Venezuela

"Los jóvenes no se rinden ni pierden la esperanza"

En los próximas horas, el movimiento estudiantil anunciará nuevas acciones. Aseguran que seguirán en la lucha y que próximamente fijarán posición respecto a la convocatoria del gobierno de celebrar elecciones presidenciales el 22 de abril.

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Neomar Lander
Fotos: Armando Díaz / El Estímulo

Han pasado 204 años desde aquel 12 de febrero de 1814 cuando jóvenes del Seminario y de la Universidad de Caracas liderados por José Félix Ribas vencieron en la Batalla de la Victoria. Y cuatro años de aquel 12 de febrero cuando los jóvenes caminaron desde Plaza Venezuela al centro de Caracas, una marcha que culminó con los asesinatos de Bassil Da Costa y Juancho Montoya, quienes cayeron en las inmediaciones del Ministerio Público. Horas más tarde perdería la vida Robert Redman.

En los años sucesivos también corrió sangre de jóvenes. Muchos perdieron la vida en protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro. Otros, en manos de la delincuencia por un celular, unos zapatos o unos cuantos billetes.

Este 12 de febrero, jóvenes de distintas universidades del país decidieron caminar hasta el Cementerio del Este para rendir un homenaje a sus pares caídos en estos cuatro años.

Según Javier Silva, de la Universidad Simón Bolívar y Alfredo García, de la Central de Venezuela, la idea de la marcha es «brindar un mensaje de esperanza» y decirle al país que «los jóvenes no se rinden».

También aseguran que, como jóvenes, seguirán uniendo esfuerzos para que los puntos de encuentro no sean «Maiquetía, la frontera o el cementerio».

Así emprendieron su camino. Varios kilómetros en silencio con varias paradas para reagruparse. Banderas que ondeaban con el viento, lágrimas y flores. Toques de cornetas y la mirada de personas que estaban en los locales en el camino al cementerio, también acompañaron a los manifestantes.

 Armando Díaz

Un hecho curioso fue cuando una camioneta blanco con vidrios oscuros e identificada con placas de la Guardia Nacional subía, con dirección este, y al encontrarse con la marcha, retrocedió llevándose por poco un poste pasa dar la vuelta y cambiar su rumbo ahora, hacia el cementerio.

Al llegar, los jóvenes expresaron nuevamente su agradecimiento. Los acompañaban los padres de Juan Pablo Pernalete, de Neomar Lander y de Carlos Moreno, así como familiares de Miguel Castillo, todos jóvenes que murieron durante las protestas de 2017 contra Maduro que se desarrollaron entre abril y julio.

Armando Díaz
Armando Díaz

Una visiblemente afectada Rafaela Requesens –presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UCV– señalaba que no era una fecha de celebración sino de conmemoración por los más de cien mil jóvenes, que según ellos, han muerto a manos de la delincuencia, en protestas o por falta de medicinas.

Armando Diaz

Luego de un minuto de aplausos y de que los jóvenes indicaran que «es hora de hablar de lo que se puede hacer» en pro del país, caminaron hasta la parcela donde se encuentran enterrados los cuerpos de Juan Pablo Pernalete, Miguel Castillo, Armando Cañizalez y Robert Redman. Los primeros tres, uno al lado del otro. Redman, a unos cuantos metros de distancia. Allí, entonaron el himno nacional.

Armando Díaz

El padre de Juan Pablo Pernalete –Jose Gregorio–, también expresó que seguirán en la lucha por obtener justicia por su hijo y por todos los caídos.

Desde esa parcela se veían también las tumbas de Jose Alejandro Díaz Pimentel y Abraham Agostini, asesinados durante el operativo Gedeon contra el exinspector del Cicpc, Óscar Pérez, el 15 de enero de este año.

Laura Urbáez, una joven asistente a la marcha, manifestó que aunque sus padres quieren que ella se vaya del país, no es lo que ella desea.

Laura estudia Odontologia en la UCV y le queda aún un año para graduarse. Su sueño es hacerlo bajo las nubes de Calder.

Relata que ha marchado desde 2014, ha «tragado» bombas lacrimógenas, fue herida con perdigones durante las protestas de 2017 y muchos de sus amigos fueron detenidos.

«La mayoría se fue. Hay miedo, pero para mí el miedo más grande es perder nuestro país. Por eso, quiero quedarme aquí. Para luchar desde mi universidad, formándome y como ciudadana exigiendo mis derechos», dice Laura, vestida de negro y con una rosa blanca en las manos.

A unos cuantos años de distancia está Roberto Lares. Él es ingeniero y decidió acompañar la marcha. Sus hijos, tres, están fuera del país.

Decidió sacarlos hace dos años cuando uno de ellos fue secuestrado por varias horas al salir de una fiesta.

«Saqué a mis hijos por miedo. Porque quiero que tengan un futuro. Por ahora, no es aquí en la tierra que los vio nacer. Me quedé y sigo luchando para que puedan volver y seguir sus vidas aquí, en el país. Que puedan tener un futuro como lo tuvimos su mamá y yo», explica con lágrimas en los ojos.

Armando Díaz

La actividad, que duró poco más de dos horas, culminó sin inconvenientes y compartió el cementerio con las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional Bolivariana, que velaban a un compañero, un joven por cierto, que perdió la vida cuando intentaron robarlo.

Carros y camionetas identificadas con el logro del FAES, la conocida «jaula» con policías a bordo así como funcionarios encapuchados y portando armas largas, generaron un clima de tensión por varios minutos.

Los estudiantes convocarán a nuevas acciones para esta semana y también harán pública su posición con respecto a las elecciones presidenciales convocadas para el 22 de abril.

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