grupo criminal, sin que ningún funcionario de la directiva se pronunciara.

También sirve para ratificar que el control de las cárceles venezolanas lo tienen los pranes y no la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, pues ¿cómo se explica que un delincuente acuda a un penal, por voluntad propia, a buscar protección, solo para evitar ser capturado por la policía?

Y desde luego, lo menos que podría ocurrir en este caso, en que el Ministerio Público inicie una investigación, que posiblemente quede como el 97% de los expedientes de delitos comunes que son abiertos cada año, es decir, impune. Mientras, persiste la tensión en Aragua.

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