Salud

“La medicina de Omaira llegó tres días antes de su muerte”

Omaira Mercedes Alfinger Cuello necesitaba tomar una pastilla de Baraclude al día para controlar la cirrosis hepática que la hacía una paciente crónica. Estuvo ocho meses sin tratamiento, pues el Seguro Social no se lo suministró. Finalmente, en octubre de 2017 su familia logró comprarle la medicina en Colombia. Pero ya era tarde

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TEXTO: DALILA ITRIAGO | FOTOGRAFÍAS: IMÁGENES REFERENCIALES

Omaira Mercedes Alfinger Cuello era de tez blanca. Luego se fue poniendo amarillita o más bien pálida, como una cortina mantecado. Un día le aparecieron unas manchitas marrones en su rostro y fue su esposo, Enrique Alfinger, quien se dio cuenta de que su mujer enfermaba.
Omaira tenía 62 años de edad, había nacido en Barquisimeto, estado Lara, y tenía tres hijas: Oralis de 39 años, Oraima de 37 y Orianni de 31. Hace más de 18 años le diagnosticaron un tumor en el útero y cuando le realizaron la histerectomía para extraérselo adquirió una contaminación en el pabellón que la hizo adquirir Hepatitis B.
Esta no fue tratada adecuadamente y derivó en una cirrosis hepática.
Omaira llevaba nueve años recibiendo quimioterapia y controlando su enfermedad. De hecho, podría estar viva en este momento de haber continuado tomando diariamente una pastilla de Baraclude, pero de febrero a octubre de 2017 el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales no le suministró el medicamento, pues no lo tenía en existencia. Omaira murió el 18 de octubre de ese mismo año.
Su viudo Enrique Alfinger cree que todo fue muy rápido. Su esposa no daba detalles de su enfermedad ni comentaba sus dolencias. Hasta que llegó el día que dejó de ir a la sede del Seguro Social Pastor Oropeza, pues se cansó de escuchar que la medicina no había llegado.
“Le decían que esperara hasta los primeros días de cada mes, que habían hecho el pedido pero que aún no llegaba. Eso fue en julio. Pasaban los días y los meses y luego le confesaban que había medicamentos pero no de ese tipo de quimioterapia. Que esos no habían llegado. Así mi mujer perdió lo rosadito de sus mejillas y le fueron apareciendo unas manchas marrones en la cara. También empezó a sufrir de insomnio y a disminuir su apetito. No podía ir al baño y la barriga se le ponía dura”, dice el esposo.
medicinas
Era estítica y el problema del hígado agravó su condición. Pero evitaba hablar del tema fuera con su marido o con sus hijas. No quería preocupar a nadie, cree el ahora viudo, quien logra discernir entre la amabilidad de los empleados de la Farmacia de Alto Costo del Seguro Social de la Avenida La Salle, ubicada en la capital larense, y la indolencia de un gobierno que incumplió con el tratamiento de sus pacientes crónicos.
De sus tres hijas, dos viven en el exterior. Ambas hicieron el esfuerzo de comprarle el tratamiento en Colombia y hacerlo llegar al país. Solo que la medicina llegó tres días antes de que Omaira muriera. Su cuerpo la rechazó, ya era demasiado tarde, aunque la frase sea un lugar común.
“Mis hijas y la familia entera se volcó a buscar el Baraclude por las redes sociales pero no lo había en todo el país. Una doctora patóloga de la clínica Acosta Ortiz me dijo que era muy difícil conseguirlo pues era cuestión de dólares y ya el gobierno no estaba importando ese tipo de medicinas”, continúa recordando Enrique Alfinger.

Cuando el medicamento logró cruzar las fronteras Omaira había perdido el conocimiento. Fue cuestión de días. La medicina llegó el domingo 15 de octubre y ella falleció el miércoles 18. Cuentan algunos familiares, que pidieron no ser identificados, que para ese entonces ella ya no abría la boca y escupía todo lo que le acercaban. Los médicos decidieron abrirla por el cuello para tratar de colocarle el Moderán porque por la boca no le pasaba nada. Recibió solo una pastilla de una caja de 30. El resto se las dieron a uno de sus hermanos que también padece la enfermedad.
La espera de meses trajo sus consecuencias imprevisibles. La angustia por las medicinas también afectó al esposo de Omaira. El día que el tratamiento llegó a Lara, gracias a una amiga de la familia que las trasladó desde Colombia, él sufrió un infarto y un Accidente Cerebro Vascular. Los médicos requerían Nitroglicerina para salvarle la vida y este es otro de los medicamentos inexistentes en el país. Por suerte un cardiólogo amigo les donó el tratamiento.
“Tenía la tensión arterial en 220. Se estaba muriendo. Él estaba muy mortificado por las medicinas de Omaira, hasta que se sintió mareado y se acostó en la cama. Le dijo a su mujer que se sentía mal y esta apenas le contestó: “Ajá”, porque ella también estaba mal. Los cardiólogos te pueden dar fe de que eso fue así porque dijeron: “Esto es un infarto emocional. Esto es por la gravedad de tu mamá”, relató otro familiar que pidió no ser identificado.

Luego las vidas se cruzarían para despedirse. Omaira falleció el 18 de Octubre a las 8:00 de la mañana y a su esposo lo dieron de alta ese mismo día a las 10:00 am.
“Los psicólogos llegaron, hablaron con él, lo prepararon y después vinieron los cardiólogos. Todos se pusieron alrededor de su cama. Hasta cuando una prima le agarró la mano y le dijo: “Tío, mi tía falleció” y él le respondió: “¡No puede ser Piera, no puede ser!”, dijo una fuente cercana a la familia.
Luego se supo que los doctores habían decidido que Enrique Alfinger no saldría de la clínica hasta que no supiera la verdad, pues era preferible darle la noticia mientras estaba monitoreado a correr el riesgo de que volviera a infartarse en su casa, lejos de los especialistas.
Medicinas
“Él ya estaba dado de alta, no tenía chupones puestos ni tensiómetro. Él ya estaba bien. Estaba sentadito en la cama y apenas le dieron la noticia, los doctores disimuladamente le pidieron que levantara el brazo para tomarle la tensión. La tenía en 170-80. Empezaron a meterle medicamento por la vena otra vez, a puyarlo, a agarrarle la vía. Terminó llegando a la funeraria de noche”, relata otro familiar cercano.
Francisco Cuello es el hermano de Omaira que terminó la caja de pastillas de Baraclude que no pudo ingerir Omaira. Ya se las tomó y no tiene medicamento extra para continuar con su tratamiento. Debe tomarlas de por vida. Hay en la familia quien comenta, en voz baja, que él morirá de lo mismo que murió su hermana Omaira: indolencia.]]>

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