Invasión en Ucrania

La historia de Anna Senik: de fotógrafa artística a soldado en el frente de batalla

"La indiferencia no era una opción". En esta frase resume una joven fotógrafa los motivos por los que marchó a defender su país, Ucrania, de la invasión rusa. En entrevista exclusiva para El Estímulo habla del arraigado nacionalismo de su pueblo y de sus esperanzas

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Anna Senik

Desde que el 24 de febrero Rusia le declaró la Guerra a Ucrania, un país de 44 millones de habitantes, más de medio millón ha buscado refugio fuera de las fronteras, otros han muerto en combate y muchos civiles se encuentran alistados en los frentes de defensa ucraniana. La curiosidad, el orgullo y la reverencia de todos, incluso de la primera dama Olena Zelenska, es que entre ellos hay millares de mujeres que decidieron tomar las armas para defender su país. Una de estas valientes mujeres, Anna Senik, contó en exclusiva para El Estímulo sus motivos, sentimientos y esperanzas.

La etno-fotógrafo ucraniana Anna Senik, nacida y criada en Kyiv, cuenta lo que implica ser parte de esta guerra que llegó con una primavera de vientos helados. El bombardeo de la plaza central de Kharkiv, imágenes del estallido de misiles y rostros sin vida, se convirtieron en una rutina que nadie quiere ver.

Anna Senik
Hasta hace unos días, Anna lucía como en la foto de la derecha. Crédito: Todas las fotos son cortesía de Anna Senik

Para muchos, la avanzada rusa puede ser una forma de golpear el nacionalismo y la voluntad de los ucranianos. Sin embargo, Anna Senik comenta que el nacionalismo ucraniano es inquebrantable y diferente para cada persona.

Anna forma parte del Destacamento Especial de la Compañía 207 de la Defensa Territorial del Ejército de Kyiv. Desde un cuartel en la capital ucraniana, respondió las preguntas de El Estímulo.

«Mi amor por Ucrania se basa en muchas cosas: familia, tradiciones, historia. Sé cómo era la vida de mis antepasados y quiero ser digna de su memoria», responde esta fotógrafa que cambió la cámara y las fotos artísticas por un arma para defender su país.

Siempre dispuestos a luchar

Anna Senik explica que como pueblo entienden su lucha. «Sabemos por qué estamos luchando. Estamos defendiendo nuestros hogares, nuestras familias, nuestra tierra. Por eso somos más fuertes, porque estamos en casa y protegemos a los nuestros».

Y aunque el pueblo ucraniano no quería el estallido de la guerra, tanto ella como millones de habitantes estaban listos para luchar de ser necesario.

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«Nunca quisimos una guerra, pero siempre estuvimos listos para defender nuestra libertad e independencia. A lo largo de la historia, los ucranianos han tenido que hacer esto muy a menudo. Por eso, moralmente, siempre hemos estado dispuestos a luchar», asegura.

Anna ya tiene experiencia con conflictos bélicos. «En 2014, cuando comenzó la agresión rusa en el Este, me uní a uno de los batallones de voluntarios y dirigí el servicio de prensa allí. Por eso ahora es más fácil para mí que para otros, porque conozco y entiendo un poco la guerra».

Anna Senik
Este es el segundo contacto de Anna con la guerra

Ya son más de siete días de guerra y horror y el pueblo sigue gritando con heroísmo «Gloria a Ucrania» y «La victoria es nuestra». Es que, según describe esta ferviente defensora de su país, «los ucranianos siempre son muy solidarios frente a las grandes amenazas».

Anna Senik comenta: «Nuestro superpoder es la capacidad de unirnos y ayudarnos unos a otros. Y no importa si es una guerra, una revolución, una pandemia o un desastre natural. Ante cualquier situación mala, nosotros organizamos la lucha y la supervivencia».

La vida robada

Anna Senik, quien forma parte de esa estadística de una mujer alistada en la Defensa Regional Armada de Kyiv, comenta que desde el 24 de febrero le es difícil dividir los días. Para ella ha sido uno solo, largo y duro. Y, aunque confiesa que el miedo siempre está presente, asegura que no es el sentimiento más fuerte.

En una breve respuesta, esta joven narra que con esta guerra siente ira: por sus hogares destruidos y por sus vidas robadas. Explica que, como fotógrafo artístico, tomar las armas significa defender también el arte.

«Para mí, esto significa también defender mi arte. Toda la belleza de la cultura tradicional que tanto amo está bajo amenaza de destrucción. Como fotógrafo, tengo una fuerte empatía y siempre trato de comprender los sentimientos humanos. La guerra no es sólo entre dos estados. Es una guerra entre dos cosmovisiones, entre personas que crean y construyen, y los que destruyen y saquean».

Anna Senik
Anna siente que defiende también el arte de su cultura y su nacionalismo profundamente arraigado

Anna tenía la certeza de que la guerra se daría. «No solo lo esperaba: lo sabía. Putin es un psicópata, y Rusia está enferma de crueldad imperial, nunca se conformará con lo pequeño. El mundo finalmente tiene que abrir los ojos y actuar. Es una pena que esto haya requerido tantas muertes de ucranianos», sentencia con firmeza en sus palabras.

La indiferencia no es opción

Repetir la historia jamás ha sido una opción. Con las guerras no existe cultura de paz, las miradas cambian, se implosiona la humanidad, el derecho a la vida, se viola el derecho a la existencia del otro, se destierra la misericordia y prácticamente se le asigna un nuevo sentido a la coexistencia. Sin embargo, quienes están en ella, como Anna Senik, aún con gran dolor sienten esperanza, amor por la vida y admiración por la gente que le rodea.

Anna concluye esta entrevista con un mensaje clave para la humanidad: «Espero que el mundo entienda que los estados agresivos y los presidentes inadecuados son problemas no solo para sus vecinos, sino para todos».

El famoso himno «How not to love you my Kyiv» está más vigente que nunca.

En lo más controversial y humanamente cuestionable, queda dispuesta en el vacío la incógnita del por qué la vida de un país y sus ciudadanos es, con tanta facilidad, transformada, robada, mancillada y hasta enterrada junto con cualquier posibilidad de piedad.

Nota de redacción: Escribimos Kyiv, respetando el idioma ucraniano. Kiev es el vocablo ruso para la capital de Ucrania.

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