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La vinotinto de baloncesto debe crecer desde lo mental

Luego del mal debut contra Serbia los del "Che" García necesitan mantener el enfoque mental para levantar en Río 2016

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Río 2016
TEXTO: JESÚS MILANO

Si alguien no tenía noción del grado de dificultad que representa el baloncesto olímpico, pudo entender el contexto después del debut de Venezuela contra Serbia en los Juegos Olímpicos 2016. El 62-86 fue un baño de realidad para el seleccionado de Néstor «Che» García pero no del todo desalentador para el conjunto, si se tiene en cuenta la confección del calendario.

Serbia es una de las potencias mundiales y el rival más fuerte del grupo luego de Estados Unidos. Venezuela jugó un lamentable segundo cuarto (9-26) contra los europeos pero en el resto del partido se mantuvo cerca en el score a pesar de que en ningún momento saco lo mejor de su juego.

Lo más preocupante en el equipo fue la falta de ideas en ataque. Los criollos jugaron muchas posesiones largas, en parte porque así ha sido su estilo bajo la tutela de García, pero en muchas ocasiones se debió a que no encontraban la manera de superar la defensa serbia y terminaron ofensivas con tiros desesperados de bajo porcentaje. El equipo vinotinto lanzó 22 triples y apenas anidó 4, la mayoría de ellos con la marca en frente.

Grégory Echenique (12 pts y 5 rebs) y Nestor Colmenares (11 y 6) hicieron un buen trabajo en la zona pintada, donde las carencias nacionales se intensifican, pero mientras ellos intentaron disminuir la diferencia en un aspecto de juego en el cual la batalla está perdida de entrada, los jugadores perimetrales no dieron lo esperado.

En ese sentido, Venezuela necesitará mucho de sus bases, sobre todo de Grégory Vargas y Heissler Guillent, quienes no estuvieron ni cerca de sus mejores versiones. La rapidez de estos jugadores es fundamental para superar defensas externas, obligar a los internos contrarios a llegar a la ayuda y proceder a la rotación de balón para encontrar a un jugador desmarcado en el elenco vinotinto, lo que disminuye las ofensivas desesperadas de las cuales fue víctima Venezuela en su estreno.

41 rebotes serbios contra sólo 23 criollos es una cifra alarmante, pero el equipo más bajo de la competencia tiene que vivir con eso. El «Che» utilizó muy poco a Windi Graterol y a Miguel Ruiz en el primer partido pero serán jugadores claves para intentar hacer un remiendo a esa amplia grieta.

En defensa, los criollos tuvieron un partido decente, pero se vieron lentos a la hora de defender el perímetro y llegar al lanzador; y cuando tienes a jugadores como Teodosic y Bogdanovic al frente lo vas a pagar, así como lo hicieron, sobre todo con el segundo, quien terminó con 19 puntos y un 8 de 12 en tiros de campo.

Todo lo expuesto anteriormente, son características que Venezuela puede superar, pero eso no será posible si mentalmente el equipo no se mantiene. Lo más dificil de ese reto es que los nativos jugarán este lunes frente a Estados Unidos, evidentemente la selección más fuerte y una derrota que está en los planes de absolutamente todos los equipos del mundo.

Trabajar en aspectos de juego en un partido con tantas desventajas no va a ser del todo posible para los vinotintos, por eso el partido se debe afrontar con toda la motivación que supone medirse a los NBA pero con el entendimiento de que una caída estrepitosa está en el papel y el enfoque debe mantenerse aun si se concreta sobre la cancha.

En cualquier caso, Venezuela habrá afrontado ya sus dos partidos más complicados del grupo en las jornadas iniciales y entrará a tres juegos contra China Francia y Australia, rivales extremadamente complicados pero mucho más «humanos» que los anteriores y a quienes hay que intentar sorprender si se quiere aspirar a algo en primera fase.

El «Che» debe decidir muchas cosas sobre su rotación de jugadores. Estudiar si el desequilibrio de Guillent puede ayudar a Venezuela a pesar de estar saliendo de una lesión. Otra importante es definir si dar más minutos a Graterol puede ser beneficioso para el equipo y por último, analizar si Anthony Pérez puede ser una solución ofensiva para evitar las malas rachas anotadoras del colectivo.

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