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Las otras razones del despido de Dudamel

El técnico venezolano debió dejar su cargo al frente de Atletico Mineiro tras 10 partidos. El equipo brasileño quedó fuera de la Copa de Brasil y de la Copa Sudamericana, el torneo continental que aspiraban levantar esta temporada. Sin embargo, estas no fueron las únicas razones que forzaron la salida del yaracuyano

Rafael Dudamel salió de su cargo como director técnico del Atlético Mineiro brasileño
Archivo EFE
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La muy breve experiencia de Rafael Dudamel en el fútbol de Brasil deja una cantidad enorme de elementos qué analizar. Retumbó su destitución, tanto como el rumor, que terminó siendo real, de que dejaría la selección nacional. Entre uno y otro episodio solo pasaron un mes y 27 días.

El cese de Dudamel es un tema que aún genera ventisca. La directiva del Atlético Mineiro no sabe qué hacer para negociar lo que correspondería por contrato al técnico venezolano (1,6 millones de dólares aproximadamente hasta diciembre de 2021).

Se dice en los mentideros del Galo que el desembolso no bajará del millón de dólares. Además, detrás del entrenador venezolano y su cuerpo técnico, fue despedido el Director de Fútbol, Rui Costa.

Fue un sisma en la administración del presidente del club, Sette Camara, que con Dudamel ya lleva seis entrenadores despedidos desde que inició su gestión.

A la causal lógica de la remoción (eliminación en Copa Sudamericana ante el modesto Unión de Santa Fe y de la Copa Brasil a manos de un equipo de Cuarta División), encontramos en diversos trabajos reporteriles otros agravantes, que fueron tizones para encender la llama del cese de labores del técnico yaracuyano. Y algunas no sorprenden, porque forman parte de los métodos de Dudamel que, para bien o para mal, son su estilo de trabajo.

La prensa estudió a Rafael

Consultado vía telefónica, Leonardo Gomide, periodista deportivo de Belo Horizonte, reveló aspectos distintos a los resultados obtenidos, que influyeron en la salida.

«Solo durante el primer tiempo en la vuelta de Copa Sudamericana ante Unión se vio buen juego del equipo, pero obviamente era algo circunstancial, por el 3-0 que recibieron en la ida en Santa Fe», explicó, demostrando con ello que en 10 partidos que duró la estancia de Dudamel en el banquillo del equipo albinegro, el técnico no pudo dar con un estilo de juego.

«En los otros nueve partidos, Atlético no tenía una cara, una idea clara de juego para nosotros descifrar qué quería Dudamel de sus jugadores en el campo. Eso contrastaba con lo que hizo en la selección de Venezuela, en la cual sabíamos que defendía con seguridad y contraatacaba», complementó Gomide.

Remató asegurando que «las derrotas contra equipos chicos fueron la sentencia» para la destitución del director técnico venezolano.

A priori, los números de Dudamel no fueron tan alarmantes, como sí los efectos de los resultados y contra quién se produjeron. En apenas 10 partidos tuvo 53% de efectividad, pero caer ante equipos modestos del campeonato de Brasil y la eliminación de dos competiciones internacionales fueron demasiado lastre para su continuidad, sabiendo además que el clásico por el Mineiro ante Cruzeiro está a la vuelta de la esquina, y el riesgo de perder ante el máximo rival, que ahora purga condena en Segunda División, pondría en jaque a la afición no solo contra su técnico, sino también con quién toma decisiones gerenciales.

Problemas que no son nuevos

En un trabajo del periodista Guilherme Frossard para la web Globo Esporte, se encuentra otra serie de elementos que aceleraron la salida de Dudamel, y que va más allá del mero resultado.

Esa publicación detalla varios elementos que no causan impresión, porque es de sobra conocido que forman parte del estilo de trabajo del técnico, tales como el descontento que tendrían algunos jugadores del plantel por las restricciones que le impone al grupo, como la prohibición de utilizar celulares en las concentraciones, la limitación del tiempo de las visitas de los familiares o su estricta puntualidad.

Hay otros aspectos que también formaron parte del Dudamel seleccionador de Venezuela. En dos ruedas de prensa (derrota ante Caldense y luego del 2-0 ante Unión que terminó en eliminación de la Sudamericana), el técnico desafió a sus jugadores y a la prensa.

«Esto me sirve para ver las caras, saber quién está con nosotros y quién nos respalda, que me mire a los ojos y asuma su responsabilidad», dijo tras perder con Caldense; o la acusación de un «intruso» que divulgó a la prensa el once inicial contra Unión para el partido de vuelta de la Sudamericana. No pintaba bien la relación con sus dirigidos.

Las causas son claras

En el trabajo del periodista Frossard se reiteran otras causas que coincidían con las que comentó su colega Gomide:

– En 10 partidos utilizó cinco esquemas distintos y nunca repitió formación inicial. Es sabido que Dudamel trata de que sus equipos se acoplen a distintas ideas tácticas, cosa que le toma mucho tiempo (el 4-1-4-1 se consolidó en la Vinotinto luego de casi tres años de trabajo). En Brasil, en fútbol de clubes, no hay paciencia para pruebas.

– La utilización de jugadores en posiciones en las que no son habituales. Es otra marca de trabajo de Dudamel, que gusta que sus futbolistas sean polivalentes. Pero en Atlético algunos jugadores como Jair, un volante de primera línea que fue utilizado más adelantado, no causaron simpatía esas «pruebas».

– Un último aspecto me llamó la atención en las razones que esgrime Frossard: el técnico pedía a sus jugadores en los entrenamientos que fueran «simples», «básicos», cuando una de las principales características del futbolista brasileño es su capacidad de improvisar en la cancha, apelando a su depurada calidad técnica. El jugador se sentía limitado a un esquema que estaba en pleno ensayo.

Las puertas siguen abiertas

La experiencia de Dudamel en Brasil no debe afectar al entrenador venezolano. Nada tiene que ver una cosa con la otra, pero sí es lamentable que, en la primera ocasión en que un técnico nacional dirige en un fútbol tan competitivo como el brasileño, no dejara buenas impresiones.

Hay elementos que deben servir para la reflexión del técnico en sus futuros compromisos: los métodos que utiliza no siempre son aceptados por los grupos y habría que revisarlos cuando no den los resultados esperados. Además, las restricciones son adecuadas siempre y cuando se manejen con moderación.

No es lo mismo limitar el uso de un celular a un chico de 19 años en una concentración de selección nacional Sub 20 que a un crack que ganó todo, como el caso de Ricardo Oliveira. La disciplina es fundamental, siempre y cuando no haga ver al profesional como un vago en potencia.

Por último, algo que sí debería cambiar: generar conflictos donde no los hay. Ver «fantasmas» en el camerino no es una novedad para Dudamel, y debe convencerse en sus capacidades para lograr objetivos con su trabajo y no rogar apoyo incondicional del entorno para hacerlo.

En Venezuela pudo de alguna forma manejar ese aspecto, hasta un punto a su antojo. En Brasil, la patria de los pentacampeones del mundo y el país donde más movimientos en el banquillo se hacen anualmente, no están para aceptar que la responsabilidad recae también en terceros.

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