Venezuela

Los "opositoroides": ¡qué desesperación!

Quienes más apuntalan al régimen son los opositoroides. Bailan al son que les ponen. Hacen coro a los rumores del G2 y destruyen a nuestros líderes

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Piero Trepiccione
Yuri Cortez / AFP

El país está destrozado. La economía por el profundo subsuelo, llegando al centro de la tierra. La sociedad venezolana vive el peor momento de su historia republicana, incluso peor al de la Guerra Federal, porque las cifras de asesinados son exponencialmente mayores en proporción y la crueldad, la misma o quizá mayor. ¿Saldremos de esto?

Nuestros familiares en el exterior nos ruegan que dejemos Venezuela. No entienden nuestras razones para quedarnos. Ellos se han acostumbrado a vivir en paz, y nosotros, en una constante guerra. Porque todo se nos ha convertido en una guerra. Guerra de precios, guerra de inseguridad, guerra ideológica, incluso entre personas del mismo bando: los opositores versus los “opositoroides” ésos que se juran los más opositores de los opositores y lo que hacen es apuntalar al régimen.

Einstein tuvo razón al decir que la estupidez humana es infinita. Y el fanatismo es uno de los pilares de la estupidez porque obnubila, cercena el razonamiento y actúa visceralmente. Dentro del chavismo, sus partidarios siguen una sola línea de mando: eso les da una fuerza increíble. Todos sabemos que hay terribles divisiones y odios ahí adentro, pero a la hora de actuar, lo hacen juntos, lo que les ha dado no sólo cohesión, sino tiempo.

Regímenes mucho más sólidos y con menos problemas que el nuestro han caído. ¿Por qué el chavismo sigue allí? Son varias las razones, además de su actuación monolítica.

Una razón primordial es su falta de límites y escrúpulos. Están dispuestos a llegar hasta el final, sea éste cual sea. Y para ello echan mano de cualquier maña, marramuncia o violencia extrema. Sin remordimientos. Lo único que les importa es el poder por el poder mismo. El pueblo es una excusa para haber accedido al poder y mantenerse en él, aunque está a la vista que poco les importa lo que les suceda a los venezolanos.

Otra razón es la ideologización de nuestras Fuerzas Armadas. Chávez entendió en 2002 que para blindarse en el poder necesitaba una guardia pretoriana y se las entregó a los cubanos. Me imagino que aún habrá militares “institucionales”, como los llaman, pero la gran mayoría están corrompidos hasta los tequeteques, cubanizados o ambas a la vez.

Esto impide que suceda algo como lo que acaba de pasar en Bolivia, donde obviamente los cubanos no alcanzaron a permear la institución castrense.

La única esperanza que yo tengo en los militares venezolanos es que como actúan por conveniencia, dejarán de apoyar a Maduro cuando ya no les convenga hacerlo, por las sanciones u otra razón. Los militares verdaderamente valientes están muertos, o presos.

Pero quienes más han apuntalado al régimen han sido los opositoroides. Han bailado al son que el régimen les ha puesto en cada ocasión. Le han hecho al coro a los rumores que implanta el G2 y han ido destruyendo a quienes podían habernos guiado. Uno a uno.

Todavía se leen en las redes sociales las muy injustas acusaciones contra Henrique Capriles en las elecciones contra Maduro, quien COMO NO TUVO TESTIGOS EN TODAS LAS MESAS como su comando de campaña le había asegurado (los grandes culpables de aquel desastre) no tuvo las pruebas –como sí tuvieron los bolivianos- para cantar victoria y demostrar el fraude. Haber mandado a salir a la gente a la calle hubiera sido una masacre sin sentido.

Pero los opositoroides le reclaman su falta de gónadas, sin darse cuenta (espero) de que algunas veces requiere más valor rechazar una pelea, que darla. Sobre todo si ésta no tiene sentido. Repito: Capriles NO tenía cómo demostrar el fraude.

Esos mismos opositoroides son los que ahora le hacen la guerra a Guaidó. Si habla es porque habla, si se calla, porque se quedó callado. Cuando llegó a Margarita sorteando todos los obstáculos, en vez de aplaudirlo, le criticaron que se hubiera lanzado al mar, como si estuviera veraneando en la Costa Azul. Lo acusan también de no haber “ordenado la invasión”, así como si él fuera el comandante en jefe de los supuestos ejércitos invasores de otros países. Le critican que no haya nombrado un “gabinete a la sombra”, aun sabiendo que los designados tendrían que salir del país al nomás ser nombrados, pues de lo contrario les sale cárcel ¿Y de qué sirve un gabinete en la cárcel?

Le recriminan que llame a la gente a la calle, que si la bailoterapia, que si lo que vamos es a ir a socializar en la Plaza Sadel, cuando lo único que ellos hacen es criticar desde sus computadoras, porque les han implantado en sus cerebros que ya viene la invasión… y ésa… jamás vendrá.

Los opositoroides ordenan a todos a salir a la calle y a quedarse en ella hasta que Maduro se vaya, pero ellos no salen porque no les gusta Guaidó. Ni hablar de los que viven fuera de Venezuela. Ésos mandan más que un dinamo. Pero ninguno se viene a hacer lo que ordenan a los demás que hagan.

No se dan cuenta de que necesitamos que todos estemos unidos, más que nunca, porque si no nos unimos el régimen seguirá tomando aire. Y el “boca a boca” no se lo están dando los cubanos, ni los chulos de la ONU: se lo están dando ustedes, compatriotas opositoroides.

Una vez que salgamos de esto, podrán ventilar sus diferencias, sus rabias y hasta sus odios. Pero antes, hay que hacer como Maduro y Diosdado, agarraditos de la mano, aunque se detesten.

No sigan regalándole tiempo y vida a un régimen agónico. ¡Qué desesperación!

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