Venezuela

La revolución en un Volkswagen

Dicen que las crisis son oportunidades. Por eso, todos afirman que Venezuela es un país lleno de oportunidades. En este instante, Horn también encara una grandísima oportunidad, que provoca la caída de las acciones de su corporación y ha mancillado la imagen de la orgullosa industria germana.

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Foto: EFE

El presidente Chávez siempre tuvo razón. Para hacer frente a la canalla mediática, la revolución debe contar con una política informativa clara, transparente, que difunda las conquistas del proceso y responda a las críticas malintencionadas que dispara la oligarquía criolla y el imperio.

Una acertada política comunicacional requiere tener al frente un vocero absolutamente creíble, con experiencia en la materia y manejo adecuado del lenguaje. En síntesis, un profesional destacado que con aplomo e inteligencia seleccione las palabras adecuadas en los momentos justos para transmitir los mensajes apropiados.

En el horizonte local no despunta ninguna personalidad que reúna los atributos antes mencionados. Sin embargo, en la escena internacional existe un candidato que en las últimas horas ha demostrado su capacidad y valía. Se trata del alemán Michael Horn, jefe de la empresa Volkswagen en Estados Unidos, que ahora enfrenta el escándalo de los vehículos trucados para burlar los controles de emisiones de gases.

Dicen que las crisis son oportunidades. Por eso, todos afirman que Venezuela es un país lleno de oportunidades. En este instante, Horn también encara una grandísima oportunidad, que provoca la caída de las acciones de su corporación y ha mancillado la imagen de la orgullosa industria germana.

Esta alianza estratégica Horn-Maduro marchará sobre ruedas. Una revolución como la bolivariana que tiene cinco motores y se desenvuelve en un ambiente tan explosivo, debe cuidarse de los gases que emite. Asimismo, dado los antecedentes del primer conductor de la República, nada mejor que tener de portavoz al gerente de una empresa automotriz.

La incorporación de Horn rendirá tributo a los orígenes del proceso. Debe recordarse que el comandante eterno llegó a manejar un Volkswagen rojo que le regaló el exministro Raúl Isaías Baduel, antes de que ambos compadres chocaran. Incluso, amenazó con ese vehículo a sus aliados cuando los obligó a montarse en el autobús del partido único. “Les voy a prestar mi Volkswagen rojo-rojito, el que me regaló el general Baduel, para que se reúnan y van a quedar puestos vacíos”, amenazó, seguro de que los aplastaría como a un escarabajo.

Las autoridades han calculado que este escándalo costará a Volkswagen 18 mil millones de dólares. Con ese precedente, el portavoz alemán no tendrá que hacer mayor esfuerzo para asumir las explicaciones del silenciado caso Cadivi. Para triunfar en este nuevo cargo, Horn debe repetir en Caracas el mismo discurso honesto y franco que exhibió el martes en Nueva York, cuando luego de disculparse por los errores cometidos admitió frente a los micrófonos: “La hemos cagado por completo”.

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