Cultura

La "woman del Callao" cumple 30 años

Este año se cumplen tres décadas de su grabación por Juan Luis Guerra, lo que lo convirtió en el calipso de mayor proyección de la historia.

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Texto: Milagros Socorro / Fotografía: Archivo

En 1989, Juan Luis Guerra y su banda 4.40 grabaron el disco “Ojalá que llueva café”, que de inmediato se convirtió en un éxito y le ganó el reconocimiento internacional a este grupo de músicos dominicanos y muy especialmente a su líder, el talentoso Guerra Seijas (Santo Domingo, 1957), uno de los compositores más prolíficos de la hispanidad.

Un año antes, mientras grababan el legendario álbum, la agrupación cambió de cantantes varias veces, hasta que decidieron que Juan Luis Guerra fuera su figura principal. Era una alineación milagrosa que tenían delante y no habían visto hasta que por cansancio la establecieron. Ese disco, que les cambió la vida, tuvo tres hits, la canción que le da título («Ojalá que llueva café»), «Visa para un sueño» y «Woman del Callao», la única que no había sido escrita por Guerra, sino por el venezolano Julio Delgado Prieto.

Más aún, esa es una de las poquísimas piezas ajenas cantadas por el titán de Quisqueya, quien, en cambio, sí ha compuesto varias para otros intérpretes.

Ya «Woman del Callao» había sido grabada y popularizada en 1976 por Un solo pueblo, que también cautivó al público con ese tema. Pero fue Juan Luis Guerra quien le dio acento de merengue y dimensión planetaria; y de paso, le agregó versos, estrofas completas, que no estaban en la versión original. Por ejemplo, el parlamento que da inicio a la de 4.40, es aporte dominicano: “Oh woman, loving you is like feeling the pleasure in my blood”.

A lomos de 4.40, «Woman del Callao» recorrió el mundo. Y, aunque Guerra también añadió una línea que dice: «A Venezuela le canto su Woman del Callao», muchos se han preguntado qué es ese Callao y no ha faltado quien crea que es el puerto peruano de ese nombre. Pero no. Es la población venezolana de El Callao, en el estado Bolívar, cuna del calipso, género en que fue concebida la pegajosa tonada.

Consultado para esta nota, el compositor Julio Delgado deja establecida la letra exacta que él escribió. Y es esta:

«Tiene mucho hot
tiene mucho tempo
y tiene mucho down
woman del Callao.
It’s a custom to love the men that go to El Callao
All the women have the calypso into the blood
When you go, you will like to living dancing in this paradise.
[Es costumbre amar a los hombres que van a El Callao
Todas las mujeres llevan el calipso en la sangre
Cuando vayas, te encantará vivir bailando en ese paraíso].
Everytime aaah, aaah».

El propio Julio Delgado la cantó con Un solo pueblo. “Debo reconocer”, dice, “que cometí algunos errores en inglés. Por ejemplo, canté ‘It’s a custom to love the man…’, es decir, en singular, cuando he debido decir ‘the men’, en plural. Y lo mismo, con women y woman. Dije ‘All the woman’, cuando debía decir ‘All the women’. Pero, en fin, eso fue lo que yo escribí. Juan Luis Guerra la escuchó con Un solo pueblo y parece que estaba haciéndole un arreglo para que la cantara un amigo, y lo hizo tan sabroso que sus compañeros de 4.40 le dijeron que por qué no la grababa él”.

julio

–Explíquenos el léxico del coro.

–Tiene mucho hot. La palabra hot en inglés significa caliente, pero también tiene otras acepciones, incluso alguna de connotación sexual. Puede significar, por ejemplo, que ella es like pepper [como pimienta], que tiene mucho carácter, que es muy fuerte. Las madamas del Callao son mujeres amazonas, las que mandan en las comparsas y en sus casas. Nada que ver con liviandad. Al contrario, son bravas, estrictas. Esa palabra ahí, en el coro, no tiene nada que ver sexo. Sería impensable, al hablar de las madamas del Callao.

–Tiene mucho tempo.

–El tempo alude a un concepto de la escala musical: la cantidad de golpes por minuto. La frecuencia conque se percute en el tambor. En las comparsas del Callao, el cuerpo va acompañando ese golpe. Es el ritmo. Es una mujer que tiene ritmo para bailar, para caminar, para vivir.

–Y tiene mucho down.

