Venezuela

Las presas de Uribana podrían pasar 6 meses sin recibir visitas

A raíz del motín que se desencadenó el pasado 17 de mayo en el Centro Penitenciario Fénix Lara, las reclusas fueron reubicadas en un galpón que está detrás del anexo de Uribana. Desde entonces permanecieron incomunicadas, hasta el 19 de junio cuando les permitieron llamar a sus familiares.

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Fotografía: Archivo

El 19 de junio de 2018 los familiares de las 258 mujeres que están recluidas en el Penitenciario de Fénix Lara lograron llamar a sus familiares. Solamente le dieron máximo tres minutos para comunicarse con sus allegados para avisarles que para este 22 de junio llevaran artículos personales, debido que ya no contaban con nada.

Las presas se encuentran en calidad de resguardo en el Centro Penitenciario David Viloria, mejor conocido como “Uribana” que se encuentra a escasos del Fénix Lara donde se registró el último motín, que dejó un resultado de 11 muertos, de los cuales dos eran custodios y el resto reclusos.

Las madres de las presas denunciaron ante el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) que los miembros del Grupo de Respuesta Inmediata de Custodia (GRIC) botaron todas las pertenencias de sus hijas y solamente las dejaron con lo que llevaban puesto.

Permanecieron 31 días totalmente incomunicadas, las madres prefirieron permanecer bajo el anonimato al momento presentar las denuncias a la OVP para evitar que sus hijas sufrieran castigos. Destacaron que ellas no han tenido contacto con el sol, en algunas ocasiones solamente las sacaban del galpón desde las 4:00 pm hasta las ocho de la noche.

Asimismo aseguraron que algunas fueron golpeadas y además recibieron maltratos verbales, al menos tres de las internas sufrieron convulsiones.

Cuando lograron comunicarse con las recluidas, estas les dijeron a sus familiares que aparentemente no les darán el derecho a recibir visitas durante seis meses.

A través de sus allegados, las presas indicaron a OVP, que los custodios no les han permitido el derecho a bañarse. Los custodios les pasaban bolsas de azúcar, arroz o de harina donde ellas podían hacer sus necesidades fisiológicas.

Debido a esta precaria situación, muchas de ellas alegan tener infecciones vaginales debido a la falta de higiene personal, las recluidas piden que sean evaluadas por médicos.

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