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Las dos caras Vinotinto

La selección que conduce Rafael Dudamel suma sus presentaciones por victorias en esta Copa América Centenario, pero aún cuando se empieza a divisar que su idea incluye un manejo concienzudo de la pelota, esto se ha conseguido de distintas maneras.

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AFP

Ningún partido es igual a otro y cada rival merece especial atención y flexibilidad. La Vinotinto que jugó y venció a Jamaica tuvo puntos en común con la versión que superó a Uruguay. Eso se llama identidad, y en el caso criollo, se trata de una idea clara de qué hacer con la pelota y qué hacer sin ella. Con la titularidad del balón, el equipo es un bloque corto que intenta asegurar la salida limpia del balón desde sus propios centrales hasta llegar, por lo menos, a territorio de Rincón y Figuera, ambos piezas fundamentales porque cortan, pero también conducen y dictan la velocidad del bloque. Luego, dependiendo del rival, esta selección ha mostrado capacidad para avanzar y conquistar el campo contrario, como ante Jamaica, o, por el contrario, buscar rápidas carreras para aprovechar los espacios que Uruguay dejaba desatendidos.

En esta ocasión, y aprovechando que apenas van dos partidos, intentaré aportar con gráficos sensaciones que explican las dos maneras de jugar que ha mostrado la selección nacional.

1) Ante Jamaica:

Rafael Dudamel dispuso que su equipo saliera de la siguiente manera:

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La presencia de Seijas invitaba a pensar que cuando se perdiese la pelota, el del Inter de Porto Alegre debía acercarse a Figuera y a Rincón para que la pelea posicional en el centro del campo no fuese tan dispar, y su cercanía a los defensores ayudase en la salida de la pelota una vez fuese recuperada. El punto rojo sin nombre ni número simboliza la posición inicial de Luisma. La línea intermitente azul su recorrido ideal, mientras que el espacio marcado en color blanco engloba la zona a atender junto a Feltscher, otra de las obligaciones del 13. Como indican las líneas azules, esta ubicación le posibilitaba generar sociedades que mejoraban la salida tras recuperación. Venezuela era un equipo corto para defender, cómo se puede observar a continuación:

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Lo mismo sucedía en el ataque. La selección, consciente de la velocidad y el poderío físico de Jamaica, eligió llegar a campo contrario como un bloque, con mayor control que lo que se tiene cuando se abusa de las rápidas transiciones ofensivas. Fue vital la paciencia de Rincón y Figuera para, con la titularidad de la pelota, llevar al equipo hacia instancias jamaiquinas. Esa acción no «molestaba» a los jamaiquinos, justamente porque a esa selección le viene bien recuperar para correr, proponiendo duelos 1×1 frente a los centrales o intentando ganarles la espalda. Para evitarlo, era indispensable que los criollos creyeran en el plan de acción y no perdiesen pelotas que posibilitaran la reacción del contrario.

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Los movimientos de Rondón fueron muy importantes. Con su dinámica distrajo a los centrales y le generó espacios a Martínez, así como produjo sociedades con Guerra, Seijas y el mismo Rosales:

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Dominar un partido no es cosa sencilla, y tampoco se explica a través de porcentajes de posesión. Se puede resumir que el control pasa por jugar dónde y cómo más nos beneficie. Eso hizo Venezuela con el adelantamiento del bloque, ya que al defender tan arriba, sin amplios espacios entre sus líneas, el equipo preparaba la recuperación tras pérdida mientras atacaba. ¿Qué quiere decir esto? Que con su dinámica y su ubicación, no debía hacer grandes recorridos ni modificaciones para «atacar el ataque de rival«, un concepto originario de Arrigo Sacchi.

Es importante resaltar los cortos recorridos que debían hacer los jugadores vinotinto para marcar a quien poseyera la pelota y a sus posibles marcadores, así como las zonas a ocupar por Vizcarrondo y Ángel, en caso de tener que ejecutar la presión:

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En la segunda etapa, y conscientes de las necesidades del rival, la Vinotinto adoptó otra manera de pararse, más en consonancia con lo que iba a mostrar frente a Uruguay, promoviendo los contragolpes tras la recuperación de la pelota.

Ante Uruguay:

Ante los charrúas todo fue distinto, desde la alineación hasta la idea. Más allá de un inicio que invitó a pensar en un mismo plan, la selección identificó que los charrúas son un equipo de barullo, que plantea luchas y duelos en el centro del campo para que posteriormente sus atacantes queden mano a mano con los defensores rivales. Por ello, los de Dudamel cedieron control de la pelota y algunos metros para apoyarse luego en rápidas transiciones defensa-ataque que comandarían Guerra y Peñaranda:

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Adalberto Peñaranda entró en lugar de Luis Manuel Seijas. Sus características (largos sprints y una mentalidad netamente ofensiva) hacían del equipo uno con menos control de la pelota, más propenso al contragolpe, y con mayores opciones en el uno contra uno. Pero la ausencia de Seijas significaba no contar con un conductor que ayudara en la salida. Peñaranda conoce los recorridos exigidos en defensa, pero lo suyo es electricidad pura, algo que no supo manejar la selección al inicio del encuentro cuando Feltscher estuvo muy solo en la marca por la banda izquierda, siendo superado hasta que el del Granada español ajustó y colaboró con el lateral criollo:

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Conclusiones:

Ante Jamaica, la pelota era de los volantes y a través de ella se ordenaban como bloque. Con ella se tejían redes de conexión desde Dani Hernández, porque al ser un bloque compacto, todos los futbolistas eran opciones de pase. Sin duda esta es una propuesta más compleja y rica en variantes:

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Ante Uruguay, la pelota salía de los volantes y defensores en búsqueda de espacios que debían ser ocupados por la velocidad de Guerra, Martínez y Peñaranda:

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Dos versiones de un mismo equipo. Puede hablarse de flexibilidad y capacidad de adaptación, algo que sin duda beneficiará el largo recorrido que todos esperamos tenga la Vinotinto en este torneo, así como en las Eliminatorias Suramericanas al Mundial de Rusia 2018.

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