Venezuela

Ley pacata, pueblo manso

En mi cabeza, Ley Seca era sinónimo de películas en blanco y negro, Al Capone y ropa estilosa con plumas y pelo a lo garçon.

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No soy una gran bebedora, pero disfruto de vez en cuando del placer de una cerveza bien fría, incluso de un ron o un cocuy, ese maravilloso tequila venezolano que aún necesita salir del estigma de “bebida de borrachito de plaza”. El jueves pasado quise comprar una cerveza en un supermercado, pero me topé con un cartel: “Prohibido expendio de licores los días 2, 3, 4 y 5”. ¿Por qué prohibido? ¡Si no hubo Ley Seca!

En mi cabeza, Ley Seca era sinónimo de películas en blanco y negro, Al Capone y ropa estilosa con plumas y pelo a lo garçon. Y el alcohol, por supuesto, hecho en bañeras y escondido dentro de chelos. Pues no. Ni tan glamuroso y ni tan clandestino. Ley Seca en Venezuela es anunciar que durante unos días, siempre festivos, no se podrá comprar licor. Y eso se aplica cada navidad, cada carnaval, cada Semana Santa.

Pero esta vez algo cambió: no hubo Ley Seca. No, no se esmere en buscar. No la hubo. No apareció en Gaceta Oficial. Otra cosa es el llámelo miedo, llámelo amansamiento del venezolano, llámelo X. Porque no fueron pocos los sitios en Caracas en los que no se pudo comprar ni una fríita. Y una se pregunta si esos que tanto proclaman que los someten no es que más bien se dejan someter. O que si de tanto estar sometidos, uno se acostumbró a que no hay papa, pero sí yuca, y ración doble. Y nada se cuestiona.

Ni el pueblo se cuestiona si hay ley o no y directamente hace las cosas “por si acaso”, ni el legislador se plantea qué consigue con esa ley pacata. Porque la ley es pacata y necia a más no poder. Alguien dirá que es para prevenir la ingesta masiva de alcohol por el ocio de los días festivos y así bajar el índice de criminalidad, accidentes y demás. Claro. Eso serviría de algo si no se anunciara con antelación suficiente para que la gente se hinche a comprar caña en los días previos a la prohibición. Más aún, ¿qué tal si se probara con campañas educativas sobre la ingesta de alcohol? Pero esas, como las de educación vial, sexual, prevención de VIH y demás, no existen.

Y así vamos, regulando la vida al compás del miedo. Como el rock de mis amigos Los Melancólicos Anónimos, éstas son leyes arrechas para un pueblo manso. Y me perdonan el francés.

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