Opinión

Los tres derrotados con Barinas

Todavía es muy temprano para saber si el resultado electoral en el feudo de los Chávez tendrá realmente alguna repercusión nacional, pero Barinas deja lecciones y evidencias a las que hay que prestar atención

Publicidad
Barinas

El triunfo opositor en Barinas debe observarse con optimismo, ciertamente optimismo, pero moderado. No pueden extraerse pronósticos nacionales a partir de lo ocurrido allí con la repetición de las elecciones para gobernador este 9 de enero, pero el contundente resultado deja algunas cosas en claro.

A simple vista pareciera que el gran derrotado es el chavismo. Lo es, pero no es el único. La elección de Sergio Garrido como gobernador también derrota la estrategia de la abstención que enarbolaron varios liderazgos en Venezuela, incluyendo a figuras principales de Voluntad Popular. No puede obviarse que el candidato original, Freddy Superlano, se presentó el 21 de noviembre sin tener un respaldo explicito de su partido, que es el mismo de Juan Guaidó y Leopoldo López, cuyo discurso estuvo extraviado para llamar a votar masivamente en las regionales de 2021.

En Barinas el chavismo vivió una derrota en varios sentidos. Por un lado, lo más obvio, la familia Chávez dejará de gobernar en este estado llanero tras hacerlo durante 22 años. El padre y dos hermanos de Hugo Chávez tuvieron a este territorio como feudo familiar. Que el chavismo haya sido derrotado allí es bastante sintomático.

En Barinas también se derrotó a la maquinaria chavista. Pese al reparto de electrodomésticos, pese a que Garrido fue censurado en la radio y medios locales por órdenes de Conatel, pese a que se envió gasolina y gas doméstico de otros estados, pese a que se llevaron centenares de autobuses para movilizar a los votantes, pese a todo ello, el voto popular fue contundente en rechazar la continuidad del chavismo al frente de la gobernación.

Hasta hace escasas semanas Garrido era una figura de segunda línea en la política local. Emerge tras las inhabilitaciones de Superlano, luego la de su esposa y la del jefe de campaña. Siendo una figura más vinculada a Acción Democrática y estando Superlano en Voluntad Popular, este resultado deja en evidencia dos cosas, entre otras tantas. Se iba a votar por quien pusiera la oposición, más allá del nombre del candidato, y en medio de diversas triquiñuelas y decisiones institucionales del chavismo, se logró mantener una postura unitaria en la oposición.

El chavismo no regaló la gobernación de Barinas. Todo lo contrario. Se jugó a Rosalinda, como se dice popularmente, empezando por forzar una inaudita repetición de elecciones. Este es un caso en el cual las cosas no le salieron bien al chavismo, no es lo usual, pero así ha sido.

Junto al chavismo, otra derrota simbólica se le infringió a la tesis de la abstención. Que originalmente la decisión de Superlano de presentarse no tuviese un respaldo unánime y explicito de Voluntad Popular, que los voceros principales de este partido sostuvieran declaraciones destempladas en torno a votar o no el 21N, y que solamente cuando era evidente que habría un triunfo barinés fue que se sumaron a respaldar, deja al desnudo las serias contradicciones que rodean al liderazgo opositor.

Que una mayoría de ciudadanos y ciudadanas en Barinas hayan ido a votar, que hayan decidido votar nuevamente, que hayan votado a favor del candidato opositor en medio de una presencia reforzada de militares y aparato gubernamental, todo esto es un llamado inequívoco de la ciudadanía a favor de la ruta electoral.

Superlano, que fue una figura que quedó en entredicho tras el escandalo de Cúcuta, recibió respaldo popular básicamente por tres razones. Se mantuvo firme en favor de la ruta electoral, transmitió un mensaje de lucha democrática, amalgamó la unidad y fue categórico en la defensa de la victoria. Todo esto terminó siendo un nítido mensaje que llegó al pueblo de Barinas pese a la censura impuesta por el chavismo.

Así como fueron derrotados el chavismo y la tesis de la abstención, a mi modo de ver el tercer gran derrotado ha sido la falsa oposición, que en el caso de Barinas fue la candidatura casi que caricaturesca de Claudio Fermín.

El pírrico porcentaje de votos, pese a la alta exposición mediática y la inversión importante en publicidad que tuvo Fermín, demuestra que la población no se dejó engañar con una oposición que no es tal.

Es temprano para saber qué provocará Barinas en el mapa político nacional en este naciente 2022. Lo que sí es evidente es que lo ocurrido allí no podrá ser obviado por ninguno de los actores políticos del país.

Publicidad
Publicidad