Venezuela

Los que se niegan a volver a casa en Guasdualito

La “nacional” es una carretera que atraviesa Guasdualito. Para allá corrieron muchos cuando comenzó a entrar el agua a las casas, y se instalaron con lo que podían. Los hogares improvisados resguardan a aquellos que, por miedo al robo, prefirieron no ir a los refugios instalados por el Estado.

Publicidad
ENVIADA ESPECIAL

Familia Contreras-Rosales: 8 adultos. 2 niños.

ContrerasRosales2

Cuando comenzaron a ver el agua entrar en casa, lo primero que pensaron fue en la mujer que acababa de dar a luz, hace 13 días. “Lo más importante era ella”, dice Dora Contreras, la abuela del recién nacido. “Yo estaba acostada y cuando me fui a parar estaba todo lleno de agua, solo pensaba. ‘¿y ahora dónde me meto?’”, recuerda Damelys Rosales, la nueva madre. Buscaron palos de metal, madera y láminas de zinc e improvisaron un techo al borde de la carretera.

“Uno de descuida y le quitan todo”, dicen para justificar el no haberse trasladado a un albergue. Su casa ya está seca, pero no regresan porque “está hediondo”. “No tenemos para limpiar el piso, y eso está piche, piche. Es pura cloaca”, comenta Contreras. No ha recibido atención médica.

ContrerasRosales3

ContrerasRosales1

Familia Tovar. 2 adultos. 4 niños.

Tovar

“Hace 13 años pasó igual, y tuve que cargar mi colchón a la 1 de la madrugada para escaparme del agua. Ya yo sabía cómo era esto, así que cuando escuché que venía eso desde el centro, le dije a todo el mundo: ‘Vámonos pa’ la carretera’”. Así comienza a recordar Delourdes la primera noche de las inundaciones.

No fue a refugio por la inseguridad y “porque hay otros que lo necesitan más”. Al igual que los Contreras, no regresa a casa por el olor. “Ya yo eché creolina y cloro pero nos quedamos por los niños. Es que ese olor… Es alcantarilla. Es fétido”, dice.
Aunque no ha recibido atención médica, dice que al normalizarse el pueblo lo primero que hará es hacerse un chequeo pulmonar. Delourdes presenta problemas respiratorios que atribuye a las aguas contaminadas.
Familia Barrera. 7 adultos. 1 niño.

Barrera1

“Yo lo que hice fue sentarme y pedirle a Dios”, dice Carlelis, tumbada en la cama que ahora está afuera de su casa. Sufre de asma y fue atendida por una jornada médica que pasó por su casa. “Estaba que no podía hablar porque tomé de un agua amarilla que trajeron de la cisterna. Me dieron amoxicilina”, comenta.

Barrera2
Los Barrera también se negaron a refugiarse fuera de su patio porque “están robando mucho”. Tienen un autobús donde guindaron toda su ropa. Y la cocina, como el resto de las personas que optaron por quedarse al aire libre, la usan al borde de la carretera. Los Barrera entrarán a casa cuando consigan desinfectante para limpiarla.

Familia Mora. 7 adultos. 2 niños.

Mora2 Mora1

“Me estaba arreglando para ir a trabajar. Empezó a llegar el agua por detrás. Me fui para casa de mi suegra pero ahí también llegó el agua”, dice Sandra. Por eso, decidió refugiarse al aire libre en la Plaza El Caballo, donde hay otras 4 familias instaladas.

Romero3Romero2

Según Mora, todos los niños presentan fiebre, dolor de cabeza y de huesos. No han recibido atención médica en el sitio y tampoco se han trasladado a algún centro en busca de ella. Mientras van bajando los niveles de agua en su casa, estas familias usan el suelo del lugar para hacer sus necesidades, y los muros para cocinar.

Ver también: Galería fotográfica de las inundaciones en Guasdualito

Publicidad
Publicidad