Venezuela

Los taxis de Maduro: campaña y castigo electoral

Durante la campaña electoral de 2015, el presidente Nicolás Maduro decidió donar taxis de la Misión Transporte. Más que una verdadera política pública, la supuesta estrategia se convirtió en ejemplo de desorganización y corrupción, con criterios oscuros para la entrega, amenazas de decomiso y promesas incumplidas

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El arrebato de benevolencia ocurrió justo en el momento oportuno. El 17 de noviembre de 2015, dos semanas y media antes de las elecciones parlamentarias, el presidente Nicolás Maduro se ganó los aplausos de quienes escuchaban su discurso: “Corto por lo sano, caballero. Los taxis serán totalmente donados por el Presidente a los taxistas. Y punto, se acabó. Que no haya intermediarios ni gestores ni gente que le llene una planillita”. Se refería a los 10.000 vehículos que debían recibir los taxistas el año pasado, como parte de la Misión Transporte. El compromiso era que los pagaran a través de créditos de la banca pública, pero con el anuncio del mandatario ya no habría necesidad de eso. Carros gratis, quizás algún voto seguro a cambio.

En ese momento, la idea de Maduro era, en teoría, hacer justicia. Como él mismo señaló, había mafias que pedían 120.000 bolívares por uno de estos vehículos chinos, marca Chery, modelo Orinoco. Había que poner orden. Pero el anuncio de la donación, más que solucionar el asunto, trajo otras consecuencias. Por eso, el 29 de diciembre, con una gran derrota electoral para el partido Socialista  Unido de Venezuela (Psuv) de por medio, dijo: “yo voy a recoger todos los taxis, y se me presentan todos los taxis del país, para ver qué está haciendo cada quien. Y los taxistas, a organizar sus líneas y rendirle cuentas al pueblo”Aseguró que tenía denuncias de irregularidades: muchos estaban utilizando los carros para beneficio personal, en lugar de prestar el servicio de transporte. Así que era indispensable hacer una revisión y quitarle el donativo a quien se hubiese aprovechado.

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Las inspecciones comenzaron poco después. Un taxista del estado Zulia —que prefiere mantener su nombre en reserva— no se preocupó ante el anuncio presidencial. Él fue uno de los primeros 41 transportistas que recibió el carro en esa región del país durante el mes de octubre. Llenó planillas, siguió unos cursos de formación, fue al banco. Como a muchos le negaron el crédito, el Fondo para el Desarrollo Económico y Social del Estado Zulia decidió intervenir y ofreció más de 15 millones de bolívares para financiar esos 41 taxis. A él lo ayudaron con 30% del monto total —que llegaba aproximadamente a 1 millón de bolívares— y él aportó el otro 70%. “De ese primer lote de entrega, todos estamos pagando”, dice. Y agrega que sigue con la profesión que practica desde hace seis años, ahora con un ejemplar nuevo. Por eso, cuando acudió a la evaluación, estaba tranquilo.

A diferencia de él, otros dos beneficiarios sí se quedaron sin sus Orinoco. Eso ocurrió porque les quitaron las identificaciones de taxi y los transformaron completamente. Jairo Ramírez, coordinador de la Misión Transporte en Zulia, señaló —de acuerdo con una reseña del diario Panorama— que esos dos carros serían asignados a otras personas. Hasta el 15 de enero, no se habían encontrado otras irregularidades en los 135 taxis evaluados en esa zona del país. Algo parecido ocurrió en Anzoátegui, donde se decomisaron cuatro que no tenían las rotulaciones ni el sistema de seguridad. Y en Carabobo se conoció un caso de retención del vehículo por no llevar las calcomanías de identificación. Hasta el momento, no hay cifras oficiales sobre el total de personas que se han quedado sin sus taxis en todo el país.

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