De Interés

La Nacional: un refugio olvidado por el chavismo levanta su voz

Luego de publicar la historia de los vecinos de La Nacional, distintas autoridades gubernamentales pudieron conocer su realidad. Solo pasó una semana y la señora Albertina Oliveros, quien sufre de enfermedades crónicas y acumula más de 10 años allí, obtuvo una respuesta que avivó su esperanza de obtener un espacio digno para vivir

Publicidad
La nacional refugio

Luego de una semana de haber publicado las denuncias de un grupo de vecinos damnificados del refugio La Nacional, ubicado en el centro de Caracas, El Estímulo confirmó que la señora Albertina Oliveros y otros vecinos recibieron respuesta de las autoridades gubernamentales.

De acuerdo con Branyer Rojas, uno de los habitantes, hubo acciones inmediatas después de que las autoridades leyeran el reportaje que retrata la situación que padecen quienes viven en el edificio.

«Damos gracias a Dios por eso (la respuesta de autoridades). Después de aquella historia que presentamos sobre la situación de La Nacional, el llamado que hicimos primeramente a Dios y a las autoridades para que acudieran a solucionar, hubo una gran respuesta», dijo Rojas.

«Al medio de comunicación les deseamos que sigan haciendo su trabajo como lo está haciendo porque verdaderamente es un éxito. Están llenando de fortaleza y esperanza a muchas familias, a nuestras vidas. Ahora sentimos que somos visibles», agradeció ante el alcance que tuvo la denuncia de sus vecinos.

Esta es la historia de los vecinos de La Nacional

Caracas tiene varios refugios para damnificados, pero el del edificio La Nacional, en pleno centro de la ciudad, a pocos metros de las principales instituciones gubernamentales, es un ejemplo de la precaria realidad que viven quienes son trasladados a estos lugares.

En La Nacional son 100 familias las que habitan sus pasillos y cubículos. Solo hace falta entrar para comprobar que la mayoría de los que andan por las instalaciones son niños menores de 10 años. Unos nacieron allí y otros solamente llegaron a habitar el segundo piso de la estructura tras perder sus hogares.

La nacional refugio

Las razones detrás de la pérdida de sus casas fueron varias, pero la actualidad no varía: el hacinamiento les recuerda que son muchos años esperando que se cumplan las promesas de una vivienda digna.

Es por eso que el miércoles, 11 de agosto, un grupo de damnificados salieron a las calles a protestar para exigir respuestas y acciones concretas a la administración de Nicolás Maduro, pues aseguran que están cansados de tantas mentiras y humillaciones.

La nacional refugio

El mejor ejemplo es el de Albertina Oliveros, una mujer  de 67 años de edad, quien hace 10 años quedó damnificada porque su casa se desplomó como consecuencia de las lluvias.

Cuando perdió su hogar, que se ubicaba en El Valle, una parroquia popular del municipio Libertador, el Gobierno Nacional le asignó un cubículo en el piso 2 del edificio La Nacional. Al lugar llegó con sus hijos, nietos, y los pocos enceres que recuperó sobre el hombro.

La promesa que recibió fue igual a la que escucharon sus vecinos: pronto recibiría una vivienda digna, donde viviría plenamente junto con su familia. Sin embargo, ella sigue esperando como el resto. Tanto así que sus 5 nietos crecieron y sus 3 hijos emigraron a Perú para poder ayudar económicamente con los gastos, especialmente la comida.

Sin casa y sin medicinas

Diez años entre esas paredes hicieron que las enfermedades surgieran, y ahora Albertina padece de una serie de dolencias crónicas. La más dura es la psoriasis, que le ha afectado distintas  partes de su cuerpo, específicamente sus brazos. La mayoría del tiempo sus extremidades están hinchadas, resecas, manchadas y de un preocupante color rojizo.

