Venezuela

Los runners del Parque del Este y la paranoia del INTT

La mayoría de los corredores del Parque del Este consultados sospecha que los operativos de experticia legal de vehículos en el estacionamiento Norte no contribuyen a disminuir la inseguridad. “Aquí roban, y roban que jode”, dice uno de ellos. Aprovechan para elevar un quejido unánime por los zapatos a 100.000 bolívares

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El corredor promedio del Parque del Este está en una carrera contra el tiempo, no solo el que enjuicia su rendimiento en su reloj Polar. Llega a las 5:30 de la madrugada, cumple el sagrado ritual del estiramiento, martilla la ruta, vuelve a cumplir el sagrado ritual del estiramiento y sin pausa se dirige a su automóvil, que con frecuencia también le sirve de camerino. A veces se topa con la constatación de que un delincuente ha sido más rápido que él y le extrajo todas sus pertenencias.

Fue lo que le ocurrió a Annabelle Peña el pasado mes de marzo. ¿Quién la manda a andar por ahí corriendo, alejándose de su carro? En el estacionamiento norte, cerca de la estación Miranda del Metro, le abrieron la camioneta y le extrajeron bolso con artículos deportivos, cartera con documentos y hasta llaves de su casa. Un caso emblemático. “Que te agredan personalmente, no. No hemos sentido eso, ni que se te acerquen a tratar de asaltarte. Pero los carros sí los vacían. Te quitan todo. Y eso es a diario. No hay mejoría”, dice hoy la atractiva rubia, destacada runner e instructora de TRX. Veredicto en el que coincidieron la mayoría de los corredores encuestados.

La paranoia del INTT

Desde hace más de un año, el citado estacionamiento norte del Parque del Este es utilizado como centro de revisión del INTT (Instituto Nacional de Transporte Terrestre). Funcionarios uniformados practican desde muy temprano el trámite de experticia legal, requisito exigido para los que venderán su moto o automóvil. Paradójicamente, esta presencia oficial ha disparado, más que disipado, la paranoia de muchos runners.

“Perjudica demasiado al Parque y a la gente que viene a hacer deporte. Porque caes en la confusión, con ese gentío en la revisión de vehículos. Antes veías puro carro, ahora ves mucha gente metida en el estacionamiento y eso confunde. Gente extraña. Hay los que vienen a hacer su cosa legal, pero también los tramperos que hacen cosas que no son legales. Influye en la inseguridad”, dialogan Johnny y Luis Felipe, dos de los corredores más veteranos, acerca de los operativos del INTT.

Otros tres deportistas, encuestados en puntos y momentos diferentes luego de sus estiramientos, usan las mismas palabras clave: controles universales.

Jacob: “Con las revisiones de los carros, se mete gente extraña en el Parque y cada vez está más peligroso. Gracias a Dios no he sufrido de ningún evento, pero he escuchado de rateros que usan controles (remotos) universales”.

Jorge: “Aquí roban, y roban que jode. Como están con las inspecciones, hay muchos carros que tienen controles generales. A varios conocidos míos los robaron. Gente que viene a hacer la inspección, o que se infiltra para empezar a ver qué carros abren y, ¡pum!, sacan las cosas. Es más frecuente robo de carros que a personas. A esta hora no ha habido atracos, no he escuchado. Sí a mediodía y en la tarde. Aquí en la tarde, chamo, hasta procrean gente”.

Calixto: “Tengo entendido que en la parte del estacionamiento siguen abriendo carros en la mañana, no sé si es con controles universales. A mí no, porque vengo a pie, pero sí a varios conocidos. Hay más gente extraña en el parque por la revisión de vehículos y por otras razones”.

Solo una usuaria, Carmen de Souza, dice que los operativos del INTT la tranquilizan un poco: “Hay mayor movilidad y mayor cantidad de gente que está pendiente. Pero ha sido bien heavy lo de los carros. En una oportunidad llegué al carro y la maleta estaba vacía totalmente. Claro, no tenía mayor cosa, solo el morral de la ropa de trabajo. Y yo por precaución no vengo ya con reloj deportivo”.

