La señal de DirecTV se fue y volvió a Venezuela en medio de la cuarentena. El apagón de la señal de la televisión satelital de la empresa de telecomunicaciones norteamericana fue repentino, abrupto y desolador para muchos venezolanos. Su regreso, tres meses después, también despertó sentimientos encontrados
Las redes sociales, los estados de WhatsApp y los grupos fueron las plataformas en las que muchos compartieron su alegría porque la señal de DirecTV volvía, ahora de la mano de una nueva empresa. «El televisor estuvo encendido por más de 8 horas esperando que la señal llegara, cuando lo hizo mi esposo gritó como si su equipo favorito ganará algún torneo», señala María.
Mientras gran parte celebraba, otros reclamaban. «Vuelve DirecTV; ahora falta que vuelva la luz, la gasolina, la comida, el agua, el gas, la comida, el empleo, la justicia el Estado de Derecho, la vida digna de vivirla, la libertad…», era uno de los mensajes que se leía en Twitter.
¿Cómo alegrarse por DirecTV mientras hay tantas cosas por las que preocuparse? ¿Cómo considerar un logro algo como la televisión satelital mientras el país vive una profunda crisis económica? ¿Quienes festejaron deben sentirse mal por tener esos sentimientos? El psicoterapeuta venezolano y académico de la Universidad Central de Chile, Jorge Milanés, dice que no. No hay que arrepentirse por alegrarse por esto, y por muchas cosas más como la gasolina o la caja clap.
Otro tuit en las redes sociales podría resumir lo que el especialista señala en su postura. «DirecTV no nos da libertad, pero nos ayuda a soportar este infierno», escribe Fran del Castillo.
El psicoteraupeta Jorge Milanés lo explica de la siguiente manera: «El ser humano siempre se va a aferrar a aquello que le genera placer, y frente a un panorama o un escenario tan lamentable, tan desolador como puede ser el que se vive actualmente en Venezuela es lógico que los seres humanos se alegren por algo que abre una ventana hacia algo mejor».
Incluso, Milanés se atreve a señalar que el regreso de DirecTV al país genera una sensación de libertad, una pequeña victoria.
«Con DirecTV muchos pueden ver discursos y opiniones que no están condicionados por algo que los atormenta como el régimen. Es esperanza, es visión, es apertura. Es justamente lo que no tiene el venezolano de a pie. Con DirecTV se transporta a espacios fuera de esa pesadilla», dice.
El ser humano necesita tener esperanza, si el ser humano no tiene esperanza no puede seguir, la persona empezaría a sentirse completamente derrotada. Efectivamente hay pequeñas luchas, hay pequeñas victorias que no son la victoria final pero que son una representación que te anima a seguir. Y en el caso del venezolano que se alegra por el regreso de DirecTV, esto es lo que sucede.
Quien lo critica -continúa Milanés- es quien quizás está en la otra acera. También es válido. Hay personas que quieren un triunfo mayor, y a lo mejor ese que se molesta por pequeños triunfos, seguramente tiene mayores herramientas para sobrellevar esta crisis. Seguramente está dentro de la crisis, pero tiene mayores recursos económicos o mayores herramientas desde el punto de su personalidad para poder lidiar anímica y emocionalmente con esto. El otro, que a lo mejor no tiene esas mismas herramientas ni mismo recursos, se vale apenas de estos pequeños triunfos para poder seguir adelante y recuperar el aliento.
Un ejemplo muy pertinente viene de la mano de Victor Frank, el padre de la teoría existencialista. Frank fue prisionero en los campos nazis. Él era un médico psiquiatra muy joven y le tocó ver como muchos de sus colegas fueron falleciendo dentro de los campos de concentración. Desde su espíritu científico encontró elementos que explicaron por qué unas personas morían antes y otras después. La esperanza fue la respuesta.
Los prisioneros que sobrevivieron con las condiciones en los campos nazis tenían esperanza, en cambio la desesperanza era un criterio común entre aquellos que enfermaron y habían sucumbido ante la situación que estaban viviendo.
En ese libro que él escribe, El hombre en busca de sentido, Frank habla de la libertad. En su discurso señala que a pesar de estar su cuerpo físico retenido en un campo de concentración, lo que no podían controlarle era su pensamiento. Él perfectamente podía imaginar espacios de alegría y felicidad, de libertad y eso era algo que ningún nazi podía quitarle. Él se sentía libre.
La evasión es un mecanismo de defensa del yo. Si nos vamos a Sigmund Freud , existe el Yo, el Ello y el Súper Yo como las estructuras de las personalidades. El Yo es esta parte consciente, la autoconsciencia de sí mismo. El Yo necesita protegerse en algunos casos, y la evasión, al igual que la negación son mecanismos de defensa.
Algunos lo verían como conformismo, pero no está del todo mal. El ser humano necesita encontrar elementos que le permitan continuar, si no sucumbiría, moriría, se marchitaría. Entonces hay que tener una mirada muy amplia para entender a esta persona que recibe la señal de DirecTV o que recibe una caja del Clap. A pesar de no estar de acuerdo con el Clap, puede sentir alegría, y esto es válido.
La imposibilidad de sacar de la grilla a los canales de PDVSA y Globovisión impulsó a la empresa proveedora estadounidense AT&T a cortar todo el servicio de Directv en el país. Tenía 45 % del mercado