«También tengo problemas de tensión. Soy asmática y padezco una delicada enfermedad en el corazón. Desde hace mucho tiempo no he podido  tomar los medicamentos necesarios por falta de dinero para comprarlos. Me mantengo con guarapos de ramas medicinales”, contó Albertina a El Estímulo.

Para acomodarse, dividió su cubículo en dos cuartos. En ellos tiene camas literas con colchones desgastados donde duermen sus nietos. El espacio también lo adaptó con cuerdas para secar la ropa cuando puede lavar.

La nacional refugio
Albertina con sus pipotes y garrafas de agua. 

Su sala tiene pipotes, ollas y botellas de agua en las esquinas. Su nieto mayor es quien los llena. A pesar de que debe salir a vender caramelos a diario para comprar alimentos, el joven baja a la mezzanina del deteriorado edificio para abastecer sus envases en la única toma que tiene La Nacional.

La nacional refugio

Cuando narra su historia, Albertina no duda en rememorar las palabras que soltó un antiguo ministro del chavismo: «Hace unos cuatro años, nos visitó el ministro de la Vivienda, Manuel Quevedo. Ofreció solución a unas pocas familias y prometió volver. Más nunca le vimos la cara. Pero este año, como es año electoral, ya estamos esperando a los candidatos vengan a visitarnos a pedirnos el voto. Quizás esa sería la única  forma para que conozcan nuestra triste realidad”.

Colapso del edificio

La protesta de los damnificados también advirtió un hecho evidente: el colapso de la estructura del edificio.

Brayen Rojas, otra habitante del refugio, dijo: “Nuevamente volvimos a protestar en la calle, ya que la fuerte lluvia ocasionó el colapso del edificio. La mayoría de los cubículos se inundaron. Se mojaron los colchones, muebles, la ropa, todo. El sótano y mezzanina se encuentran inundados. El agua sale por las instalaciones eléctricas y se cayeron varias paredes”.

La nacional refugio

En una breve visita, El Estímulo observó que los pasillos y escaleras están a oscuras. El techo y el friso de las paredes se está cayendo y las baldosas se están despegando.

En cuanto a las instalaciones eléctricas, la mayoría de los cables están torcidos, con empates o quemados.

La situación es conocida por algunas autoridades, Rojas detalló que Protección Civil y el Cuerpo de Bomberos levantaron informes donde señalan que el edificio no es apto para que haya habitantes.

Esperanzas que se desploman

Gisel Alcántara, una de las vecinas de La Nacional, llegó hace 7 años al refugio. Ella era del sector Carapita de la parroquia Antímano, allá vivía en una casa en alquiler que se desplomó a causa de un movimiento del terreno.

“En esa oportunidad, solo le dieron respuesta de vivienda a la dueña de la casa. A las dos familias que estábamos alquiladas nos trasladaron hasta este refugio. Aquí vivo con mis 4 hijos menores de edad. El mayor tiene 12 años, dos gemelas de 6 años y un niño de tres años, quienes en su infancia solo han conocido este medio hostil. No tenemos agua. Un baño es utilizado por 4 familias. Hay graves problemas con el sistema eléctrico. Me duele ver crecer a mis hijos aquí. Ellos tienen derecho a una mejor vida”, dijo Alcántara.

La Nacional, tras convertirse en un refugio, es un sitio de olvido para las personas de la tercera edad con discapacidad y enfermos crónicos. Sus vecinos saben que nadie los visita y ninguna autoridad hace inspecciones para conocer sus necesidades.

La nacional refugio

Nadie más que ellos conocen sus problemas en el área de salud, medicamentos y alimentación.

“Ya estamos cansados. Ya basta de mentiras y de humillaciones. Nosotros estamos aquí, pues hasta aquí nos trasladaron las autoridades que nos deben dar respuesta. Nadie respeta nuestros derechos. Vamos a seguir estas protestas callejeras, de forma pacífica, hasta obtener respuesta”, dijo Karel Pulgar, otra de las personas afectadas.

Publicidad
Publicidad