Beatriz, una doctora internista que también corre, aclara: “No, bueno, no te asaltan corriendo, pero sí roban los carros. A mi compañero de entrenamiento le robaron el carro. No hay vigilancia en el estacionamiento”.

Vigilancia espasmódica

Una queja recurrente de los runners es que la custodia dentro del Parque actúa de manera cíclica. “Como todo en el país. Hay un robo que sale en la prensa, entonces se produce un operativo y ves a millones de Guardias Nacionales. Pero la vigilancia no es continua”, reclama Nelson Jiménez. “La inseguridad sigue igual. ¿Mejor? Ahí, entre comillas. Tienen que suceder las cosas para que ellos (los vigilantes) se activen. Cuando baja la marea y deja de haber robos, desaparecen. Hace tres semanas robaron una camioneta, le sacaron todas las pertenencias a la persona, entonces ellos se activan y empiezan a dar vueltas. Después no los ves”, agrega Johnny.

“En días pasados vi a la Guardia Nacional, de hecho, y ya no los he visto más por acá”, corrobora Nelson Pinto, un trotador con la arquetípica camiseta empapada de colores chillones (ya no) obsequiada en alguna carrera 10K y que sufre de sordera parcial.

Dos se van, tres llegan

Como el hotel de las historietas de Condorito, casi todos los runners encuestados a golpe de las 6:30 am (cuando el corazón ya les ha latido a muchas más repeticiones que a la mayoría de las personas en todo un día) perciben que ni la inseguridad ni la diáspora venezolana ha erosionado el número total de apisonadores en el Parque del Este.

Annabelle Peña: «No noto disminución. Por inmigración puede ser, gente que se ha ido a vivir afuera. Pero por la inseguridad no, porque… No tenemos otro sitio donde correr. En la calle es peor, nos roban peor, ya es cuestión de vida. Aquí por lo menos tu integridad personal está a salvo, todavía no nos han atacado, por lo menos antes de las 7:00 de la mañana. Después de las 8:00 la cosa sí se pone más peligrosa. Los que venimos a las 5:30 am somos los mismos”.

Calixto: “Yo creo que (el número total de runners en el Parque) sigue siendo igual. Hay pocos en este momento porque hay maratones afuera del país, y siente uno las ausencias un poquito. Tempranito, a la hora de siempre, los corredores siguen viniendo igual”.

Carolina: “Una de las razones por las que he dejado de correr con la frecuencia de antes desde el maratón CAF es porque se fueron del país los de mi grupo (de entrenamiento). Siempre he corrido sola pero ahora no me atrevo. No me gusta andar por ahí con miedo”.

Poniéndole nota al Parque

Con puntos del 1 al 5, mayoritariamente los runners siguen evaluando al cincuentón Parque del Este como un milagro urbano:

Carolina: “Me parece un lugar excelente para entrenar, yo le daría 4 puntos porque, a pesar de que me gusta mucho, siento que se ha vuelto también inseguro”.

Jacob: “5 puntos. Sigue siendo un espacio amplio, confortable, con baños, rutas controladas y un mínimo de seguridad”.

Nelson: “Es un excelente sitio para entrenar, pero por la inseguridad le pondría un 2. Deberíamos cuidarlo más. Dentro de la ciudad no vamos a conseguir algo así más nunca”.

Carmen: “4 puntos. Como sitio para entrenar, espectacular. Estás en contacto con la naturaleza, sobre todo a esta hora en la mañana, de 6:00 a 7:00”.

Roberto: “5 puntos, no hay lugar como el Parque aquí en Caracas para entrenar. Es algo espectacular, con la vegetación, la amplitud que tiene, la ubicación y la cantidad de deportistas, que contribuye para darle ambiente”.

