Venezuela

Las conmovedoras imagenes de José Gregorio Hernández hechas por un escultor en Lara

Junto con la diáspora venezolana, sus tallas de la Divina Pastora ya han ido a parar a España (Sevilla), Chile, Colombia, Argentina y Estados Unidos. Galíndez ya tiene 53 años de edad. No quiere elogios. La Beatificación lo tiene trabajando obras inéditas de José Gregorio Hernández según indicaciones de quienes se las encargan: “él no quiere ser ‘el artesano de José Gregorio’, es un artista cercano a la gente”.

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Juan Carlos Galíndez es un artista sin pretensiones. No quiso conceder una entrevista a los medios. Prefiere que de su trabajo hablen las pinturas y esculturas de imágenes religiosas que desde hace 30 años le dan sustento material y espiritual. Ahora, sus trabajos sobre  el ícono José Gregorio Hernández revelan más de este talento.

Reuniendo retazos, como los vitrales que cubrieron el vestido de la Divina Pastora en el 2020, última salida en procesión antes de la pandemia, El Estímulo quiso contar su historia para regocijo de quienes tienen fe en el médico de los pobres.

Este viernes 28 de mayo las esperadas reliquias del beato José Gregorio Hernández llegan a la ciudad de Barquisimeto, y son recibidas en la sencillez de un acto limitado por la pandemia del coronavirus. Pero el fervor y el júbilo de los fieles sigue firme  y renovado, y se expresa en imágenes como las que tallan las manos laboriosas  y benditas de Juan Carlos Galíndez.

Una historia de arte religioso

Este artista popular comenzó a tallar figuras y pintar rostros de vírgenes y santos a los 23 años de edad en su Barquisimeto natal. Vivía a metros de la iglesia Nuestra Señora de Coromoto, en la avenida Libertador, y allí sus manos levantaron el monumento a la Divina Pastora y una recreación de La Aparición de la Virgen al Cacique Coromoto el 8 de septiembre de 1652 en Guanare, Portuguesa.

Desalojado del lugar que ocupaba como vivienda y taller, el presbítero Omar Gutiérrez, director de Cáritas Lara, no lo dejó  abandonado a su suerte y hace 15 años lo hizo “hijo de Sarare”, la capital del municipio Simón Planas: “Juan Carlos es un hombre muy humilde. No quiere salir en los medios ni que le tomen fotos. Se ha integrado muy bien con la comunidad. Su trabajo merece ser valorado. Viaja a Barquisimeto para comprar los materiales y sus obras son inéditas, nunca vas a ver unas esculturas o pinturas de él en serie”.

El José Gregorio de Sarare para Guarenas

Monseñor Tulio Ramírez, obispo de la Diócesis de Guarenas y vice postulador de la causa de Beatificación de José Gregorio Hernández, así como vigiló con celo cada detalle para, por fin, celebrar que el venerado doctor fuese Beato, quiso también llevar a la feligresía de la Catedral que le fue encomendada, una imagen “a la carta”, que él mismo diseñó.

Presbítero Omar Gutiérrez, director de Cáritas Lara

Pidió al artista un José Gregorio “joven”, en sus inicios como médico, vestido con la bata blanca para homenajear a los profesionales de la salud. En vez de sombrero, lleva una aureola; un lapicero en el bolsillo, listo para escribir la receta de medicamentos que tantas veces, en vida, el hoy Beato regalaba a sus pacientes, y en el otro, un Rosario con el que unía la ciencia con la fe en la Virgen María.

Esta escultura que ya pueden ir a venerar los devotos en el estado Miranda tiene otra particularidad: lleva la mano puesta en el lado izquierdo del pecho, el del corazón, y su mirada no está perdida como usualmente es la de otros beatos, santos o advocaciones marianas. Este José Gregorio mira hacia abajo, fijamente, hacia los ojos de los creyentes que acuden a él para pedir su intercesión ante Dios y que les conceda las súplicas más anheladas.

Juan Carlos Galíndez en plena faena

Devoción que resiste lluvia y sol

El nombre del artista comenzó a conocerse más por haber pintado a mano sobre tela las escenas que, a manera de vitrales, adornan la capa de color negro que llevó la imagen de la Divina Pastora en la vista número 164, el 14 de enero de 2020.

También pintó un cuadro del médico de los pobres que salió a recorrer las calles de Sarare para celebrar su Beatificación.

El padre Omar toma en serio su papel de interlocutor: “él no usa moldes. Si es escultura, la hace como se la encarguen.

Utiliza cemento, yeso y otros materiales que se guarda porque son secreto de artista. Además, algunas llevan en el interior estructuras metálicas como malla o cabillas; son imágenes sólidas que pueden resistir la intemperie permanentemente y no se parten si son llevadas en procesión”.

Junto con la diáspora venezolana, sus tallas de la Divina Pastora han ido a parar a España (Sevilla), Chile, Colombia, Argentina y Estados Unidos. Galíndez ya tiene 53 años de edad. No quiere elogios. La Beatificación lo tiene trabajando obras inéditas de José Gregorio Hernández según indicaciones de quienes se las encargan: “él no quiere ser ‘el artesano de José Gregorio’, es un artista cercano a la gente”.

Este José Gregorio Hernández, en vez de sombrero, lleva una aureola; un lapicero en el bolsillo, listo para escribir la receta de medicamentos que tantas veces, en vida, el hoy Beato regalaba a sus pacientes, y en el otro, un Rosario con el que unía la ciencia con la fe en la Virgen María. Foto: Omar Gutiérrez

Los vestidos vitrales para La Divida Pastora, patrona de Lara

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