–Es un popularismo completamente creado por mí. Tener down significa tener swing, gracia, salero, sabor. Es una actitud. Una gracia de Dios. La madama que baila muy bien el calipso tiene mucho down, lo mismo que la que cocina bien.

Julio Delgado vive en Ciudad Bolívar. Nació en 1961, en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Artes. Su padre, Julio Delgado Mannoni, “un moreno de El Callao”, se fue a Argentina a estudiar Ingeniería Civil y luego completó Ingeniería Hidráulica, en la Universidad de la Plata. Allí a conoció a una joven “muy alegre”, al decir del hijo, “muy apegada a las tradiciones culturales argentinas”.

La pareja tendría diez hijos. Los primeros cuatro nacieron en el país austral. Julio es el menor de esa camada. La familia se estableció en Ciudad Bolívar cuando él tenía un año.

–Mi madre -dice el compositor- extrañaba mucho su país. Solía oír tangos y milongas. Los fines de semana se tomaba un vinito y ponía su música. Ella me traducía la jerga argentina. La vena musical me viene de mi madre argentina, mucho más que del Callao.

Pero a esa población se iría Delgado cuando era un niño. Su padre, de temperamento autoritario, los llevó, a él y a una de sus hermanas, a vivir con el abuelo en El Callao. “Y allí nos quedamos hasta casi terminado el bachillerato, que fui a concluir en Ciudad Bolívar. Y luego estudié Ingeniería de Minas en la UDO”.

Cuando era estudiante universitario, Julio Delgado tenía un grupo musical que se llamaba V.H. Calipso (las dos letras son las iniciales de Vista Hermosa, la zona donde vivía). Es por esa época cuando compone «Woman del Callao», que fue el último de un terceto de calipsos, que empezó con Diablo y Angela and Rosa. Ese grupo fue el primero en interpretar «Woman del Callao». Julio Delgado era su compositor de planta.

Fue así como lo oyeron los de Un solo pueblo y lo demás es historia. Sí, la «Woman del Callao» se quita la edad, tiene bastante más de 30, que son los que está cumpliendo este año de haber sido grabada por 4.40.

–¿Usted es bilingüe?

–Digamos que sí. Hablo español, un poco de inglés y un poco de patois. Pero escribo en inglés porque cantar calipso en castellano es como cantar joropo en inglés.

Julio Delgado nunca ha trabajado como ingeniero de minas, en parte porque entre la culminación de las materias y la graduación pasaron dos décadas. “Yo terminé la parte académica y incluso hice la pasantía en una mina subterránea en El Callao, pero entonces murió mi padre, que era terriblemente estricto, y yo abandoné la tesis en la página número 50. No me gradué. Años después, me encontré en la calle con la decana, la profesora María Coromoto Casado y ella me hizo reintegrar. Hice la tesis en una cantera de piedra picada en la carretera hacia Puerto Ordaz. Y me gradué”.

–¿Quiénes son las madamas?

–Son las señoras oscuras. Grandes damas. Las esposas de las hombres que vinieron a trabajar en las minas. Provenientes del Caribe anglófono y francófono, tenían características psicológicas particulares. Para empezar, eran matriarcales. Eran las que preparaban las fiestas populares, en las que imponían sus criterios. Cocinaban muy bien, una gastronomía particular, con curry.

Eran mujeres que imponían respeto: grandes educadoras, muy serias. Isidora estaba una vez en una comparsa en Ciudad Bolívar, y un tipo fue a sujetarla por la cintura con gestos lascivos. Ella detuvo el baile y lo puso en su lugar. Lo insultó. El tipo terminó pidiendo perdón entre lágrimas.

–¿»Woman del Callao» le ha reportado ganancias?

–Sí, como no. Cuando el bolívar tenía valor, obtuve buenas ganancias. Cuando se devaluó hasta desaparecer, me retiré de SACVEN y me inscribí en la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) en España. Y con eso he vuelto a ganar algo. Actualmente no es mucho, pero sí he redituado algo. Claro que yo he derrochado mucho dinero…

–¿Ha tenido alguna relación con Juan Luis Guerra?

–No. A maestro Juan Luis Guerra solo lo he visto una vez. Hace casi treinta años. En el estadio Heres, en Ciudad Bolívar. Me hicieron subir al escenario porque él iba a cantar «Woman del Callao». La cantamos juntos y luego nos abrazamos. Nunca más lo vi.

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