Familiares cercanos a Daniel Ceballos, ex alcalde de San Cristóbal y uno de los presos políticos de Nicolás Maduro, contaron que el político, sin experiencia alguna en el oficio, se hizo con materiales para empezar a pintar lo que tenía alrededor en su celda. La misma imagen se repetía. Contaron que solo había una persona a quien retratar: a sí mismo.
Conseguir el espejo fue solo el principio de un camino de contrabando para acceder a lo que le permitía pintar; pero como con todo, lo logró con ayuda de manos altruistas que le hicieron llegar lápices, cartulinas, colores e incluso un libro, único material que usó como curso de dibujo: “Dibujando con el lado derecho del cerebro” de la profesora de arte norteamericana, Betty Edwards.
Hubo alguien en particular que se encargó de que no le faltara ninguna herramienta. Quizá por sus vivencias como hermana del preso político más mediático de Venezuela (Leopoldo López) o por sus andanzas en la promoción cultural, Diana López concibió la idea de una publicación que reflejara la vida detrás de las celdas a través de la creación: Arte tras las Rejas: Cuadernos Urgentes.
A Diana siempre le ha fascinado la percepción del tiempo y para ella, ese fue uno de los mayores retos con Cuadernos Urgentes. Inicialmente, solo surtía a su hermano Leopoldo y a Ceballos con materiales para que comenzaran a dibujar; pero con el tiempo, la voz se corrió dentro de la cárcel y familiares de otros privados de libertad sacaban sus dibujos y se los hacían llegar. “Con esto nace la idea”, cuenta.
“Es una necesidad que se conozca otra perspectiva de presos. Pero este no va a ser el único Cuaderno Urgente porque queremos hacerlo como una colección. Empezamos con dibujos pero el otro puede ser de poesía y haremos los que sean necesarios”.
Diana López recuerda que encontró a otros presos que, como el exalcalde, paraban el tiempo al agarrar un lápiz y conseguían un respiro de libertad entre paredes tan cerradas.
El resultado de la catarsis fue que diez presos políticos; Sergio Contreras, Gabriel Valles, Laided Salazar, Alexander Tirado, Lisbeth Áñez, Betty Grossi, Daniel Ceballos, Leopoldo López, Gilberto Sojo y José Gregorio Delgado, fueran reunidos en un texto que cuenta cómo la creatividad logró escapar de las rejas y denunciar las injusticias cometidas a lo largo de sus procesos judiciales.
“Estos presos de conciencia no tenían habilidades artísticas, pero buscaron en el arte una manera de abstraerse de las rejas para plasmar paisajes o rostros familiares, hurgaron en sus memorias una forma de acompañamiento a las interminables horas de encierro”, explica López a El Estímulo. Y para los conocidos a Ceballos esas palabras resuenan. El político compartió celda luego de su período de aislamiento y al encontrarse con otras caras no dudó en hacer uso de sus materiales y dibujarlos.
Ceballos pasó por tres centros de detención empezando por el recinto militar Ramo Verde; seguida por la cárcel 26 de julio en la que compartió con presos comunes; pasó por un período de casa por cárcel para terminar en la sede de la policía política Sebin, donde su rostro volvió a ser mediático al encabezar -junto a otros encarcelados políticos- una particular revuelta que terminó logrando su libertad y la de otros compañeros, tras el «perdón» de un Maduro reelecto en unas cuestionadas presidenciales celebradas en mayo.
Desde su última parada, Ceballos tenía el presentimiento de salir pronto y se encomendó a un proyecto personal: retratar a sus compañeros de prisión. Con él, llegó a completar 17 rostros. Así lo recuerdan las fuentes que se hacen eco de las vivencias de Daniel en la cárcel, tras una orden judicial que le impide hablar con periodistas .
La decisión de dibujar y pintar permitió a cada uno de estos presos pasearse por “un estado de consciencia distinto y tener algo de libertad” y al menos durante esos momentos, escapaban. Con sus dibujos listos, sacarlos era lo siguiente. Para eso, tomaron provecho de las relaciones que establecían con quienes debían vigilarlos y no ostentaban altos cargos dentro del rango militar. Eso sí, si algún general se enteraba de que los presos pintaban, hacía requisas para quitarles todos los materiales y debían empezar desde cero.
En el motín del 13 de mayo de El Helicoide, unas de las temidas sedes del Sebin en Caracas, unos cuadros que estaban dentro de la celda de Ceballos se perdieron pero después, los mismos detectives y custodios del caso las encontraron y sacaron del recinto. El resto de materiales que encontraron, los recolectaron y devolvieron al político.
“¿A quién estás pintando?”; “¿hoy le toca a quién?”, “muéstrame lo que pintaste hoy”, eran los comentarios que se escuchaban de los policías que cuidaban la celda del dirigente político. Incluso, muchos de ellos le daban fotos de sus hijos y familiares para que los pintara; pero Ceballos tenía su objetivo y no iba a mirar a los lados: él tenía que pintar a los presos, cuentan sus allegados.
El libro que agrupa los dibujos está traducido al inglés por el poeta Adalber Salas Hernández. Las imágenes están acompañadas por crónicas del periodista Carlos Javier Arencibia, que cuenta el proceso de los presos políticos para plasmar sus primeros trazos en la cárcel. Cuadernos Urgentes: Arte tras las Rejas estará a la venta en las librerías de Caracas a partir de la semana que viene y el Ebook se podrá conseguir en la página web oficial de Acción por la Libertad.
