Venezuela

La pandemia y su ideologización como política de Estado

La pandemia del coronavirus y sus víctimas no es una invención del más allá, ni del más acá, pero el chavismo se empeña en victimizarse / Por Froilán Barrios Nieves

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AFP
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Estamos en alerta universal, ya que el problema central de todos los países del mundo es enfrentar a ese ejército invisible que amenaza la existencia de la humanidad, cuyo nombre infunde terror a los gobiernos más poderosos del planeta, ya que el parte diario de víctimas de la pandemia no es una invención del más allá, ni del más acá, ni «fake news», ni cadenitas de Whatsapp, ni Facebook o Instagram. Algunas, por cierto, de tan mal gusto que no respetan la dignidad humana.

La emergencia obliga a ubicarse en los hechos. En lo que están haciendo gobiernos de diferente índole político en Europa, América y Asia, abocados a enfrentar la pandemia con políticas concretas y pragmáticas, en lugar de debatir sucesiones, elecciones o próximos gobiernos.

Estrategias contra la crisis

¿Qué pasó hace un siglo? la primera pandemia global, la gripe española (1918) fue tan gran grave que llevó al otro mundo a mas de 40 millones de personas. Incluso se habla de hasta 100 millones. En resumen, pudo matar a más seres humanos que las dos guerras mundiales juntas.

Por lo tanto, los planes de Angela Merkel en Alemania de endeudarse por encima de la constitución, con créditos para mantener la economía y los puestos de trabajo, así como dotar a la red de salud de suficientes suministros para enfrentar la catástrofe, son sus objetivo primordiales hoy.

De igual talante ha sido la decisión de Donald Trump de inyectar un billón de dólares a la economía estadounidense, que ya registra a un tercio de la población activa como desempleada. Se trata de un esfuerzo para contener la explosión social. Así es también la emergencia que enfrenta Pedro Sánchez en España. No es de marca menor, son retos que deben afrontar los españoles ante un virus letal, o el gobierno de Italia, el cual reconoce ser el principal foco de la pandemia en Europa, o incluso Boris Johnson, en el Reino Unido, quien está contaminado por el Covid 19.

Sin importar color político

Como podemos observar, son gobiernos de diferente color político. Trump es republicano, Sánchez es un socialdemócrata del PSOE, la Merkel es de la conservadora CDU socialcristiana alemana, Giuseppe Conte de la coalición del izquierdista Movimiento 5 Estrellas y el PD Socialdemócrata, Boris Johnson de los tories conservadores. Cada gobierno ha asumido afrontar las alarmantes cifras de la pandemia, que alcanzan ya los 30.000 fallecidos en Europa y en EEUU ya sobrepasa las 3000 víctimas. Entre tanto, los números mundiales mundiales registran 700.000 contagiados y 45.000 víctimas.

Mientras esto sucede a nivel global, acá en Venezuela sufrimos a un gobierno empeñado en cadenas nacionales, en amenazar a la oposición, en priorizar su supuesta condición de «víctima» del imperio, que le levanten las sanciones primero, en lugar de abordar la pandemia que ya tocó con fuerza tierras latinoamericanas, ya que las cifras de víctimas sobrepasan los tres centenares. En esa pose le afianzan el argumento los de la mesita de noche de Miraflores, suerte de oposición rastrera, y las centrales sindicales CSI y CSA, quienes argumentan la “solidaridad revolucionaria”, en lugar de atender la prioridad del huracán que se avecina sobre nuestro país.

Latinoamérica y Venezuela

Cuando el Covid 19 impacte nuestro territorio, si no hay la suficiente prevención sanitaria, en un contexto de una red hospitalaria y ambulatoria destartalada en ruinas, aniquilará sin ver color político alguno. Esa es la triste amenaza que puede exterminar a miles de seres humanos si no se asume con responsabilidad y seriedad el reto.

En esa dirección las vidas humanas son la prioridad y la economía está subordinada a la condición de vida de su población, como lo están aplicando diferentes gobiernos de América Latina: de Brasil, El Salvador, Perú, Ecuador, Colombia o Argentina, quienes pagan a sus ciudadanos bonos entre 40 y 300 dólares. Mientras tanto, Maduro ofrece la ridícula cantidad de 4 dólares a través del discriminatorio carnet de la patria.

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