Espectáculos

La misteriosa ruptura de Oscar D'León con su mánager

El hombre que manejó durante 20 años la carrera del Sonero del Mundo y del que se dice fue el artífice de la consolidación de su éxito internacional, falleció de un infarto en Miami, sin que se conocieran claramente los motivos de su separación profesional, que nunca se anunció oficialmente

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Texto: Aquilino José Mata | Fotografía: Cortesía

Oswaldo Ponte, quien fuera mánager del Sonero del Mundo Oscar D’León, falleció de un infarto el pasado 24 de agosto en su casa de Miami, Estados Unidos. Juntos hicieron que canciones como Llorarás, Mi bajo y yo y Mata Siguaraya se popularizaran en la escena musical mundial.

“Amanezco con un profundo dolor al saber la pérdida de mi querido amigo y ex mánager Oswaldo Ponte, un gran hombre, luchador, trabajador y forjador en gran parte de mi carrera, con el que viví momentos inolvidables e imborrables. Con este dolor me uno al duelo que embarga hoy a su familia”, lamentó D’León en su cuenta de Instagram.

Ponte ayudó al León de la Salsa a llevar su música a países de Europa y Asia, donde no todos los salseros han podido afianzarse. No solo fue la salsa el género en que Ponte catapultó al artista venezolano, sino que en el jazz latino también lo convirtió en un referente.

Fue en territorio norteamericano donde lograría la hazaña de posicionarlo, con igual receptividad y popularidad. De esta manera, cuando el artista hace sus giras frecuentes por los Estados Unidos, actúa indistintamente en templos salseros como el Madison Square Garden o The Copacabana, o en escenarios jazzísticos de la relevancia de Sob’s y el Blue Note.

Cuando Oswaldo Ponte tomó en sus manos la carrera de Oscar D’León, no pocos medios del exilio cubano en los Estados Unidos lo veían con reticencia, pues aún no le perdonaban la visita que había hecho a Cuba pocos años antes, en 1983, en medio de un éxito arrollador.

El periodista Jorge Collazo, quien trabajó 21 años con el artista, narra en su libro Oscar D’León, el Sonero del Mundo esta experiencia en suelo cubano.

“Fueron solo 15 días los que estuvo en Cuba, a instancias de un uruguayo, Aliko, que lo representaba artísticamente en esa época. Su arribo fue apoteósico y su estancia en la isla sensacional, besó el suelo cuando llegó al aeropuerto, más de 3.’000 personas lo esperaban a su llegada, que coronó finalmente en el Festival de Varadero (…). No ha visitado más la isla desde que prácticamente el exilio cubano en Miami le preparó un boicot a sus presentaciones en territorio estadounidense”, refiere Collazo.

La devoción que provocó en Cuba era de tal magnitud, que hasta llegaron a compararlo con el gran Benny Moré, eterno e indiscutible ídolo de ese país.

Ponte, pensando que por un solo mercado no podían correr el riesgo de perder otros que le reportaban mayores beneficios, no solamente en lo artístico, sino también -muy importante- en lo económico, convenció a su representado para que, a través de entrevistas radiales en las más influyentes emisoras latinas de Miami y Nueva York, se hiciera un descarnado mea culpa manifestando su arrepentimiento por haber actuado en Cuba.

Los jerarcas comunistas de la isla hicieron lo que se estila en estos regímenes, que fue vetar su música y hasta su nombre durante más de 30 años a quien hasta ese momento adoraban por haber actuado gratis y visitar la tumba del Benny Moré, como lo puntualizó en su momento la publicación opositora on line Foro Antitotalitario.

La estrategia dio buenos resultados, pues los medios del exilio cubano le levantaron el veto y de esta manera volvió a remontar artísticamente, no solamente en los Estados Unidos, sino que también consolidó sus otros mercados foráneos, que empezó a visitar más a menudo y con una gran promoción cada vez que lo hacía.

¿El cerebro detrás de esta táctica? Oswaldo Ponte.

El fin de una alianza

La gran camaradería que existía entre el llamado Diablo de la salsa en sus inicios y su mánager, a quien sus allegados apodaban cariñosamente “el portugués” era más que notable.

Fui testigo de ello cuando asistí a diversas presentaciones del venezolano y su orquesta en los Estados Unidos, así como en una extenuante gira europea que a finales de la década de 1980 haría por Europa, que cubrió diversas ciudades de Italia, Alemania, España, Inglaterra, Francia, Holanda y Suiza.

Por ello, fue sorpresiva la noticia, años después y casi por casualidad, de la ruptura profesional entre ambos, que, además, por razones que se desconocen, jamás se anunció oficialmente, lo que dio lugar especulaciones de todo tipo.

En noviembre de 2017, estaba llamando telefónicamente a una amiga que vive en Miami y por un error a la hora de pulsar la agenda electrónica, marqué otro número. Quien contestó fue Oswaldo Ponte.

Al darnos cuenta de la equivocación, había que preguntar por D’León, ante lo cual contestó parcamente y con evidente incomodidad: “Hace un año que no trabajamos juntos”.

Ante la imprevista noticia, y conscientes, por el tono de voz de nuestro interlocutor, que quería evadir el tema, dijo a qué se dedicaba entonces: “Tengo una empresa de exportaciones e importaciones de frutas, desde Estados Unidos a Portugal y viceversa”.

“¿Y qué ocurrió con Oscar?”, era la pregunta indicada.

“Nada, que se cumplió un ciclo. Ese ciclo se cerró. Nada más. Quedamos en los mejores términos, en muy buenas relaciones. Lo admiro mucho, es el mejor artista que ha tenido Venezuela”, respondió.

Y antes de que hubiera chance para repreguntarle, nos atajó: “Estoy cansado, ya tengo 70 años de edad, prefiero no viajar tanto, por lo menos no con el mismo ajetreo de antes. Este negocio de ahora, el de las frutas, es más pausado”.

Antes de finalizar la breve conversación, Ponte aseguró que no se planteaba volver a trabajar de nuevo con artistas… por ahora.

Y remató categóricamente: me quedo a vivir en Miami definitivamente, aquí están mis negocios, no pienso volver a Venezuela.

De la ruptura tampoco ha querido abundar mucho el salsero, a quien, según varias fuentes, le maneja sus asuntos su esposa. Allegados sostienen que el negocio se rompió cuando éste le manifestó a su mánager que deseaba él mismo manejar sus negocios.

“Le calentaron el oído”, nos avanzó un ex empleado de su empresa, aludiendo a la familia más cercana del cantante, pero sin atreverse a soltar más prenda. El misterio de las razones para que se rompiera un tándem tan exitoso, artística y financieramente, quedará en la incógnita total, por lo menos en lo que concierne a Oswaldo Ponte.

¿Se atreverá Oscar a revelarlo algún día?

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