Las sugerencias

Yesiré, que llegó de Maturín para correr en el Caracas Rock: “Debería haber una ruta para los que quieren correr y otra para los que quieren caminar. A veces chocamos los que corremos con los que caminan”.

Calixto, que compite en la categoría Máster B y entrena seis veces a la semana en el Parque: “Más presencia adentro interna de la guardia, pero a pie. Eliminar la circulación de motos, incluyendo a los guardias del parque, a veces pasan con alta velocidad y no se percatan de los corredores que andan entrenando duro”.

Jesús: “Un tipo que cuidara las bicicletas. Hay gente que pudiera venir en bicicleta y eso ayudaría al ecosistema”.

Jacob: “¿Una sugerencia para las autoridades del Parque? No, eso es perder el tiempo”.

Lloran por un dólar

Aunque no es un tema relacionado directamente con el Parque del Este, sino con las suelas de goma que lo pisan, los corredores elevan un quejido unánime contra la política cambiaria y la devaluación del bolívar.

“En promedio, idealmente, deberíamos reponer un zapato deportivo cada tres meses o cada 700 kilómetros. Antes los comprábamos a 10.000, 11.000, ahora me están hablando, por Dios, de zapatos de 70.000, 80.000 bolívares. Es un problema grave para nosotros”, denuncia Calixto.

“Gracias a Dios, mi papá vive afuera y me puede adquirir los zapatos y todas las cosas que necesito. Aquí en Venezuela los más baratos, y ni siquiera los que son buenos para correr, no bajan de 30.000. La ropa ni se diga”, indica Yesiré, la chica que llegó de Maturín. En teoría, el calzado debería seleccionarse según el tipo de pisada: la que desgasta la suela por el borde interno (el corredor supinador), por el borde interno (el pronador) y la neutral.

“Antes uno trabajaba una semana para comprar un par de zapatos. Ahora tienes que trabajar tres o cuatro meses. Hay más lesiones, la gente cambia menos zapatos que antes. Al mismo tiempo tenías tres pares de zapatos. Ahora andas con un par y le sacas hasta la última gota. Los adquiero aquí, no tengo quien me los traiga de afuera. Los últimos los compré en 60.000, pero ya están casi en 100.000”, revela Annabelle.

“No hay forma ni manera. El mismo calzado que te costó 8.000 bolívares te vale 100 dólares y 100 dólares ahora son 80 y pico mil de bolívares. Nosotros estamos sobreviviendo con los zapatos del año pasado, antes de que la crisis se pusiera peor. Ahora no sé que vamos a hacer, estamos desgastando los últimos que tenemos. Es mentira que van a reactivar el cupo en Internet. Y este era uno de los deportes más económicos que había, no me quiero imaginar los que hacen tenis, natación o fútbol. Nos ayudaría si salieran las alpargatas Adidas o las chinelas Converse”, ironizan los siameses de ejercicios de estiramiento, Johnny y Luis Felipe.

“Mire, a los míos les queda poquito, cuando terminen estos no sé que voy a hacer. Unos zapatos a 100.000 bolívares, ¿cómo los compro? Es imposible. Habrá que correr descalzos”, se angustia Nelson Pinto, el runner con dificultades auditivas.

“Estoy corriendo con zapatos vencidos, pero es lo que hay. ¿Cuándo me los podré comprar, a 80.000 bolívares? Tengo dos pares, los que uso en las carreras y los que uso para entrenar. Si me pongo los dos para entrenar, se me acaban los dos”, dosifica sus pisadas Carmen de Souza.

Con cierto lirismo, Carolina remata la meta imaginaria de cada mañana: “No he vuelto a comprar ningún artículo deportivo desde hace un año. Usaba el cupo de Internet en Amazon porque los precios en las tiendas son imposibles. Y no he viajado tampoco. Ya mis zapatos deportivos van a salir corriendo en muy poco tiempo”.

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